Verstappen - Red Bull
✍️​ Opinión

Pirelli y Red Bull devuelven el desdén hacia la Fórmula 1

Fernando Alonso ha vuelto a subir asiduamente al podio —cuatro en cinco carreras en 2023— una década después. Un aliciente para el espectáculo de la Fórmula 1, sobre todo en España, donde el fervor ha crecido exponencialmente. Sin embargo, más allá del salto de Aston Martin, la temporada presenta un interés mínimo, con desenlaces de carreras lejos de emocionar igual que en los dos últimos cursos, donde más de una victoria se decidió en las últimas vueltas.

El Gran Premio de Miami prometía mucho. El error de Charles Leclerc en la Q3 propició una parrilla de salida algo atípica, con Verstappen atrás. La lluvia que cayó sobre el asfalto la noche anterior a la carrera dejó un escenario más propicio para la sorpresa, sin goma sobre la pista. Un problema que sin F2 ni F3 en la antesala no iba a subsanarse antes de que se apagara el semáforo rojo.

Durante la carrera, en cambio, pasó poco. La superioridad de Red Bull es alarmante. Toda la igualdad que impera entre las alternativas —Aston Martin, Ferrari y Mercedes— e incluso en la zona media y de atrás, falta en cabeza. La velocidad punta del equipo austriaco deja momentos que rozan el bochorno. Sus rivales, conscientes de que antes o después van a ser superados, ni siquiera ponen oposición. Poco más de diez vueltas tardó Verstappen en estar a tiro del podio. Russell, Sainz, Alonso… ninguno se molestó en tapar el interior. Puerta abierta y a seguir sus respectivas estrategias.

El pasado año, la primera vez que se corría sobre ese asfalto, un virtual y un safety car generaron más movimiento; en 2023, nada de nada. Los pilotos ni siquiera tomaron riesgo en la salida. Una carrera monótona como muchas otras, que en su día propiciaron un desdén del aficionado hacia el ‘gran circo’. Hasta Alonso, aburrido en la tercera plaza, terminó la prueba con la mirada puesta en las pantallas.

Los neumáticos Pirelli tampoco ayudan. El compuesto duro, como pasó en Bakú, es infinitivo. No da pie a estrategias, a variaciones. Que se lo digan a Verstappen, que con casi 40 vueltas con el compuesto más duro era más rápido que ‘Checo’ Pérez. Con poca acción sobre la pista, el juego estratégico emerge como la única vía para la emoción. Y si los neumáticos no degradan existe poca historia. Un paso por boxes y punto y final.

Tras Miami será el turno de Imola. Después llegarán Barcelona y Mónaco, dos escenarios donde la emoción también puede brillar por su ausencia. Las declaraciones de Alonso, apuntando a esos dos circuitos como principal opción de Aston Martin para destronar a Red Bull, son el único aliciente. Pero no es suficiente. La tiranía de los de Christian Horner será difícil de batir antes del nuevo cambio de reglamento en 2026, pero la Fórmula 1 tiene armas que podría usar para, sino equilibrar la balanza, lograr que las carreras tengo una hoja de ruta distinta a la habitual.

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