Fernando Verdasco
✍️​ Opinión

«Verdasco y dos partidos imborrables en mi memoria»

La Copa Davis ha dejado de ser lo que era en los últimos años tras el experimento fallido de Gerard Piqué. Hubo una época donde las eliminatorias tenían encuentros maratonianos, tenistas comprometidos con su país, y una hinchada detrás. Todos estos ingredientes seguían vigentes en 2008, cuando España conquistó la ensaladera, con Fernando Verdasco como héroe.

Una hazaña que siempre se recordará por la dificultad. El ambiente aterrador en Mar de Plata, el equipo de Argentina liderado por David Nalbandian, la rápida superficie y el contratiempo de la baja de Rafael Nadal. Todo eran obstáculos, pero el madrileño, que ya había empatado la eliminatoria en el dobles, dio a España el quinto punto frente a José Acasuso.

Nunca logró ganar un Grand Slam, ni un Masters 1000, pero aquel triunfo supo igual. Tanto para todo un país, que le vio erigirse en un líder, como para el propio Verdasco, que años después ha reconocido que ese fue su «mejor momento». Y eso que también logró el punto definitivo un años después frente a la República Checa y ganó otra ensaladera frente a Argentina en 2011. Pero fue en 2009 cuando alzó la voz frente a una albiceleste que no le daba ningún chance.

Verdasco, Nadal y la semifinal del Abierto de Australia 2009

Su carrera ha sido una montaña rusa, pero podemos catalogar esos años como sus mejores en el circuito. De hecho, el otro gran recuerdo que tengo de Fernando Verdasco se produjo inmediatamente después, en el Abierto de Australia. Aquella semifinal frente a Rafael Nadal en Melbourne es uno de los envites que más tengo guardados en mi retina, quizá porque durante todo este tiempo he visto una y otra vez highlights de aquel momento. «Éste es el partido en el que jugué al mejor nivel de mi vida», señaló años después Verdasco.

Fueron más de cinco horas de batalla, la antesala de esa mítica final de Rafa con Roger y sus lágrimas. Un encuentro emocionante. Todavía no tenía Netflix, pero Eurosport, sobre todo en los Grand Slam, no faltaba en mi casa. Recuerdo verlo en media pantalla de un ordenador, mientras mi hermana acometía trabajos de la Universidad. Disfrutamos, sufrimos y vibramos juntos. Creo que por eso también guardo tan buen recuerdo.

Fernado Verdasco se retiró la semana pasada en Doha, tras perder junto a Novak Djokovic en el cuadro de dobles, aunque hacía bastante tiempo que lo había dejado. Ganó 15 títulos, 8 de ellos en dobles, incluida la Copa de Maestros. También disputó la final de un Masters 1000 en Montecarlo, hay que decirlo, aunque Nadal solo le dejó sumar un juego. Ahora le aguarda un futuro familiar, empresarial —tiene varios negocios entre manos— y, probablemente, deportivo. Durante la segunda mitad de 2024 ejerció como entrenador de Davidovich.

Habrá que esperar para ver con quién se alía próximamente, si es que lo hace. Quizá, como entrenador, también nos depare buenos recuerdos, como lo han hecho otros como Moyá o ahora Ferrero. Yo, desde luego, guardaré esos dos momentos para siempre. No quiero extenderme más, tan solo quería dedicarle unas palabras a Verdasco, otro tenista de la edad de oro del tenis español, menospreciado por la existencia de extraterrestre. No obstante, su influencia con España y el talento exhibido en sus momentos de más lucidez le harán ser siempre una figura especial.

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