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Doncic frente a la historia: las claves de las Finales de la NBA entre Dallas Mavericks y Boston Celtics

Las Finales de la NBA que nadie vaticinó ya están aquí. La madrugada del jueves 6 al viernes 7 de junio, Boston Celtics se enfrentará a Dallas Mavericks en una serie para la historia. Kyrie Irving regresa a Boston; Kristaps Porzingis vuelve a Dallas. Jayson Tatum y Jaylen Brown contra Luka Doncic, a punto de consagrarse como el mejor jugador del planeta. Por delante, una serie repleta técnica suprema, tácticas y variables que determinarán el campeón de la NBA 2023/2024.

Primera pregunta: ¿existe remedio contra Luka Doncic?

Una cuestión que ni las mentes más brillantes del mundo del baloncesto han conseguido responder. Doncic es un 10. Grande, fuerte, audaz, hábil y brillante en sus decisiones, reacciones y velocidad cognitiva. En su lectura, en su técnica, pase, bote, tiro, uso del cuerpo, manejo de los tiempos y los espacio. Balcánico y del Real Madrid. Agresivo, delicado, violento. Competitivo hasta la extenuación y sonriente en la batalla. Las respuestas y soluciones a cualquier plan defensivo que tenga delante, por más específicamente diseñado que esté, por más recursos y estrategias que los rivales hayan dedicado en detenerle, siempre llegan; los inventos son inútiles.

Podríamos dedicar el texto en exclusiva a definir a Luka Doncic y aún así sería insuficiente. Su impacto y determinación están fuera de análisis. Sin ir más lejos, durante las finales de conferencia ante Minnesota Timberwolves, la mejor defensa de la NBA y el DPYO de la liga, Gobert, Doncic promedió 32,4 puntos, 8,2 asistencias y 9,6 rebotes por partido, con un porcentaje de tiro de 62,7 de acierto en tiro. Los Wolves, que venían de despedazar a los vigentes campeones y de anular a Jokic, fueron machados por Luka.

Por destacar alguna de sus cualidades, la intuición y lectura de Luka pueden ser cruciales en el desarrollo de la serie. Es el más astuto al ejecutar el pick and roll y para retener, atraer y soltar el balón, bien por dentro, bien a los tiradores abiertos. Boston se mide ante el boss(-ton) definitivo.

No obstante, los Celtics podrán lanzar múltiples defensores de talla All-Defensive sobre Doncic con Jaylen Brown y Jrue Holiday, que se dividirán la ardua tarea; y Jayson Tatum, que podrá sumarse a la faena. Quién será la asignación principal de Luka es un detalle menor. El prodigio esloveno exprimirá a los cinco defensores sobre la pista de todas las formas posibles cuando tenga el balón, sin importar quién vaya tras él.

¿Qué está dispuesto a conceder Boston? ¿Quiere restringir los triples desde las esquinas o evitar los alley-oops? Recordemos que los Mavericks rayan los 60 alley-oops, equipo que más finaliza las jugadas así de los playoffs, seguido por Boston, que lo hizo… ¡¡¡9 veces!!! Así, el timing de Gafford y especialmente Lively, que por derecho propio se ha ganado el asiento en la mesa de los mayores, podría ser absolutamente decisivo.

Dereck Lively, el pívot que necesitaba Luka Doncic

No hay un plan de juego establecido que asegure minimizar a Doncic. La cobertura de Boston dependerá de quién se involucre en la defensa, ya sea Kristaps Porzingis, Al Horford, Derrick White o Payton Pritchard. Los Celtics no suelen aumentar su agresividad y Mazzulla no acostumbra a enviar dos defensores al poseedor balón, pero Luka es una excepción y tendrán, por momentos, que conformarse con dejar que P.J. Washington o Derrick Jones Jr. reciban abiertos para lanzar de tres o penetren en un carril congestionado. Gafford y Lively harán lo propio bajo el aro. O Irving, esperando alrededor como un arma definitiva, mortal, infalible. La postemporada del bueno de Kyrie merece un apartado propio, pues oposita a entrar en los libros de historia como el supergenio que siempre fue.

Doncic Irving

Pero la versatilidad, disciplina y tamaño de los Celtics les convierten en un hueso duro de roer. Cambiarán sobre la marcha, ayudando en cada jugada, evitando faltas innecesarias, limitando las segundas oportunidades y las transición, cansando a Luka y manteniendo el ritmo de anotación.

Y en el otro lado de la pista, ¿qué?

Los ‘Mavs’ no están en las Finales de la NBA solo por su ofensiva: su férrea y física defensa en las primeras tres series mantuvo a los Clippers, Thunder y Timberwolves en 109,5; 111,8 y 112,1 puntos por cada 100 posesiones, respectivamente. La mayor parte de ese éxito se debe a su capacidad para proteger del aro. Dallas mantuvo a sus tres oponentes en un 59,4 por ciento de tiros bajo el aro, una tendencia que se incrementó desde el final de la temporada regular, donde empezaron a cimentar este poderío.

Boston, por otro lado, no tiene puntos débiles desde la línea de triples. Acepta la mayor cantidad de tiros de larga distancia posibles… y los convierte. Su brutal récord de 76-20 durante la temporada regular bebe de ahí. El espacio que consiguen abre mucho la cancha, lo que luego sostiene uno de los principales pilares de la identidad ofensiva ofensiva de Boston: la capacidad para crear un desajuste y luego atacar cuando la defensa reacciona.

Ningún equipo de la NBA se ha enfrentado a los Celtics con éxito en todos los playoffs. Tampoco nadie ha sobrevivido a los ‘Mavs’ de Luka Doncic, de Kyrie, de los alley-oops sobre el rookie Derick Lively II, que se ha consagrado como una de las piezas más importantes del equipo y como uno de los actores más inesperados que pueden decantar el anillo. Ninguno, especialmente los verdes, tendrá una respuesta perfecta, pero ahí está la gracia del deporte. Por delante, unas Finales vibrantes, que pueden cambiar el baloncesto moderno en la NBA. Doncic, ante la historia.

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