Volvió el Real Madrid de la épica y las remontadas en partidos del KO. Sin reacción del Villarreal desde el 2-1, poco después del inicio del segundo periodo, pese a que, hasta entonces, jugó a placer. Pudo verticalizar y brillar con balón en campo propio, con un Real Madrid desordenado en la presión y poco lúcido con balón. Pero ‘Carletto’ dio en el centro de la diana con sus cambios y el choque cambió radicalmente: Ceballos tiró del carro como el que más, hasta terminar por marcar el 2-3 final, a pase de Asensio, el otro revulsivo blanco, en una noche gris, que parecía negra.
📈 Setién, de cero a cien
La pizarra del cántabro, como hace doce días, volvió a pasar por encima del Real Madrid durante una hora de partido. Bueno, realmente fueron sus jugadores quienes lo hicieron, aunque con unos patrones que claramente llevan el sello de Setién. El nuevo, el vertical, de acuerdo a dos premisas fundamentales: atraer al rival para después rajarle a base de salidas de balón fluidas en corto, triangulaciones a mansalva y filtradas por dentro; y una presión alta que, si bien no fue tan fructífera como la del duelo liguero, también obtuvo premio.
El Villarreal cortó una racha de siete partidos invicto. Y, el pasado fin de semana, ante el Celta (1-1), una de seis victorias consecutivas.
La de Ancelotti, sin embargo, fue de más sombras que luces. Reapareció en escena ese Real Madrid tétrico a la hora de adelantar líneas, sin emparejamientos definidos, que provocaron que sus futbolistas, en mitad de un efecto dominó que terminó en sangría, quedasen a contrapié y tuvieran que correr permanentemente hacia Courtois. En ese escenario se pueden rescatar las actuaciones de Militão y Nacho, hoy lateral derecho, como elementos correctores. Thibaut también sacó una clara, la de rigor cada tres o cuatro días, esta vez a un Alberto Moreno que pudo haber matado el partido justo antes del descanso. El mayor pero que se le puede achacar al ‘Submarino Amarillo’ fue no cerrar el duelo cuando pudo.
🤤 Gerard y Parejo, en su salsa
El dominio abrumador trajo consigo a un Dani Parejo muy atinado en la distribución, asentado como mediocentro más posicional del 1-4-3-3, mientras Capoue y Baena, muy dinámicos, pintaron su mapa de calor a lo largo del campo. El de Coslada fue el rey de la salida de balón, a pocos toques, dominador de atracciones y habilitando a sus compañeros. Incluso, a los alejados, con algún que otro pase largo preciso.
El Villarreal ganó prácticamente en todas las estadísticas del primer tiempo: posesión (56%), pases completados (280), llegadas, tiros a puerta (3/9), centros fructíferos…
Chukwueze pudo correr en ventaja y lució. Yéremi volvió a ser un dolor de cabeza, difícil de detectar con sus desmarques. Y, sobre todo, el más alejado y el que a su vez más cerca estuvo de los suyos, fue Gerard Moreno, en su versión cualitativa. A Gerard, móvil y señuelo como acostumbra, le bastó con tocar 45 balones para desatar el caos y regalar dos asistencias de museo: una pivotando de espaldas; la otra, con una doble pared en la frontal, restringida para menores de edad. Trajo, especialmente, por la calle de la amargura a un irreconocible Antonio Rüdiger.
💥 Ceballazo de urgencia
Al Real Madrid solo le quedaba encomendarse al corazón, a falta de cabeza. Con Benzema desacertado, Valverde desapercibido y Vinicius anulado, nuevamente, por Foyth (hasta su lesión al inicio del segundo acto). O con Kroos y Camavinga incapaces de poner cordura en la sala de máquinas. Pero Ancelotti se acordó de la fórmula ganadora de la pasada Champions y acudió al caos, sin nada que proteger ya. Y el Villarreal se achantó. Kroos y Rodrygo dejaron su lugar a Ceballos y Asensio, que dieron un giro de 180 grados al encuentro. Especialmente, el sevillano. Influyó también la ausencia de Foyth y Albiol, sustituidos por lesión en un lapso de apenas diez minutos tras la reanudación.
Dani Ceballos se vistió de héroe, recuperó con la colaboración de Camavinga, versión revulsivo, el balón que propició el 2-1 de Vinicius tras una fulgurante combinación a cuatro bandas en el minuto 56, y marcó el 2-3 definitivo en el 86, a pase de Marco. Entre medias, el ex de Betis o Arsenal se hartó de mejorar y acelerar posesiones, además de contagiar altas dosis de pundonor con sus robos y carreras sin pelota. Tal vez, un punto de inflexión en su carrera. El tiempo dirá si, también, en la temporada de un Real Madrid muy tocado que se aferra a la Copa del Rey como gato panza arriba. Los cuartos esperan. No hubo campanada.
Sorteo de cuartos Copa del Rey: mañana, a las 13:00 (hora peninsular).