Hasta Leo Messi baila en los últimos vídeos que se reportan desde Argentina. Lo nunca visto. Ni siquiera, imaginado. Esa es la realidad que vive la ‘Albiceleste’, con los jugadores en una nube desde que conquistó su tercer Mundial. Sin embargo, Lautaro Martínez sigue coleccionando traumas con la elástica de su país.
La última acción inverosímil que le retrata, un fallo en el área rival que algunos comparan con las de Higuaín en el Mundial de 2014. Evidentemente, de menor trascendencia, ya que esta llegó en un amistoso ante Curazao, pero también preocupante porque son ya varios meses en los que el jugador del Inter, a diferencia de lo que sucede en su día a día de clubes, no se encuentra con la casaca argentina.
🥸 De socio de Leo, a carne de memes
En el clasificatorio al Mundial todo iba bastante rodado. Si nos hubieran puesto un examen tipo test que incluyese la afirmación de «Julián Álvarez será el tercer máximo goleador en Catar», habríamos respondido con la opción D. La de «eso no se lo creen ni sus padres». No por falta de confianza en ‘La Araña’, sino porque ‘El Toro’ venía asentadísimo en la punta del ataque de Scaloni.
Julián Álvarez y la influencia de Marcelo Gallardo en Argentina
«Ahora todo cambió», como dice la canción de Luar La L. Lautaro ha pasado de ser —y no solo parecer— el protegido de su seleccionador, a un futbolista vinculado al ya famoso término de mufa que emplean al otro lado del charco. Gafado, para entendernos. En cada partido de Argentina hay runrún en torno a su figura, cuando dispone de una ocasión clara de gol. Justo lo que se debe evitar en un jugador tan peculiar como él. Lautaro demanda mimos en sus baches competitivos, que se le idolatre para mostrar su mejor versión.
Lionel Scaloni:
«Lautaro siempre fue fundamental. Lo quiero también como persona. Siempre fue mi delantero favorito».
📉 ¿Ha disminuido el techo de Lautaro?
Si esto le hubiese sucedido sin contraste, con 22 años en lugar de 25, podríamos pensar que sí. Pero, con sus antecedentes, lo más adecuado, seguramente, sea asumir que Lautaro es un futbolista tremendamente volátil. De picos de forma. Física y, sobre todo, anímica. La confianza en sí mismo y la determinación son la base de su fútbol.
Lejos queda la 2020/2021, la temporada que Antonio Conte montó un parque de atracciones a imagen y semejanza de la ‘Lula’, esa sociedad ultra complementaria conformada por el argentino y Lukaku, que enamoró al Calcio. Durante un año, fueron los Kvaratskhelia y Osimhen de turno. Probablemente, el pico mediático más alto en la carrera de ambos.
🫅 Rey del Giuseppe Meazza
Entendiendo el contexto, esto contrasta con el paso adelante que ha dado el delantero argentino en el Inter. El capitán sin brazalete hasta ahora, que pasará a portarlo con la marcha de Milan Škriniar en verano. Porque, más allá de lo que representa Lautaro Martínez en lo sentimental para los nerazzurri, la realidad es que esta puede ser, incluso, su mejor temporada desde que llegó a Italia, precedente de Racing de Avellaneda. En un Inter menos reconocible que otros cursos, que pedía a gritos un líder para tirar del carro. ¡Y ese ha sido Lautaro! Aunque se diga poco.
No fue solo cosa del partido disputado en el Camp Nou, donde torturó al Barça y dejó una exhibición catedralicia, haciendo de Lautaro y de Lukaku a la vez. Sus cifras también reflejan que está en un momento dulce en términos cotidianos. A falta de once jornadas de liga, unas semis de Coppa Italia y cuartos de Champions; Lautaro proyecta los mejores números goleadores de su carrera.
Llamativo que, en la selección argentina, donde todo fluye como el Río de la Plata, él entre en una vorágine de negatividad que le define bien. Con sus virtudes y defectos, Martínez es un poco bicho raro.