Definitivamente, en Nigeria tienen una poción mágica para hacer que sus atacantes exploten. Especialmente, los delanteros centros, aunque también les funciona a algunos extremos de profesión, como es Samu Chukwueze. Un futbolista que va a contracorriente con su afición y la mayor parte de sus compañeros de plantilla, porque con el cambio de Unai Emery a Quique Setién en el Villarreal ha mejorado claramente sus prestaciones.
Ha roto su producción de goles y asistencias. Y, ya sí, podemos decir que su rendimiento está por encima de unas condiciones por las que siempre se pudo intuir que su techo era alto, a poco que puliese algunos detalles técnicos y tácticos.
⚡ Un driblador que no riza el rizo
Durante sus primeros años, Samu Chukwueze fue más bonito que bueno. El desequilibrio lo llevaba en la sangre. Conducciones con el esférico cosido a la bota, un giro de tobillo que le permite escondérsela al defensor cuando este decida entrarle, cambio de ritmo… Eso sí, extremadamente zurdo. Aunque saliese por su perfil derecho, le gusta domar la posesión con la izquierda. Incluso, prefiere, en ocasiones, hacer el regate de la peonza, que confiar en su diestra. Ahí tiene un área de crecimiento importante, para ganar imprevisibilidad.
Al igual que lo tenía en su toma de decisiones, que es la clave de su productividad. Por mucho que su pasión sea recibir al pie y limpiarse a dos o tres rivales por el camino, aunque esté lejos de la meta rival, Chukwueze ha entendido que, a veces, hacer lo más difícil no es tan rentable. Tirar un desmarque a la espalda de la defensa, pisar zonas interiores o trazar envíos diagonales en profundidad para que sean sus compañeros quienes detecten esos espacios y se aprovechen de ellos, es menos llamativo, pero más decisivo en el luminoso.
🔪 Killer, directa o indirectamente
Más que de una explosión, hay que hablar de una optimización de sus recursos. Y del peso que ha ganado en un Villarreal que, en mitad de la tempestad, ha encontrado un bote salvavidas en la figura de Ramón Terrats para orquestar los ataques y en Samu Chukwueze para ponerle picante en la zona de tres cuartos de campo, junto a Álex Baena y Yeremy Pino.
Cada vez es un jugador más de juego que de jugadas. Y con el colmillo más afilado que nunca: sus cinco dianas y cuatro asistencias en los 13 primeros partidos de 2023 así lo atestiguan. Es el séptimo máximo generador de goles en la liga española; solo por detrás de En-Nesyri (10), Vinícius (11), Enes Ünal (11), Raphinha (12) y Karim Benzema (14).