FIFA World Cup Qatar 2022: Quarter Final"England v France"
⚽ Mundial Catar 2022

Olivier Giroud es más que un señuelo para Deschamps

«Pero cómo va a haber hecho un gran Mundial un delantero que no ha disparado a puerta» fue la frase estrella que emplearon los detractores de Olivier Giroud para criticar negativamente su Mundial de 2018. Los más halagüeños hacia su figura, sin embargo, prefirieron decir que no necesitaba, ni siquiera, tocar la pelota dentro del área para marcar diferencias. Y Olivier, en busca del consenso, decidió que en este Mundial no solo iba a «jugar para quienes saben de fútbol», que diría su compatriota Karim Benzema, sino también para los amantes de las cifras. Hasta el punto de que, en medio de la Copa del Mundo, con Polonia como víctima, el delantero sin gol superó a Thierry Henry como el máximo artillero en la historia de la selección francesa.

👨🏻‍❤️‍👨🏾 El complemento perfecto para Kylian, Antoine y Ousmane

Otra frase recurrente en el mundo del fútbol es aquella que dice que «los buenos siempre se entienden». Eso suele ser así, pero no siempre se cumple. A la vista está que Griezmann y Messi no congeniaron demasiado bien, cuando son dos de las principales individualidades del Mundial. A Verstappen, por ejemplo, que si no es el mejor piloto, está cerca, tampoco le pidas que deje ganar a ‘Checo’ Pérez.

Con esto no vamos a decir que Benzema no sea altruista, cuando su propio nombre, en árabe, significa «El generoso». Tampoco sería pertinente apuntar que Griezmann no tenga la humildad como para sacrificarse defensivamente en cada acción o para abastecer a un compañero si él cree que es lo mejor. Pero Karim y Antoine son talentos que demandan libertad posicional para fluir. Y eso hay que compensarlo con compañeros como Giroud, a los que les da igual ganar la carrera que ser quinto si el Mundial de constructores termina en poder de su escudería. Aun así, tiene mejores registros de los que comúnmente se le asocian.

Olivier es el complemento perfecto para el tandem Mbappé–Griezmann–Dembélé… hasta que se demuestre lo contrario. Porque su sinergia con ellos es superior a la de un superclase como Benzema, que se tiró media vida engrandeciendo la figura de Cristiano Ronaldo. Por cosas como estas, el fútbol es tan bonito y tan inabarcable. Una sociedad que parecía pensada por y para Giroud, pero sin Giroud en 2018, que ahora ha resultado desembocar en una Francia donde su ‘9’ es casi tan importante como Antoine o Kylian, por mucho que esté mal visto reconocerlo.

Su juego de espaldas, los movimientos distractores hacia los centrales rivales para aclarar la frontal del área o su simple presencia dentro de la misma, sirven para que los trequartistas puedan hallar más y mejores espacios en los que brillar. Pero Deschamps también pensó por un momento en el quid pro quo, no fuese a derivar la cosa en que, al final, Giroud se terminase creyendo eso de que «no era un delantero para Francia». 


Tras marcar el 2-1 definitivo en cuartos contra Inglaterra, Olivier Giroud sumó su cuarto gol en cuatro partidos. Es el segundo máximo goleador del Mundial 2022, solo un gol por detrás de Leo Messi y de su compatriota Kylian Mbappé.


Por tanto, construyó un plantel muy similar al de 2018, en 1-4-2-3-1, con Rabiot matuidizado y con un Dembélé mbappiano, hasta terminar por ser un equipo más exterior que en Rusia. Y a base de explotar el desborde por fuera que tienen Ousmane y Kylian, muy enfocados en dar profundidad junto a Theo Hernández, así como las caídas a banda de un Griezmann que, por lo visto, nació para comprender el juego, Didier logró que Giroud no solo fuese su mejor señuelo, también es un excepcional rematador de centros laterales.

🧐 Ya hubo grandes ‘9’ no tan goleadores

El ejemplo más paradigmático es el de Fernando Torres en 2010, donde jugó en torno al 50% de los minutos posibles y terminó por no ver puerta en ninguno de los siete partidos que disputó con España. En la Argentina finalista del Mundial 2014, con el ‘Kun’ Agüero sucedió más de lo mismo, con un promedio de 63 minutos jugados por partido.

Y si nos quedamos en Francia, concretamente en la que fue campeona del mundo en 1998, podemos corroborar que Stephane Guivarch tampoco festejó ningún tanto propio en los seis partidos que vistió la elástica gala, alcanzando también el 50% de los minutos. Casualidad, o tal vez no, el capitán de aquella Francia era un tal Didier Deschamps. Alguien que comprobó de primera mano que no todo son goles, por mucho que tu oficio sea el de delantero centro.

Ir al contenido