La semana pasada tuvo lugar el Premier P2 de Valladolid, cuarto torneo que se ha celebrado este curso en España tras el P2 de Sevilla y los P1 de Málaga y Madrid. De nuevo el público y la organización demostraron estar a la altura. O más bien, sobrados. Resulta extraño que un deporte como el pádel, que ha experimentado la mayor explosión en nuestro país a todos los niveles, no otorgue la categoría Major a ninguno de estos eventos, sobre todo cuando el calendario ha eliminado muchas de las citas que se celebraban aquí.
España, cuna del pádel
Dejando a un lado los eufemismos, la realidad es que la decisión de Premier Padel no tiene sentido. El pádel ha multiplicado por dos sus licencias federativas en España hasta sobrepasar las 100.000 en 2023, adelantando a otras disciplinas asentadas como el tenis. También ha pegado el salto a nivel amateur: es el tercer deporte más practicado en España, el primero en algunas ciudades punteras como Madrid. Gracias, sobre todo, a la facilidad de practicarlo, que abre el abanico a todas las edades, y al interés del género femenino.
En España, según un estudio elaborado por Playtomic y Deloitte llamado Global Padel Report, hay más de 4.000 clubes y 15.000 pistas, el doble que Italia, su inmediato perseguidor. Cifras que hablan por sí solas.
El tenis toma impulso en España pese a la explosión del pádel
Lo mismo sucede en cuanto a los principales jugadores del ranking. 6 españoles en el top 10, 12 entre los 20 mejores. El resto, argentinos y solo un brasileño. Coello, en lo más alto, con Galán acechando su trono ahora que forma pareja con Chingotto. En la clasificación femenina se acentúa este dominio, con ocho españolas entre las 10 con más puntos, con ‘Ari’ Sánchez a la cabeza.
Un público y una organización de diez
Cuesta entender, por tanto, el hecho de que Premier Padel haya ninguneado, de alguna forma, a España. Es entendible que haya reducido las citas que se celebran en nuestro país, ya que el objetivo es expandir este deporte por todos los rincones: en 2024 estará presente en todos los continentes y en 2025 desembarcará en Nueva York. Lo raro es que Valladolid haya cambiado de categoría, a P2, y de escenario —se celebró en el Polideportivo Pisuerga en vez de en la Plaza Mayor— y que Madrid no sea un Major.
El año pasado se batió récord en la capital con más de 30.000 aficionados durante toda la semana. En este curso, solo el sábado, asistieron 14.000 personas a presenciar las semifinales. La organización estuvo de sobresaliente, como cabría esperar.
De aquí a final de año solo se disputará un torneo más en España, concretamente, en Barcelona. Por fortuna, esta ciudad acogerá las Premier Padel Finals, el evento más prestigioso junto a los Major, en el que se miden las ocho mejores parejas del año. Es la única cita de más prestigioso que habrá en España, en un calendario que ha pasado por Arabia Saudí, Catar y otros territorios donde el pádel apenas atrae a gente.
No obstante, la estrategia es esa: que el pádel crezca en otros países. En ese sentido, nada que reprochar a Premier Padel. Es una tarea vital de cara a conseguir que esta disciplina sea deporte olímpico en 2032 y que más deportistas puedan vivir de ella. Pero que nunca nadie olvide que España ha sido el país que más ha contribuido a su crecimiento.