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⚽ Mundial Catar 2022

Un milagro de Messi devuelve la fe a Argentina

El fútbol es un deporte tremendamente impredecible. Y el Mundial, el no va más en esos términos. Lo que parecía un Grupo C propenso para que la Albiceleste se diera un baño de masas, finalmente, terminó por resultar más que un dolor de cabeza. Fue, directamente, un retroceso a los inicios de la era Scaloni, con una Argentina ansiosa, sin ideas y sin confianza en sí misma por parte de sus jugadores… Pero con Leo, que igualó los 21 partidos de Maradona en una fase final mundialista y a Cristiano Ronaldo con ocho dianas en sus respectivas seis ediciones disputadas.

El astro argentino, en un partido incomodísimo individual y colectivamente por el plan de México y el bloqueo argentino, se inventó un gol marca de la casa para que los suyos dependan de sí mismos; aprovechando la victoria de Polonia, su próximo rival, frente a su verdugo, Arabia Saudí. El Tri, en un ataque de mística mundialista, plantó cara y se fue con la sensación de haber estado cerca de replicar una de sus muchas hazañas contra rivales de entidad. Pero no obtuvo premio y queda ahora en la tesitura de tener que golear y esperar un favor de la propia Argentina para estar en octavos.

🤒 Primer tiempo nocivo para la salud

La puesta en escena del México – Argentina, uno de los partidos más esperados de la semana, decepcionó en cuanto a ocasiones y falta de continuidad. Un cúmulo de pérdidas, juego improductivo en largo y constantes parones por parte de ambos combinados. Especialmente, de los dirigidos por Gerardo Martino, que sorprendió sin Edson Álvarez y cambió su dibujo y plan a un 5-3-2 agresivo a la hora de defender en el centro del campo. La prueba del algodón para comprobar que funcionó, fue ver como el trío de centrales no tuvo que defender al límite prácticamente en ninguna acción, porque estas ya llegaban «sucias» a zona de 3/4.


Argentina volvió a quedar desnaturalizada y no disparó a puerta en el primer acto, con Di María y Lautaro desconectados del juego. El primero completó 20 pases 69 minutos y, el segundo, tres en 63´.


México tapó cada progresión rival por dentro, brilló su sistema de coberturas y realizó muchas faltas tácticas (19 en total, recibiendo solo una tarjeta antes del descanso) que impidieron fluir a un equipo que necesita ritmo de balón e inspiración individual. Sobre todo, logró desconectar así a los más talentosos, empezando por Messi, y siguiendo por Di María o De Paul. Lo que no pudo hacer México fue amenazar, se limitó a resistir. Ni siquiera al contraataque, pese a provocar 65 pérdidas de balón de una Argentina que apenas completó 245 pases antes del descanso. Alexis Vega fue el más difícil de maniatar, pero ni tuvo con quien combinar, ni intervino dentro del área en todo el partido.

👨🏻‍🏫 Scaloni agitó el árbol táctico

El estratega de Argentina volvió a su 4-4-2 asimétrico, con la novedad de Mac Allister en el lugar y rol de Lo Celso, además de la inclusión de Lisandro Martínez en detrimento del Cuty Romero, con Acuña y Montiel en los laterales y Guido Rodríguez de mediocentro. Este, acabó metido entre centrales para dar vuelo exterior a los mencionados laterales y que el resto pudiesen juntarse por dentro. Pero volvió a ser todo más intención que ejecución y Messi tuvo que retroceder demasiado ante la incapacidad de sus compañeros para salir en corto.

Visto lo visto, terminó por romper con todos los moldes prestablecidos y terminó buscando el gol con Enzo Fernández de mediocentro, Exequiel Palacios de interior y Julián Álvarez en punta. Argentina mejoró con ellos, básicamente, porque encontró el gol de Messi en una jugada aislada, con tiempo y espacio para chutar desde la frontal y porque a México ya no le alcanzó la gasolina. Ni la física, para seguir incomodando en campo contrario; ni la mental, para poner en jaque al equipo sudamericano tras el 1-0. De poco sirvió la entrada de Raúl Jiménez. Scaloni se blindó hasta replegar en 5-3-2 con el ingreso de Romero. En ese contexto, Otamendi volvió a erigirse como el jerarca pasional y ganador de duelos que siempre ha sido, pese a terminar mermado físicamente.

Quien terminó por no rematar entre palos en la segunda mitad fue México, completamente carente de desborde individual y mecanismos colectivos como ya se vio en su debut ante el cerrojo polaco. Enzo Fernández, el gran candidato a heredar próximamente el trono, sentenció con una genialidad inspirada en Salem Al-Dawsari, al grito de donde las dan las toman, mientras la realización enfocaba a un Pablo Aimar visiblemente ansioso. Argentina ganó y Messi declaró que «ahora comienza otro Mundial». Uno donde Argentina ha perdido casi todas sus certezas. Las anímicas, las colectivas y el poder intimidatorio que la hizo ganar por inercia desde la Copa América hasta el Mundial.

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