Diego Alonso Sevilla
⚽ Primera división

¿Es Diego Alonso el entrenador que necesita el Sevilla?

El Sevilla estrena entrenador después de destituir por sorpresa a José Luis Mendilibar, el técnico que les rescató hace seis meses y con el que tocaron el cielo en Budapest, al ganar su séptima Europa League. Diego Alonso, que no tiene experiencia en el ‘Viejo Continente’ como entrenador, aunque sí en su etapa como jugador, llega a una plaza complicada.

Mendilibar y la crónica de una ruptura anunciada

Por el cariño del Pizjuán hacia su predecesor, por la poca paciencia que han tenido recientemente en Nervión con los entrenadores (diez cambios de técnico en los últimos siete años) y por la crisis de identidad contagiada a la plantilla. En gran parte, a causa de los bandazos tomados desde la dirección deportiva. Esta ha sido la trayectoria y las fortalezas y debilidades del entrenador uruguayo, un tipo apasionado como pocos, que contagia su entusiasmo.

🇪🇸 Conoció la liga española hace un tiempo

Antes de dar el salto al mundo de los banquillos, Diego Alonso fue futbolista profesional durante 14 años, en los que militó hasta en once equipos de cuatro países diferentes: Uruguay, Argentina, España, México y China. Su currículum como entrenador, de hecho, se asemeja bastante al que diseñó vestido de corto. En territorio ibérico defendió los colores del Valencia (32 partidos), Atlético de Madrid (39), Racing de Santander (24), Málaga (23) y Real Murcia (4).

🛫 Siempre fue muy nómada

Se puede observar que es de naturaleza inquieta. Solo en Peñarol (59), equipo en el que se retiró en 2011 y con el que ganó una de las dos ligas conquistadas como jugador, traspasó la cuarentena de encuentros. Como dirigente, Pachuca (173) y Monterrey (72), ambos mexicanos, son los únicos que superan la barrera de los 25 encuentros que alcanzó al frente del Inter Miami. Apenas construyó un proyecto exitoso que se sostuviese en el tiempo. Concretamente, durante tres años y medio.

🇲🇽 En México fue un técnico camaleónico

El único lugar en el que ha tenido el tiempo para mostrar su sello futbolístico como entrenador ha sido en México y allí no le fue nada mal. Con Pachuca levantó el título en el Clausura nacional de la 2015/2016 y la Concachampions en 2017; mientras que con Monterrey ganó la propia Liga de Campeones de Centro-Norteamérica dos años después. Su palmarés como estratega está francamente bien, independientemente del modelo de juego empleado.

Eduardo Zurita, periodista mexicano, sostiene que los principales fuertes de Diego Alonso están en el ritmo alto que consiguió imprimir a sus equipos en la Liga MX, la presión alta y el intervencionismo durante los partidos. No menos importante que potenciar a varios futbolistas nacionales jóvenes a los que dio una nueva dimensión y que hoy vemos en la selección absoluta del ‘Tri’. Hirving Lozano, Érick Gutiérrez o Carlos Rodríguez son los más representativos, mientras que otros talentos extranjeros, como Rodolfo Pizarro o Dorlan Pavón, también mostraron una gran versión de la mano del director técnico charrúa.

 

Por su parte, Antonio De La Torre, analista sobre fútbol mexicano, defiende la adaptabilidad a las plantillas que se ha encontrado como la especialidad marca de la casa. Cintura en cuanto a estilo, más que por estructura táctica, la cual predominó con líneas de cuatro como base: 1-4-2-3-1 en Pachuca, principalmente, y 1-4-4-2 en Monterrey. Aunque, en Uruguay, sí mostró una importante flexibilidad en sus esquemas y llegó a emplear sistemas asimétricos que mutaban en función de si el equipo atacaba o defendía.

🇺🇾 Fracasó en Uruguay, sin dejar huella

Al tratarse de un Mundial, que finalizó para el combinado charrúa antes de lo que cabría esperar, en la fase de grupos, Diego Alonso trascenderá en el tiempo. Para mal. En las 14 ediciones de una Copa del Mundo que ha disputado Uruguay, esta es la cuarta vez que no pasan de la primera fase. La última antes de la de Catar sucedió en Corea del Sur y Japón 2002.

Números a un lado, Diego Alonso llegó con la complicadísima misión de revitalizar a un combinado en crisis, que no paraba de posponer el recambio generacional y, lo que era aún más difícil, con el marrón de tener que ocupar el trono de Óscar Washington Tabárez, seleccionador del país desde 2006 e ídolo nacional.

¿Último baile tardío para Uruguay?

Su plan, en términos generales, fue bastante conservador. En cuanto a nombres, porque salvo por el caso de Muslera, portero que dejó su sitio a otro treintañero como Rochet, no se produjo la regeneración de la que tanto se hablaba. Godín, Coates, Giménez, Luis Suárez y Cavani continuaron como parte de la columna vertebral. Una en la que, eso sí, Darwin Núñez entró para quedarse. Pellistri fue el único joven que ganó un protagonismo notorio en comparación con su rol en el final del ciclo de ‘El Maestro’.

Bielsa como canalizador del cambio definitivo de Uruguay

En cuanto a estilo, Uruguay fue poco protagonista en los partidos de enjundia. Es tan cierto que apenas tuvo nueve encuentros para preparar el Mundial, como que no fue capaz de encontrar fortalezas tácticas marcadas. Se marchó sin que supiésemos a ciencia cierta qué tipo de fútbol buscaba implantar antes del desembarco de un Marcelo Bielsa que, para bien o para mal, ha agitado los cimientos desde su primer día en Montevideo. Así fue la última etapa de Diego Alonso como entrenador, probablemente la más amarga de su carrera.

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