Hoy cruzaba yo la calle y miré atento a los coches que venían. Como locos iban algunos. Y apareció Tebas pilotando un DeLorean. No era un regreso al futuro. De verdad, os lo juro, era un regreso al pasado. Caía la caspa por los laterales del coche. Una pena, de verdad.
A la vez que conducía, tuiteaba. Pude leer algo mientras el coche se abalanzaba sobre mí. Como tenía faltas de ortografía y de puntuación, me costó entenderlo. Parecía escribir que facturaba porque tenía que facturar, que los servicios se habían prestado cuando él decía y que quien lo discutiera se podía olvidar de cobrar un euro de la liga.
Es cierto que podía poner otra cosa, porque era difícil de leer, pero os prometo que me pareció lo que os cuento. Me sonó regular, porque yo siempre había considerado a Tebas un tío serio y me empezó a parecer un hombre con pañales. No lo digo en mal plan, de verdad. Hay muchos con pañales, pero esas disculpas lacrimógenas me sonaron fatal.
O somos o no somos. Como decía el sabio mexicano: qué país este, estamos como estamos porque somos como somos. Y es que no es solo México. España también es un poco o un bastante así. Y Tebas, tico de pro (más bien poco de pro, sino más bien de retro) es también así. La pasta es la pasta. Y la familia, la familia. Y la familia, la pasta y el bufete todo junto es un pisto de cuidado.
Ya sabemos que él es de gatillo fácil: facturo cuando se me pone en los… En el fondo, qué más da cuándo se haya hecho el trabajo o qué más da si se ha hecho. Yo facturo, tú pagas y te callas. Y no me toques los ya tú sabes, porque te retraso el pago de los derechos quince días y te vas al guano. La verdad es que eso me lo contó un presidente de SAD y, según me lo contaba, se le iban pasando los efectos del cubata tras cubata. Acabó pálido y me decía: “Ben, que yo no he dicho nada y que, si lo he dicho, me has entendido mal”. No es miedo, es la liga.
Así estamos: treinta y muchos acongojados. De ellos, todos apesebrados. Dicen que en los clubes y SAD de la liga hay grandes empresarios. No voy a referirme a los disidentes (todos sabéis quiénes son, los históricos clubes nunca descendidos). Pero los otros, si son grandes empresarios o grandes en algo, lo disimulan con mimo. Ante su ser superior —Tebas—, se hacen de todo y en desorden. No se puede ser grande cuando se es tan pequeño. No se puede ser grande cuando solo se sabe mirar hacia arriba.