Montmeló F1
✍️​ Opinión

Montmeló, a examen: el caos de un GP de F1 que se acerca a su fin

El circuito de Montmeló, por segundo año consecutivo, ha vendido todas las entradas para el Gran Premio de España de Fórmula 1. Más de 100.000 personas asistirán a una carrera —muchas más transitarán desde el viernes— emblemática que, tras más de tres décadas, está cada día más cerca de decir adiós. La iniciativa de Madrid, impulsada por Isabel Díaz Ayuso, las pérdidas —más allá del positivo impacto económico en la ciudad— y, sobre todo, la mala organización, son algunos de los desencadenantes.

Tras dos años de ausencia a causa de la covid-19, Barcelona vivió en 2022 un fin de semana épico, con una desmesurada expectación. Ganas por volver a ver a Fernando Alonso en la pista tras su regreso, a Carlos Sainz pelear por el podio, y la lucha Hamilton contra Verstappen, con una marea naranja en Montmeló. Ese entusiasmo perdura en la memoria… casi tanto como los defectos de un Gran Premio indefendible en el resto de aspectos.

Atascos de más de dos horas para llegar a Montmeló

El problema real para los fans empieza antes de llegar al circuito. Como sucede en otros escenarios, el recinto se encuentra alejado de la propia ciudad. En este caso en concreto, Montmeló está ubicado a 45 minutos en coche de la estación de Barcelona-Sants. Con motivo del Gran Premio, se refuerzan los servicios de autobuses, pero siguen siendo insuficientes. Las largas esperas —de hasta media hora— y la imposibilidad de acceder en muchas ocasiones —demasiada gente a la espera— propician que la opción más fácil sea hacer uso del coche.

Ahí empieza a gestarse un inconveniente importante en Montmeló. No tanto el viernes, como sí el sábado o el domingo. Un tramo de una hora puede triplicarse. Ni siquiera el GPS es capaz de calcular cómo en cuestión de kilómetros empiezan a agolparse los coches sin mucha más solución que armarse de paciencia. A la ida, corres el riesgo de llegar tarde a algunas de las citas. A la vuelta, mejor no tener el billete de tren o avión demasiado pronto, o tu única alternativa será abandonar el circuito a mitad de carrera.

El parking, con las indicaciones justas y una atención un tanto descuidada, aglutina a cientos de coches. Mejor no pensar que por disponer de una plaza vas a llegar a las inmediaciones del circuito libre de atascos.

Los accesos a Montmeló, un caos

Una vez estacionado el vehículo llega el segundo —e incomprensible— defecto de Montmeló: los accesos. Si para entrar al Bernabéu, al Wanda Metropolitano o al Spotify Camp Nou dispones de más de 50 puertas, para ver la Fórmula 1 no habilitan más de cinco entradas. Si es necesario, a última hora, cuando la gente empieza a protestar, anuncian alguna nueva senda hacia el asfalto. Colas kilométricas, de más de una hora, que deja con cara de perplejidad a extranjeros y locales, que empiezan a opinar que hubiese sido más rentable salir de casa o del hotel a eso de las 6:00.

Dentro del circuito persisten los problemas

Una vez dentro del recinto, más vale tener provisiones. Apenas dos puestos de comida cada cientos de metros para abastecer a 100.000 personas. En época otoñal quizás no resulte un problema; en pleno verano —o casi—, resulta un agravio. En 2022 una ola de calor azotó a España por sorpresa, y aguantar una temperatura ambiente que ronda los 35 grados —con una mayor sensación a causa del asfalto— sin poder hidratarte es exponer a cualquiera a un golpe de calor. Con la comida, más de lo mismo.

Por último, el tema de los aseos. Ni que decir tiene de la dificultad de gestionar unos baños públicos que son usados por decenas de miles de personas un mismo día. Sin embargo, si no están acondicionados nada más abrirse las puertas del circuito de Montmeló a las 08:00, el problema es otro. En definitiva, un aluvión de problemas que, como era de esperar, el año pasado fueron la comidilla. Todo el mundo disfrutó por el espectáculo que supone ver de cerca el ‘Gran circo’, pero en las redes sociales trascendió más la pésima organización que el propio evento.

El final de Montmeló

Estos problemas son la puntilla para un escenario que registra pérdida año tras año, agraviadas en los últimos tiempos por culpa de la Covid-19. Este circuito, sede del Gran Premio de España de Fórmula 1 desde 1991, podría dejar su sitio a Madrid. Isabel Díaz Ayuso, que recientemente ha hecho público que en las próximas semanas se sabrá si logran ser una cita del calendario, está deseosa por llevar a cabo su proyecto. La presidenta de la Comunidad quiere un circuito urbano desmontable, en el Ifema, que sea un gran atractivo turístico, similar a otros recientemente instaurados como el de Miami. ¿Cambio de rumbo de cara a 2026?

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