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Baloncesto

El baloncesto, una de las asignaturas pendientes del deporte profesional femenino

El fútbol no lo es todo. Por eso, las mejoras deportivas y laborales que se han conseguido en el último año en el deporte rey también son necesarias en el resto de disciplinas. El baloncesto es un ejemplo de ello. Magal Mendy ha puesto voz a la situación que viven las jugadoras del balón naranja y por la que pelearán por cambiar en 2023. Ser madre y deportista profesional no debería ser nunca un problema y desde la Liga Femenina Endesa aún hay mucho que hacer. La liga española de baloncesto todavía no tiene convenio colectivo y aún no se considera una liga profesional desde el Consejo Superior de Deportes. 

👩‍👧 Ser madre no es el final

La maternidad es algo por lo que desde otros deportes como el fútbol se ha luchado por poder conciliar. Uno de los últimos ejemplos al respecto ha sido el caso de María Alharilla, del Levante. En el baloncesto la historia aún es muy distinta.

Magali Mendy (Choisy-le-Roi, 1990), del Spar Girona, comenzó la temporada 2022/2023 con una noticia… que le puso en una situación de incertidumbre laboral. Tuvo que comunicar antes de empezar la pretemporada que estaba embarazada. No podría jugar. La propia Mendy reconoce que, aunque desde dentro del equipo le felicitaron, anunció la noticia con dudas. «Cuando se lo conté al equipo entendía que podía ser un dolor de cabeza encontrar a una jugadora de mi posición a esas alturas. Cuando lo supieron en el equipo se alegraron mucho por mí», dijo.

La baja por maternidad de una deportista profesional implica que el club tiene que buscar refuerzos para cubrir su posición, pero en ningún caso debería significar el final de la carrera deportiva de la propia madre. Mendy no contempla esa opción y, de hecho, apuesta por volver cuanto antes a las pistas: «Regresar tras el embarazo lo veo como un reto personal para igualar el nivel. Es importante que las jugadoras más conocidas vuelvan a la pista para demostrar que es perfectamente posible hacer las dos cosas».

Ser de las primeras en hacer algo siempre da vértigo, aunque es necesario para impulsar el cambio. Algunas de las baloncestistas que han decidido ser madres y seguir con sus carreras deportivas son Candace Parker, Napheesa Collier, Dearica Hamby, Valériane Ayayi o Skylar Diggins-Smith. Algunas de ellas, como Collier, han sido incluso portadas de revistas por su maternidad.

🏀 La WNBA, el espejo donde mirarse

Las jugadoras de la WNBA (Asociación de Jugadoras de la liga norteamericana) consiguieron en 2020 ratificar un convenio colectivo bajo el que los equipos deben garantizar el 100% del sueldo a las jugadoras que se queden embarazadas y mantener su contrato. Además, después de la maternidad, a las madres se les ofrecen pisos para que las parejas y los hijos puedan desplazarse con ellas a sus partidos. En el convenio también está estipulado que haya hasta 60.000 dólares en tratamientos de fertilidad.

Lejos de ese panorama, en la Liga Femenina Endesa las jugadoras que se quedan embarazas se remiten a los derechos del Régimen General del Estatuto de Trabajadores. Esto significa que se pueden atener a una baja por riesgo de embarazo a la que pueden acceder previo informe médico que certifique la exposición del mismo y que cubre el 100% de la base reguladora hasta un tope de 4.139,40 euros al mes, lo establecido en la Seguridad Social. Al igual que el resto de trabajadores, una vez han dado a luz, por ley tienen 16 semanas, más 15 días de lactancia.

Pere Puig, director deportivo del Spar Girona, señala que una normativa más específica para las jugadoras también sería de utilidad para los clubes: «Sería beneficioso que hubiera una regulación porque muchos temas quedan en el aire. Si te riges por el Régimen General de Trabajadores, dejas muchas cosas al criterio de cada uno y cabe recordar que la liga no es una liga profesional y eso afecta directamente a los recursos económicos de las entidades».

La profesionalización de la competición es otro de los asuntos troncales por resolver. La Liga Femenina Endesa cuenta con un organismo representativo de las jugadoras, la Asociación de Jugadoras de Baloncesto (AJUB). Lucila Pascual, la actual presidenta de la AJUB, asegura que se están dando pasos hacia la profesionalización y considera que la maternidad no es un hecho habitual en la profesión: «Son pocas las jugadoras que se plantean ser madres porque no tienen los recursos o porque son muy jóvenes. Crea cierta controversia porque a los clubes les cuesta reemplazar a jugadoras».

La creación de un convenio serviría para avanzar en la mejora de la situación. Antes de que Pascual estuviera en la presidencia, en 2007, con Elisa Aguilar al frente, se firmó el primer convenio colectivo, aunque solo estuvo en vigor una temporada.

☝🏻️ Sheryl Swoopes, la mamá pionera

Toda una medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta fue quien abrió el camino a la maternidad en el baloncesto. Sheryl Swoopes, internacional con Estados Unidos y una de las líderes del Houston Comets a finales de los 90, anunció su embarazo en 1997. Todo un impacto dentro de la disciplina.

Su maternidad implicó que se perdiera los primeros 19 partidos de la temporada. El final de su carrera, tras ser madre, pasó por Seattle y después por Tulsa, donde se retiró. Su ausencia de meses por decidir tener hijos no la impidió acumular un palmarés de cuatro anillos de la WNBA y tres títulos de MVP de la liga.

Sheryl Swoopes, en su etapa como jugadora en 1994. / Getty Images

En España, la conciliación familiar y la falta de profesionalidad aún son temas pendientes en deportes femeninos fuera del fútbol, como puede ser el baloncesto. No obstante, poco a poco se están dando pasos hacia adelante para conseguirlos.

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