TCHOUAMÉNI REAL MADRID
⚽ Real Madrid

Aurélien Tchouaméni vuelve a escena

San Mamés fue el escenario de la confirmación de un nuevo héroe para el madridismo. Jude Bellingham se erigió como el faro del equipo en medio de un cambio generacional, como el jugador al que agarrarse en unos tiempos complicados en Concha Espina. Pese a ello, los focos que arrastró con merecimiento el inglés dejaron, paradójica e injustamente, a un compañero sin reconocimiento. Si Bellingham tuvo su primer gran actuación con el Real Madrid, Tchouaméni volvió a ser lo que prometió. Como si fuese una profecía, el francés renació en el centro del campo de la catedral del fútbol español.

Bellingham inicia su reinado con victoria en San Mamés

🧩  El nuevo sistema favorece a Tchouaméni

Lo de Tchouaméni no es nada nuevo para los que han seguido la pretemporada del Real Madrid. El nuevo sistema que ha planteado Ancelotti parece estar hecho para él. Si bien podía parecer una opción magnífica para Kroos y Modric, buscando alargar su carrera en la élite rodeados de bestias en el aspecto físico, el francés ha demostrado que debe ser el titular en esa posición de pivote. Tchouaméni tiene una mayor capacidad para abarcar el ancho del campo, así como que sacando el balón es mucho mejor de lo que parece. No destierra a las ya mencionadas leyendas, pero sí demuestra estar listo para una transición que será dulce.

Y es que Tchouaméni no engaña a nadie. Tiene un físico perfecto para jugar al fútbol que se juega ahora, así como las habilidades técnicas y tácticas necesarias para ser el jugador sobre el que construir el centro del campo del Real Madrid. Se le ve que está hecho para estos grandes días, faltándole solo esa experiencia en lo más alto para ser un arma de destrucción masiva por delante de su defensa. Tiene lo suficiente para ser lo que fue Casemiro para Kroos y Modric, y eso son palabras mayores. Dentro de este fútbol más físico y dinámico, él puede ser una reinterpretación de lo que fue el brasileño. El cielo es el límite con Tchouaméni como inquilino del vértice inferior del diamante en el centro del campo.

Tchouaméni Real Madrid

Tchouaméni fue de los mejores jugadores del Real Madrid en San Mamés.

👣  Su caída, un paso hacia atrás para coger carrerilla

El francés comenzó muy bien en el Real Madrid. Lo anteriormente expuesto dejaba pocas dudas en el Santiago Bernabéu, más aún con la salida de Casemiro hacia el Manchester United. Ancelotti, consciente de que no tenía el poso que sí tenía el brasileño, le dejaba descolgarse en ataque pese a ser el pivote. Esta peculiaridad le hizo brillar más, llegando lanzado al Mundial de Qatar. Dentro de la máquina perfectamente engrasada que fue aquella Francia, el madridismo se frotaba las manos con su actuación. Entonces, se torció todo. Falló un penalti en la tanda de la final del Mundial, afectándole enormemente. Volvió a Madrid sin ser el mismo. Seguía estando en aquella pena máxima. Estaba perdido en esos 11 metros.

Su rendimiento cayó en picado, comenzando a parecer un jugador intrascendente. Las críticas crecían exponencialmente, quedando relegado a un segundo puesto. Ancelotti tuvo que idear un sistema en el que Camavinga partía de lateral izquierdo sobre el papel, actuando como una especie de interior en la práctica. El equipo, salvo el tropiezo que los dejó fuera de Champions, funcionaba bien. Nadie se acordaba del teórico reemplazo de Casemiro, y no hay nada peor que esa intrascendencia. Tocaba remar, tanto física como mentalmente, para volver a demostrar su valor. La oportunidad seguía estando ahí, solo que tocaba remontar.

Tchouaméni Real Madrid

Tchouaméni se quedó mentalmente en aquel penalti fallado en la final del Mundial.

🔝  Al primer partido, la resurrección

Como si hubiese acortado los tiempos de la resurrección, Tchouaméni reapareció en San Mamés. Se puede argumentar, perfectamente, que fue su mejor partido con el Real Madrid. Ya venía dejando buenas sensaciones en pretemporada, y las consiguió replicar a la perfección ante lo que exige el Athletic Club ante su gente. Fue el líder del centro del campo, el principal causante del control de su equipo. Los centrales podían adelantar la línea y Bellingham flotar sobre el campo porque Tchouaméni estaba para todos al mismo tiempo. Como si fuese un guardaespaldas, cortaba cada acción antes de que diese el más mínimo indicio de peligro. Volvía a ser el que era, dejando atrás el incómodo bucle en el que estaba atrapado. Había vida fuera de esos 11 dichosos metros.

Así, el Real Madrid ha encontrado una figura que complementa a la de Bellingham. Ambos, junto al tándem de interiores que forman Camavinga y Fede Valverde, son el epicentro del tornado que puede ser el equipo de Ancelotti. Y es que, cuando los referentes están por irse, es mejor crear nuevos desde cero. Más aún, claro, cuando el club se encuentra en una encrucijada por el cambio generacional y el cansancio que transmite el ‘caso Mbappé’. Por ello, este renacimiento de Tchouaméni solo puede despertar optimismo. Quizás no sea para volver a ganar todo desde ya, pero sí pone los cimientos para hacerlo en el medio plazo. Cuando suceda, solo quedará mirar atrás y ver lo que pasó en San Mamés. Detrás del esplendor de Bellingham, estuvo el trabajo de Tchouaméni. Su paso atrás vino con dos hacia delante.

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