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Los nuevos Lakers, el candidato silencioso al anillo

Los Angeles Lakers están de dulce. Un récord de 4-1 les avala en sus cinco duelos disputados después del parón. Apenas restan 20 partidos para que finalice la temporada regular y los angelinos se lo juegan todo. En palabras de LeBron James, «este tramo se ha convertido en uno de los más importantes de su carrera». Normal, pues desprenden la impresión de estar capacitados para optar a objetivos gigantes. Durante el cierre del mercado, en los despachos del Crypto.com Arena se movieron como nadie y solucionaron los problemas que presentaba la plantilla hasta convertirla, de la noche a la mañana, en la de un todo un equipo candidato al anillo.

Lakers

🧘‍♂️ Rotación amplia y con sentido

En los nuevos Lakers todo el mundo tiene su rol. Y, casi más valioso todavía, resulta que todos los jugadores conscientes y consecuentes con su papel. Al inicio del campeonato, los angelinos contaban con un roster en el que la lucha de egos era una constante, con jugadores centrados en sus guerras personales y no tanto en el equipo. A esto había que sumarle que muchas de las piezas eran poco compatibles con LeBron James y Anthony Davis, las cabezas de proyecto. Principalmente, Russell Westbrook, Patrick Beverley y Thomas Bryant. Los tres salieron de Los Ángeles durante las últimas horas del trade deadline. A cambio, D’Angelo Russell, Jarred Vanderbilt, Malik Beasly, Mo Bamba y Davon Reed se sumaron al equipo. Cinco nuevos jugadores que, además del japonés Rui Hachimura, que llegó unas semanas antes, han dotado a la rotación de un sistema racional alrededor de LeBron y Davis.

La llegada de D’Angelo parecía evidente, pues llegó para ser la tercera cabeza del bigthree. Es un base que puede distribuir, pero sobre todo anotar. Y al contrario que Westbrook sí amenaza desde el triple. Su presencia abre muchos espacios para las estrellas, que juegan con más libertad y descargados de responsabilidad anotadora. Junto al retorno de ‘Gelo’, que ya jugó en los Lakers entre 2015 y 2017, Malik Beasly y Jarred Vanderbilt completan el quinteto. El primero es un tirador más o menos fiable con un 36% desde el triple, capaz de generar valor en ambos lados de la pista. El segundo, un interior muy móvil, enérgico en el rebote ofensivo, que suma muchas segundas oportunidades, además de un defensor de élite que puede encargarse de grandes y pequeños.

El banquillo también tiene clara su función. Dennis Schröder se mantiene como base suplente, capaz de contabilizar muchos puntos desde el banquillo. Austin Reaves emerge en el escolta para obligar al rival a abrir la pista y proteger su lanzamiento exterior. Troy Brown Jr. y Lonnie Walker IV ocupan el alero para intentar imitar el rol de LeBron y poner el punto físico del quinteto suplente. Mientras, Hachimura y Mo Bamba conforman la pareja interior. Mezclan la calidad del japonés y el muro neoyorquino, que actúa como un buen protector del aro.

😎 La remontada ante Dallas, clave para Lakers

Lo más interesante de este balance de 4-1 de Los Angeles Lakers tras el All-Star está en analizar cómo lo han conseguido y contra qué rivales. En los cinco choques se han enfrentado a dos veces a Golden State Warriors, a Portland Trail Blazers, a New Orleans Pelicans y a Dallas Mavericks. Conjuntos que luchan por su mismo objetivo. En dos no tuvieron a LeBron (Warriors y Blazers) y los saldaron con una victoria y una derrota. Mientras, en el segundo encuentro ante Warriors, ‘The King’ dejó su peor actuación de la campaña con 13 puntos y un 5 de 20 tiros. Ante los de San Francisco, Anthony Davis también tuvo una noche nefasta y D’Angelo Russell se retiró lesionado. Aun así consiguieron ganar, algo impensable antes del mercado.

Ante Dallas Mavericks, sin D’Angelo, los Lakers parecían regresar al pasado y llevarse una paliza. De hecho, llegaron a ir perdiendo por una diferencia de 27 puntos. Nada más lejos de la realidad. Los pupilos de Darvin Ham dieron todo para levantar un partido que puede ser fundamental en el futuro. Fue la mayor remontada de toda la temporada en la NBA. Y de los Lakers desde la temporada 2002. Jarred Vanderbilt fue diferencial en su defensa contra Luka Doncic, al que secó en la segundad mitad. El ala-pívot capturó 17 rebotes, el máximo de su temporada, 8 de ellos ofensivos, y los complementó con 15 puntos y 4 robos.

LeBron James comenzó muy alejado del balón y le costó arrancar. Por si fuera poco, estuvieron paupérrimos desde el triple con un 17,6% de acierto. Pese a ello, mostraron una garra, competitividad y unión impensable hace unas semanas. Sacar un partido así, frente a Luka Doncic y Kyrie Irving, será vital para las aspiraciones de un cuadro angelino completamente renovado.

En definitiva, Los Angeles Lakers pintan, por fin, a equipo serio. Una plantilla que no solo puede complicar las cosas porque cuenta con LeBron James, sino que está capacitada para dominar partidos y avanzar rondas de playoff. El objetivo debe ser, a corto plazo, sumar los partidos necesarios para entrar en play-in. Una vez ahí, tendrán licencia para soñar. Si siguen así, son una franquicia con el calibre necesario para luchar por el anillo.

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