Beatriz Álvarez liga f
Opinión

Sobre las declaraciones de la Presidenta de la Liga F: quien miente y además no dice la verdad, miente dos veces

Leo con asombro la entrevista a Beatriz Álvarez, Presidenta de la Liga F, que ha publicado el diario ABC (vaya, qué aparente paradoja que sea en este medio); cotejo la información con otras fuentes bien informadas y con lo publicado en otros medios sobre los mismos temas que se abordan en ella; y solo puedo llegar a la conclusión de que la entrevistada miente y, además, no dice la verdad. O sea, que miente dos veces.

Miente cuando explica las actuaciones del Consejo Superior de Deportes (CSD); no dice la verdad sobre todo lo que ha hecho el propio CSD en beneficio de la Liga que ella preside; miente cuando explica lo que hace la Real Federación Española de Fútbol (RFEF); y tampoco dice la verdad sobre todo lo que esta institución ha hecho en favor de la Liga F y, en general, del futbol femenino profesional.

Es utilizar la mentira permanente como modo de gestión: si algo no me sale bien y fracaso en mi labor, miento, traslado la culpa a los demás e intento convencer a todo el mundo de que todo lo hago bien.

Este tipo de conducta, de aire más bien patológico, suele ser habitual en esos contextos en los que el entorno inmediato hace exactamente lo mismo. En consecuencia, ninguno de sus componentes se da siquiera cuenta de que lo está haciendo, porque todos ellos, que mantienen ese mismo comportamiento, terminan por retroalimentarse.

Sin embargo, aunque era de sobra conocida la patología que afecta a la mayoría del entorno de la Presidenta de la Liga F, no estaba claro, hasta ahora, que ella misma se hallara contaminada por ella. De hecho, se puede dar fe de que, en sus labores anteriores, no había actuado nunca así. Sea por las consecuencias de alguna de sus mentiras y no-verdades, que explicaremos más adelante, o por la influencia de su entorno, parece evidente que ha tomado el mismo camino que este y que, encima, no lo sabe. Nada que deba extrañar; normalmente, la gente que actúa así no es consciente de su forma de operar.

¿Un intento de congraciarse con los posibles nuevos gobernantes?

De entrada, sorprende que una persona de una determinada ideología política y que, además, ha asumido responsabilidades públicas gracias un partido político determinado, pueda llegar a ser tan dura con ese mismo partido (“el PSOE apoya al poderoso y olvida la solidaridad”, llega a decir en la entrevista), con el claro objetivo de hacerle daño políticamente en un importante momento electoral. De ahí también que, como antes se ha apuntado, sea una (aparente) paradoja que la entrevista se publique en un medio tan incuestionablemente respetable como claramente conservador.

La gente normal no comprende este tipo de comportamientos y, por regla general, piensa que hay gato encerrado. En efecto, cualquier persona con dos dedos de frente que conozca la trayectoria política de la Presidenta de la Liga F —y sepa quién y por qué la colocó en el cargo— tiene forzosamente que sorprenderse de que, en menos de un año, aborrezca y hable pésimo de los mismos que la promovieron.

Es verdad que este tipo de personas acaba por no tener ninguna credibilidad entre la opinión pública. Claro que, seguramente, a la persona en cuestión le da igual cuál sea al respecto el juicio de la opinión pública, porque su objetivo último puede ser otro, mucho más preciado y más querido para ella; por ejemplo, congraciarse con los posibles nuevos gobernantes, no sea que —como es sabido que esa persona debe su cargo actual a los anteriores— le busquen con urgencia una sustituta que sea más de su línea.

Así pues, el ataque despiadado de Beatriz Álvarez a quienes la promovieron —y en un medio, qué casualidad, políticamente más próximo a los posibles nuevos gobernantes— sería una manera burda de hacer méritos para que estos no la echen a la calle, ya que no puede esgrimir para evitarlo una labor en la que ha demostrado su absoluto fracaso como gestora de la liga profesional femenina y su incapacidad para conseguir por sí misma nada que no le hayan regalado el gobierno actual o su benefactor personal.

Eso sí, de tener éxito en su burda operación, que tengan mucho cuidado sus posibles nuevos benefactores, pues ya habrán comprobado que la Presidenta de la Liga F no tendrá mañana el más mínimo escrúpulo en rajar contra ellos si lo considera necesario para sus intereses.

Una hipótesis alarmante

No obstante, es también verdad que empieza a circular en los principales medios deportivos españoles otra hipótesis alternativa —aunque también posiblemente complementaria— acerca de los motivos de su comportamiento.

Consiste nada menos en que podría haber pruebas de que no ha contado toda la verdad a los socios de la Liga F sobre la cuantía real de sus ingresos, retribuciones y/o compensaciones económicas desde que está al frente de ella.

Solo les ha explicado —bueno, de hecho, no lo explicó, sino que tuvieron que preguntarle y a ella no le quedó más remedio que contestar— la mitad de la verdad. Les dijo que su sueldo era de 150.000 euros al año. Sí, sí: 150.000 euros al año; es decir, una cantidad incluso ligeramente mayor que el salario total que ella ofrece hasta a nueve jugadoras de un equipo profesional de su propia Liga. Ojo, no a cada una de esas nueve, sino a la suma de esas nueve.

Sin embargo, con ser esto chocante —por usar un eufemismo—, quizá no dijo toda la verdad. Habría dejado de contar que estaría ingresando, además, otras cantidades mediante otras vías y procedentes de otras instituciones, entes o empresas…

Si así fuera, podría ocurrir que el sueldo anual de la Presidenta de la Liga F fuera el equivalente al que se paga a la totalidad de las jugadoras profesionales de un equipo completo de la competición que ella misma es responsables de gestionar. Sería un escándalo mayúsculo ¿no?

Mentiras y no-verdades sobre el CSD

Pero volvamos a algo que hemos apuntado al principio. La Presidenta de la Liga F miente cuando dice que el CSD ha favorecido a la RFEF (“el CSD siente la necesidad de tener a Luis Rubiales contento”, llega a declarar). Es difícil mentir más. El CSD le autorizó a crear una liga profesional cuando no se daban las razones objetivas que estaban fijadas para ello en la Ley del Deporte de 1990, entonces vigente.

Tan es así, que ahora lo dice ella misma: no para de repetir que no pueden ser profesionales y que no pueden tener autonomía económica ni financiera, cuando estos eran requisitos inexcusables que establecía esa Ley del Deporte para que una competición pudiera ser considerada como profesional.

No acaba así la cosa. El CSD le aprobó unos estatutos que vulneran la legislación vigente y las normas deportivas; le ha regalado 7 millones de euros este año, y le ha prometido 35 millones de euros totales más en los próximos.

Frente a esta extraordinaria “generosidad”, los datos señalan que hay muchas federaciones españolas, con un buen número de medallistas olímpicas, que no reciben estas ayudas ni de lejos.

El CSD zanja el desacuerdo sobre las competencias de la Liga femenina y de la RFEF en la Primera División femenina

¿Sabe la Presidenta de la Liga F cuánto recibió en ayudas nuestro equipo de piragüismo, que ha ganado varias medallas olímpicas en categoría femenina? 890.000 euros. ¿Y nuestra natación, donde nuestras deportistas brillan con singular excelencia desde hace décadas? 980.000 euros. ¿Y nuestro baloncesto, cuya selección femenina absoluta ha conseguido medallas en 14 campeonatos internacionales de este siglo y que cuenta desde hace años con muchas jugadoras profesionales? 540.000 euros. ¿Y nuestras “guerreras” del balonmano? 560.000 euros…, pero no solo para las jugadoras, sino para los deportistas del masculino y del femenino en total.

Pues bien, en medio de este panorama, Beatriz Álvarez afirma que el CSD se ha portado fatal con su Liga, porque le ha dado “sólo” 7 millones de euros este año y le ha garantizado “sólo”  un mínimo de 35 millones en los próximos.

No acaban ahí sus ataques a la verdad. Mintió a los clubes cuando les dijo que no había llegado a ningún acuerdo en el tema arbitral y les mintió cuando les dijo a cuánto ascendería el recibo arbitral de cada partido.

Desde que lo hizo, la buena educación y la ponderación institucional de los Presidentes del CSD llevaron a que estos se callaran para no dejar en evidencia a la Presidenta de la Liga F, porque no es políticamente correcto que un presidente del CSD o un ministro tengan que salir públicamente a aclarar que esa Presidenta miente. Pero lo cierto es que mentía, como bien han dejado en evidencia una reciente resolución del CSD y su propio Presidente actual en sus últimas declaraciones al respecto.

Mentiras y no-verdades sobre la RFEF

Sigamos. Mintió a los socios de su Liga cuando les dijo que el presidente de la RFEF le planteaba problemas en el convenio de coordinación entre las dos entidades, porque eso nunca fue así. Mintió a la opinión pública cuando dijo que la RFEF le ponía problemas con las licencias, con los horarios, con las normas de competición y con la suspensión de los partidos, porque tampoco fue así. Es posible, concedámoselo, que en estos temas la engañaran las personas de su entorno. Pero lo cierto es que hizo suyas esas mentiras.

Y no solo mintió, sino que, además, ocultó la verdad. Nunca quiso contar a los medios, ni a los clubes, ni a nadie que la RFEF le ofreció ayuda económica, ayuda material y ayuda logística. Y no contado ahora a nadie, tampoco al periodista que le hace la entrevista en ABC, que ella rechazó estas ayudas.

No ha explicado que el CSD le otorgó el balón y el “naming” de su competición a través de un escrito interno que nunca pasó por informe jurídico alguno, pero sí fue firmado por algún conseguidor interpuesto. Así pues, no ha explicado que el CSD (en realidad, no fue el CSD como tal, sino “alguien” del CSD) expropió el balón y el “naming” de la competición a la RFEF cuando ambas cuestiones se hallaban aún sujetas a contratos que estaban en vigor.

No ha explicado a los medios que recibió una carta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) diciéndole que su concurso de televisión era completamente nulo y que debía volver a hacerlo. No ha explicado a nadie que, en realidad, la Liga F no ha negociado ningún contrato de ingresos de nada, sino que simplemente deja que su benefactor de la Liga masculina pague… porque de esto se trata.

Tampoco ha contado que el CSD le ha otorgado las ayudas de la Seguridad Social, lo que es ilegal, porque estas ayudas eran para el fútbol no profesional y su Liga presume, por el contrario, de ser profesional. Ni lo cuenta, ni le da las gracias al CSD por ello.

Por añadidura, es sorprendente de que se queje en la entrevista de la falta “independencia” de la RFEF —cuando lo cierto es que es legalmente imposible que la RFEF lo sea— y esté encantada, en cambio, de ser un mero satélite de la Liga masculina, cuando esto se halla prohibido por la Ley del Deporte (por la anterior y por la actual). Y no dice la verdad cuando no cuenta que esto se lo autoriza el CSD, que mira para otro lado a fin de hacer como que no ve esa ilegalidad.

No, en realidad no se le ha olvidado nada de esto, porque ella cree que todo lo que tiene es porque se lo merece y lo que no tiene es porque se lo quitan injustamente: una manera de gestionar que tiene un aroma patológico.

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