DIEGUENAZO LIVERPOOL KLOPP
✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: Klopp y Salah, absolutamente todo mal

Podría hablar del racismo en los campos de fútbol españoles otra vez. De hecho, creo que es lo que toca en la columna de hoy. Sin embargo, no será el tema principal que articule todo por puro aburrimiento. Permitidme esta pequeña derrota ante los frecuentes casos aislados. Prefiero escribir sobre algo que me ha chocado más por su novedad. Tras tantos años siguiendo al Liverpool, he visto algo nuevo: Salah y Klopp discutieron en la banda. Fue como cuando discuten tus padres y te pilla en medio. Todo mal.

El amargo fin del kloppismo en Anfield merecía su ‘Dieguenazo’.

😢​ Klopp, Salah y la crudeza realista del final

Hace un par de meses, cuando el Liverpool ganó la Carabao Cup con varios chavales en la prórroga, todo pintaba bien. El club podía despedir a Klopp ganando todos los títulos posibles, algo inédito en Anfield. Visto el nivel de juego, era una posibilidad que desfilaba entre la realidad y el sueño. Por muy imposible que sonase, era real. Pese a ello, nunca quise lanzar las campanas al vuelo. Había algo dentro de mí que no me dejaba creer. Pensaba que era un vinagre, que estaba tirando por la borda los últimos buenos momentos de mi entrenador favorito en Inglaterra. No podía estar más desacertadamente acertado: fueron los últimos instantes felices del Liverpool porque todo se ha caído. Klopp y Salah, con su bronca en la banda del London Stadium, pusieron la guinda al final. No queda nada.

Lo cierto es que las despedidas son así. Rara vez cambian su naturaleza. Decir adiós implica cerrar un capítulo, y, dentro de nuestra concepción occidental sobre la vida y la muerte, nunca es algo agradable. Hay peleas, reproches y malas caras cuando toca irse. Y, si no hay nada de lo mencionado, es que la procesión va por dentro. Irse siempre fue, es y será una mierda. Lo es para el que se marcha, y también para el que se queda. Implica que todo en lo que creías ya no existe, como si hubieses perdido un tiempo valiosísimo en creer en otra cosa que tampoco es cierta. Por ello, el final de Klopp en Anfield duele el doble. Hasta esta racha negativa, estaba siendo la excepción a la norma. El Liverpool y el alemán iban a conseguir despedirse de forma excepcional, así como fueron sus años juntos, pero la realidad se los ha llevado por delante.

El batacazo del Liverpool, ¿un síntoma del futuro o una consecuencia del pasado?

A su vez, e irónicamente, este final anticlimático del kloppismo en Merseyside es coherente con el resto de la ‘era Klopp’. Hace unos días, leí un dato demoledor: con cambiar cuatro resultados de estos nueve años, su Liverpool habría ganado dos Champions y dos Premier League más. Es un equipo que ha vivido en un coitus interruptus constante, y su final solo podía ser así. El problema es que, además de no culminar como debería, se ve envuelto en trifulcas en la línea de banda. Mientras Klopp optó por no alimentar la polémica, Salah dijo que era mejor no hablar para evitar incendios. De todos los escenarios, el peor es el que ha ocurrido. Con una guerra civil en ciernes, es difícil mirar con esperanza hacia el futuro. Ya lo siento por Arne Slot y sus buenas intenciones. Va a tener trabajo por delante.

Solo hay algo que me hace creer en la pureza de una despedida digna. En cuanto a títulos, la temporada ha terminado para el Liverpool; en cuanto a partidos, aún quedan. Klopp fue excepcional en Anfield, y se merece que todos dejen las diferencias a un lado para cerrar este capítulo dorado de la mejor manera posible. Es más, ya no es ni por el alemán: la afición también se ha ganado el poder despedirse bien. Lejos de los jugadores, nadie entendió mejor lo que quería Klopp, y viceversa. Sobre ellos recae la responsabilidad de demostrar que despedirse es duro y doloroso, pero que también puede ser bonito. Lejos de Salah y los que quieren causar un incendio, son los que pueden ganar el título más importante del kloppismo. Solo son ellos los que pueden desafiar a la realidad para cerrar la etapa de Klopp como debería.

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