Pedro Rocha - acto - RFEF
Opinión

Y en estas volvió a aparecer el TAD

Seguimos con las elecciones de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha aparecido ahora con su patita de piel de borreguillo blanco bajo la que oculta pelos de otros colores. Y con el estruendo habitual, cuando de elecciones en la RFEF se trata, la ha vuelto a liar.

Ha afirmado que la Comisión Gestora de la RFEF no puede convocar las elecciones a la Asamblea, sino que antes tiene que haber elecciones a Presidente, para que el elegido constituya la Junta directiva y así pueda convocar elecciones a la Asamblea.

Suena a coña y es una vergüenza. Puede pasar de verdad lo que ya describí en un anterior artículo, publicado en este medio y titulado “Más tonterías sobre las elecciones de la RFEF”.

Llueve sobre mojado

La lectura que el TAD suele hacer de las normas es inescrutable (a lo mejor hay que escrutarla en otros despachos) y le lleva a dictar resoluciones injustas con frecuencia. Tenemos ejemplos para dar y tomar.

Hace cuatro años declaró nula de pleno derecho la convocatoria electoral aprobada por la Junta directiva de la RFEF. ¡Con un par y sin ponerse colorado!  Al final, fue el Tribunal Superior de Justicia de Madrid el que tuvo que anular la resolución del TAD, con un tremendo tirón de orejas incluido (algún miembro de aquel TAD parecía un jerbo de orejas largas, roedor autóctono de los desiertos del sur de Mongolia, cuyas orejas miden dos tercios de la longitud de su cuerpo).

En 2018, si hubiera sido por el TAD, no se habría votado nunca para elegir Presidente de la RFEF (es decir, como ahora, pero al revés). Enredó y enredó hasta que una decisión gubernamental obligó a celebrar la votación.

Esto del TAD es muy cansino, como el día de la marmota. Da igual cuál sea su formación. Al final, siempre parecen mandar en él los mismos.

Llueve sobre mojado

Ser miembro del TAD debe ser complicado. Como me gusta investigar y contrastar, he preguntado a varios miembros de diferentes etapas del órgano y las respuestas han sido curiosamente muy similares.

RFEF tad

La que me ha parecido más descriptiva (no puedo decir de quién procede) venía a decir que estar en el TAD es un lujo para los teóricos de la Administración, porque no se suele ver prevaricar en directo, pero en el TAD puedes tener ese privilegio. Sin duda, lo afirmaba escandalizado por algún asunto concreto, que tampoco identificó. Ya se sabe que la gente es muy exagerada a la hora de contar experiencias.

En cualquier caso, es obvio que no se trata de un miembro del TAD actual, porque en el asunto con el que comienza este artículo, el TAD no ha dictado resolución alguna, sino que se ha limitado a informar.

Llueve sobre mojado

Me gustaría que las actas del TAD fueran públicas y se pudiera leer allí la esencia de los debates y los votos de sus miembros.

No sé si el TAD habrá adoptado su informe por unanimidad, pero me cuesta mucho creer que haya sido así. Allí hay algunos juristas que, a estas alturas de la película, deben tener ya una visión práctica del Derecho; que saben que, a la hora de interpretar una norma no basta sólo con leerla, sino que se debe analizar cómo se inserta en el sistema jurídico. Alguno debe ser incluso consciente de que, si se realiza una interpretación errónea, sus efectos negativos se pueden producir no sólo ahora, sino más adelante.

No sé si el Presidente del TAD, Francisco de Miguel Pajuelo (letrado de la Seguridad Social), es consciente de todo ello. Sólo sé que tiene buenos amigos en el sector, ya que ha publicado con Alberto Palomar numerosos libros sobre las materias más dispares. Ahora bien, si no es consciente de ello, más vale que se ponga las pilas.

Mira que el TAD ha hecho cosas graves a lo largo de su existencia, pero esta puede ser la peor. Y no es una broma. El tiempo nos lo dirá, pero pinta muy muy mal y el bumerán o búmeran (del inglés boomerang) puede acabar arreando en todo el coco al que lo lanzó. Ojito, que se vienen curvas.

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