El 24 de mayo de 2014 significó el inicio de la segunda era dorada del Real Madrid. Tras tres años consecutivos a un paso de la final de la Champions, llegaron a Lisboa y tocaron el cielo. El choque ante el Atlético de Madrid tuvo como late motiv el nacimiento de Sergio Ramos como mito merengue, pero el encuentro fue mucho más allá. No por nada fue una de las mejores finales europeas que se recuerdan. Ángel Di María ante la resistencia rojiblanca, la lesión de Diego Costa… Así fue el enfrentamiento que comenzó una década gloriosa para el Real Madrid.
🐴 La placenta de yegua no obró el milagro, pero Diego Godín sí
Tan solo una semana antes de que el balón echase a rodar en el Estadio Da Luz, el Atlético de Madrid había ganado la liga española en el Camp Nou. Diego Godín, con su histórico gol al Barça, llegaba como el héroe rojiblanco a una cita que podía elevarle al Olimpo. De su liderazgo dependía la fortaleza de la mejor defensa de Europa, aquella en la que debía estrellarse el Real Madrid de Ancelotti. Y es que solo había algo claro en la previa: los de Diego Pablo Simeone iban a hacer larga la final. Sabían que no podían permitirse demasiados lujos, pues su mejor delantero llegaba a Portugal entre algodones. La presencia de Diego Costa era una incógnita, y los colchoneros estaban desesperados. Para obrar el milagro usaron un tratamiento experimental con placenta de yegua.
El hispanobrasileño duró menos de 1o minutos sobre el verde. No podía seguir. La cara de Simeone era un poema, pues le había salido mal su apuesta de alinear a su delantero más diferencial. Iba a comenzar con un cambio menos, lo que iba a impedir al Atlético tener más piernas frescas de cara a la segunda parte. No obstante, los colchoneros no cambiaron su libreto inicial. Esto, sumado al temor madridista de cometer un error fatal, provocó el escaso movimiento de los primeros compases. Solamente Ángel Di María fue la nota discordante que amenazaba con subir el ritmo plomizo del choque. Entonces el miedo llegó al bando colchonero. Así, indirectamente, se generó una ocasión clara que falló Bale a los 30 minutos de juego.
El Atlético necesitaba aire ante el aumento de intensidad de sus rivales, y llegó el córner que se quedó cerca de cambiarlo todo. Gabi puso el balón en el corazón del área, pero salió rebotado. No tardaron los rojiblancos en devolver el esférico al punto de penalti, allá donde estaba Diego Godín. A falta de Costa, debía ser también el goleador. Ante la mala salida de Casillas y un despiste de Modric al tirar el fuera de juego, el uruguayo marcó el 0-1 en el minuto 35. Desde la banda, Simone sabía que el mejor escenario posible se estaba cumpliendo: iban por delante en la primera parte, lo que les permitiría jugar con la psique del Real Madrid en una guerra de desgaste. Y, además, Godín acababa de conseguir su segunda foto icónica en dos semanas. Todo salía a pedir de boca para los rojiblancos, y al revés para los merengues. No pudieron reponerse del shock hasta la llegada del descanso.
✝️ El vía crucis del Real Madrid antes del éxtasis del minuto 92:48
No tardó el Real Madrid en dar un paso adelante en la segunda mitad. Estaban al borde del precipicio y necesitaban darle la vuelta a una final que ya se teñía de rojiblanca. Tras unos minutos de tanteo en los que su circulación de balón no era lo suficientemente buena como para agredir la defensa del Atlético, Ancelotti movió el banquillo. Primero entraron Isco y Marcelo por Khedira y Coentrao; y luego Morata ocupó el lugar de Benzema para tener una referencia más clara entre Godín y Miranda. El Real Madrid mejoró, embotellando a los colchoneros. Sin embargo, los de Simeone estaban acostumbrados a vivir sufriendo. Todo apuntaba a que el asedio merengue sería infructuoso.
Entonces, mientras que el Atlético cerraba la puerta, el encuentro le abrió la ventana a los milagros. Tras anunciarse los cinco minutos de descuento, el sector blanco del Estadio Da Luz se volvió loco. ¿Y si iban a volver a ver al Real Madrid de las remontadas? Simeone, consciente de lo que se venía encima, alentó a su afición para que se dejase la garganta en los últimos minutos. Acababa de comenzar la auténtica final de la Champions League. Con los blancos volcados en el área contraria después de un córner, el balón le cayó a Di María. Intentó un chut al segundo palo con la esperanza de encontrar algún rechace que le llevase al gol, pero el balón se elevó. Tras un rebote acabó en un nuevo saque de esquina. Modric, el encargado de sacar el último, cogió el esférico. Su envío fue tenso al corazón del área, buscando a algún héroe… y apareció Ramos. Da Luz estalló: el Real Madrid había forzado la prórroga. Hasta Xabi Alonso, que estaba sancionado, saltó al campo. La leyenda europea era cierta.
🌟 Di María y la sentencia de una noche épica
La llegada del tiempo extra supuso un pequeño descanso en el partido desde el punto de vista emocional. Era necesario después de semejante shock. Por ello no hubo grandes ocasiones en el primer tiempo de la prórroga, aunque sí se empezaron a ver las grietas al plan del Atlético. Los de Simeone, por mucho que no quisieran morir de rodillas, no podían más. El gol del Real Madrid, así como en el descuento de los 90 minutos reglamentarios, estaba al caer. Y, de llegar, en algo tendría que ver Ángel Di María. Él fue la única constante de un encuentro marcado por los altibajos, por lo que la gloria, aquella que esquivó a Godín en el último momento, esperaba al argentino.
🏆⏳💫 ¡Tal día como hoy, en 2014, ganamos LA DÉCIMA!
♞ ¡Imposible olvidar el golazo de nuestro Capitán @SergioRamos!#RMHistory | #HalaMadrid pic.twitter.com/FDy8vRsVFk— Real Madrid C.F. (@realmadrid) May 24, 2019
Fue en el minuto 110 cuando comenzó el principio del final. Di María se marchó de dos rivales en el pico del área y trató de batir a Courtois con un remate con el exterior de su pie izquierdo. El belga paró, pero el balón sobrevoló su meta. Llegó al segundo palo, allí donde apareció Bale para marcar el 2-1. El Real Madrid, por primera vez en el encuentro y a 10 minutos de terminar, iba por delante. Después de unos minutos en los que el Atlético fue con más corazón que cabeza para forzar los penaltis, Marcelo marcó el 3-1 en el 119′. No acabaría ahí la fiesta, pues Cristiano Ronaldo anotaría de penalti en la última jugada del choque para aumentar la distancia un poco más. No podía faltar a su cita el máximo goleador de la Champions. El Real Madrid acababa de ganar ‘La Décima’.
Con justicia, el premio al MVP de la noche fue para Ángel Di María. Sus últimos minutos como madridista (se marchó al Manchester United ese mismo verano) escondieron una de las grandes exhibiciones que se han visto en una final. El rosarino, entre bambalinas, le quitó la Champions League al Atlético de Madrid. Parafraseando lo que diría Piqué un año después, con Di María empezó todo. Se establecieron los jerarcas de las tres Copas de Europa, aquellos que ganaron con Cristiano Ronaldo y aprendieron a sobrevivir sin él. Una década después, en Wembley y ante el final de una era, tienen una oportunidad de oro: pueden cerrar una era gloriosa con otra Champions League. De Lisboa a Londres, es la guinda que le falta a la que, por números, es una de las generaciones de futbolistas más importantes de la historia.
🚨 Puedes leer el especial completo de 'La Décima' aquí.