⚽ Barcelona

Raphinha: un jugador contracultural que nada entre dos aguas

Los 60 millones que desembolsó el Barça el último verano por el extremo del Leeds United despertaron unas expectativas desenfrenadas en torno a su figura. E incorrectas, también. Porque, como si todos los rusos tuviesen que beber de vodka, vivimos en un mundo en el que pensamos que todos los brasileños están inspirados en Ronaldinho. Raphinha es un jugador muy particular. Peculiar, incluso. Que no guarda demasiadas similitudes ni con la fantasía prototípica de Sudamérica, ni con el extremo punzante eurocentrista. Tiene virtudes para expresarse, pero aún no se ha definido. O, tal vez sí, pero sea un futbolista muy diferente a los cánones establecidos.

🇧🇷 ¿Seguro que Raphinha es brasileño?

Vinícius, Neymar, Rodrygo, PaquetáSon muchos los futbolistas brasileños de tres cuartos de campo que marcan diferencias en la actualidad por su creatividad, regate, fintas o capacidad de improvisación. Raphinha está a años luz de representar ese perfil de fútbol samba preponderante en los extremos o la mediapunta de la ‘Canarinha’.

Él es un jugador mucho más específico, al que conviene arropar por su falta de autosuficiencia. Para potenciar sus virtudes, lo mejor es acercarse a él y no dejarle en situaciones de aclarado para que encare, porque ni por inventiva, ni por cambio de ritmo, está cerca de representar una gran amenaza para su par. Lo que le viene bien al jugador del Barcelona es tener socios en los que apoyarse, tirar paredes y generar desequilibrio asociativo, en lugar de individual.

Neymar Paquetá Raphinha Brasil

🧐 ¿Qué le diferencia de sus compañeros de profesión?

Raphinha forma parte de esa nueva estirpe de extremos zurdos, que acostumbran, a la par que agradecen, partir desde la derecha: Mahrez, Antony, Bukayo Saka Pero también con diferencias notables entre sí. Todos ellos comparten el hecho de recibir permanentemente a pierna cambiada, aunque no es lo mismo hacerlo pegado a la línea de cal que en zonas algo más interiores, al igual que también hay disparidad en controlar esos balones al pie o tras atacar el espacio.

Está claro que, cuantos más registros diferentes tenga un extremo, será mejor para todos: para sus compañeros, porque se multiplicarán las opciones de dañar mediante combinaciones, y para él mismo. No solo por el hecho de dominar más herramientas, también por condicionar a los defensores en función de si es más o menos previsible. 

En este sentido, Raphinha tiene más virtudes en lo segundo que en lo primero. Es decir, que por dentro no cuenta la finura para desenvolverse con total naturalidad como cuando ve todo el campo de cara, al recibir abierto; pero, a cambio, sí ofrece buenos movimientos al espacio. Tal vez, escasos, aunque definitorios cuando sus compañeros le encuentran en carrera, a la espalda de los zagueros rivales. Osasuna o Valencia ya saben lo que es encajar goles así, con definiciones de cabeza, incluso. 

⚡ En su infancia vio pocos vídeos de Robben

Otra de sus mayores virtudes está en el golpeo, aunque conviene diferenciar los centros, de los cambios de orientación y los disparos. En lo primero es un jugador con muchas posibilidades, por la calidad de sus envíos y porque, si actúa a pierna cambiada, estos se irán cerrando, por lo que el defensor tendrá la dificultad añadida de controlar el desmarque de los potenciales rematadores a su espalda, mientras calcula la trayectoria del balón. Una acción repetida hasta la saciedad por Pep Guardiola en el Manchester City, que es una fuente inagotable para desatascar partidos.

El cambio de frente, con un pase largo que gire la posesión de lado a lado sin necesidad de pasar por los centrocampistas, es otra arma a explotar. Seguramente, lo haga menos de lo que debería, ya que al Barça le suelen montar repliegues estrechos en los que el adversario prioriza tapar los huecos por dentro y paga el peaje de ser más laxo en las vigilancias por fuera.

Con Alejandro Balde o Jordi Alba como vía de profundidad en la izquierda, uno por explosividad y el otro por astucia en el movimiento más diferencial de su carrera, Raphinha está llamado a ser uno de sus mejores socios, por alejado que esté en el campo.

Donde ha dejado claramente a deber desde su llegada al Camp Nou es en la faceta goleadora desde la frontal del área. Al igual que Dembélé y, aún más sangriento, si se tiene en cuenta que su predecesor se llamaba Lionel Andrés. Raphinha no produce las cifras que cabría esperar dada su técnica individual, que si bien no es exquisita, sí está por encima de la media.

Tampoco tiene esa conducción para habilitarse el golpeo de forma recurrente al palo largo. Un aspecto que, probablemente, pulirá poco a poco para ser más productivo. Porque, en definitiva, lo que le falta es rebeldía, constancia y peso en el marcador. Condiciones tiene, por atípicas que sean.

Ir al contenido