Candidato a mejor entrenador del año, Carlos Pozzoni ha sido pieza clave en la sobresaliente temporada del retorno de los Superpibes (Franco Stupaczuk y Martín di Nenno). Rozaron el número uno pese a la irrupción de Tapia y Coello, han ganado 7 títulos, jugado otras 9 finales y no se han bajado de la penúltima ronda en toda la campaña.
Argentino, vividor, socarrón, extrovertido y divertido. Charlar con él asegura risas, pero tras sus chistes y humildad se esconde un sabio del pádel hecho a sí mismo y con una inteligencia emocional que le hace único en el banquillo.
Pregunta. Debes ser el único argentino que no toma mate.
Respuesta. La primera vez que fui de viaje con Martín (Di Nenno) me dijo “che, gordi, ya tengo el mate preparado”. Yo no le decía nada. En el viaje me comentó si me hacía un matecito y le confesé que no lo tomo. El mate es para los pobres y para los que estudian y yo nunca fui ninguna de las dos cosas.
P. Hay jugadores que toman mate que no son nada pobres.
R. Pero lo fueron seguro.
P. ¿Tú nunca has sido pobre?
R. No. Tampoco estudié.
P. Todo lo que sabes de pádel lo aprendiste en la calle.
R. Mi hermano fue un jugador bastante bueno y yo siempre estaba pegado a él. Aprendes sin darte cuenta. Estar con Maquirriain, Lasaigues, Gattiker, mi hermano y sus compañeros, que siempre estaban entre las primeras parejas, fue mi aprendizaje. Él es el Pozzoni bueno, no solo en lo deportivo; en general.
P. Hay perfiles de coach más académicos y otros más de la calle.
R. Yo siempre digo que entrenadores habrá mejores y habrá peores, pero el gran mérito es del jugador. El entrenador tiene que tratar de que el jugador mantenga una línea en su día a día, y después que en la pista no se maten entre ellos.
Tratar de transmitir en los momentos importantes o una distracción o un consejo corto. Al jugador no le puedes meter ni cosas negativas, ni cambiarle todo constantemente. Yo sé el jugador que tengo. No le puedo pedir a Martin Di Nenno que la saque por la puerta desde el fondo.
R. Hay entrenadores que son exjugadores, otros han estudiado mucho, y están los que se han hecho en el día a día. Yo creo que no soy ninguno de los tres. El que estudió seguro que no.
P. Hubo polémica en su día cuando se quiso exigir titulación a todos los coaches en World Pádel Tour.
R. No es por desmerecer el trabajo de la gente que da los cursos, pero he estado en algunos y lo que vi fue un negocio, no que enseñaran. Es lo que no me gustó. Las cosas tienen que tener un orden, pero había que pagar 50 € por hacer una prueba y si no la pasabas tenías que volver a pagar. De 50 personas pasaban 10. Yo entrenaba a menores y el padre del niño, que era farmacéutico, tenía título de entrenador.
P. Lo que faltaba para que se entrometan aún más.
R. Yo tengo a Claudia Jensen y su padre trabaja en mi academia y le digo, «che Cristian, sentate tú en este torneo». Y dice que no, porque con él Claudia se toma las cosas de otra manera. Y estamos hablando de la número 10 del mundo, pero se puede sentir más presionada o su compañera incómoda por ser el padre de ella quien le dice las cosas.
P. Estás nominado para los premios Pádel Spain como mejor entrenador.
R. Es el quinto año que estoy postulado. Al final lo ganaré por descarte, porque ya se lo dieron a todo menos a mí (risas).
P. ¿Hay que vigilar mucho los celos entre los jugadores?
R. Mira, la temporada que viene será mi octava con Franco (Stupaczuk) y claro, los compañeros ven la relación que tengo con él. Y a lo mejor al principio piensan que no le digo nada, pero no es cierto.
Al primero que quiero matar es a él. Lo que pasa es que llevamos tantos años que muchas veces no nos hace falta hablar. Pero por ejemplo, cuando jugaba con Pablo Lima, tuvimos una bronca jugando en Marbella, él estaba insoportable, la cosa se puso tensa y nos mandamos a tomar por culo. El pobre garoto no entendía nada. Luego nos pedimos disculpas, nos dimos un abrazo y a seguir.
Yo las cosas nunca las digo de malas. Puede parecerlo o pueden no ser las mejores formas pero ellos saben que yo siempre miro por la pareja. Los puedo putear, pero que no los putee nadie afuera porque mato por ellos.
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P. ¿En las parejas hay un jugador que necesita más apoyo táctico y otro más apoyo psicológico?
R. Con Martín hemos trabajado mucho toda la parte táctica. Y los tres tenemos una forma de pensar muy parecida. En el equipo tenemos a Lucas Centurión, un amigo de de Martin que vive en Italia y nos ayuda con los diagnósticos de los partidos y el tema de de las tácticas. Ve todos los partidos, la verdad que es una ayuda importante. Lo llamamos Ancelotti. Yo no tengo problema en que se una gente que sume.
Martin es el jugador que más bola toca porque Franco va a molestar delante y entonces lo evitan un poco más. Así que tácticamente hablamos más con Martín por eso. Él nos genera el juego y es el que hace que Franco juegue bien.
Luego durante el partido un poquito cuando las cosas ya te las adivinan, ya saben lo que estás haciendo, entonces hay que cambiar y los hacemos entre los tres: Franco Martín y yo
P. Dentro de esta superprofesionalización del pádel, ¿puede ser que haya cosas que vayan más lentas que otras, como por ejemplo, el arbitraje? ¿Cómo puede ser que la altura del saque la mire alguien subido en una silla mientras vosotros tenéis analistas de partidos?
R. Lo que está claro que hay que buscarle una solución a todo, no solo al saque, porque bajo mi punto de vista el Foxtenn también falla. Eso o nosotros llevamos fallando 35 años.
Hemos visto bolas que han salido para adelante, que han llegado a la red, han pedido la revisión y la han dado buena.
P. Una innovación y nadie del circuito se fía.
R. Tal y como está la tecnología a día de hoy en el mundo, estamos a años luz. Se puede hacer un algo muchísimo mejor de lo que hay para controlar el saque, cuando tocan la red, y un montón de cosas más. Alguien tiene que hacer algo, poner camaritas, tener un programa muy sofisticado, me imagino, pero yo creo que se puede hacer.
P. En el tenis cuando sale el ojo de halcón todo el mundo se fía, pero en el pádel tengo la sensación de que los jugadores a veces lo piden por si acaso.
R. Cien por cien. Cien por cien. Cien por cien. Nadie confía.
P. Pasaste de Alicante a Madrid. ¿Cómo fue el cambio?
R. Me encantó Alicante, pero llegó un momento que se nos quedó pequeño con lo del circuito nuevo y tanto viaje. Contento en Madrid. Amo Madrid, tengo todos mis amigos allí desde hace 20 años.
P. ¿Tienes siempre la maleta hecha?
R. Hago la maleta 10 minutos antes de salir de casa. De viaje me despierto 10 minutos antes de salir, meto todo dentro y salgo.
P. Pura contradicción: preparas un partido durante una semana con tu analista de datos y tus jugadores y en el aspecto personal todo lo contrario.
R. Sí, exacto.
P. ¿Qué esperas del nuevo circuito?
R. Al principio, no tengo problema en decirlo, estaba un poco reacio a todo este cambio porque veía que las cosas no avanzaban. El primer año había que darle confianza a esto y estuvimos viajando y haciendo un enorme esfuerzo físico. Fue una locura.
Y llegar el segundo año a Milán, último torneo, sin calendario ni haber firmado el contrato, no me parece normal. No se trabajó con suficiente antelación en el circuito nuevo. Tendríamos que haber tenido todo definido en julio o como mucho en septiembre.
P. Qué talento tienes fuera del mundo del pádel.
R. Jugar a la pocha. Juego 5 horas diarias.
P. Hay gente que juega 5 horas al día al pádel y no aprende.
R. Sí, pero yo soy de lo mejorcito del grupo. Tenemos al Bebe Auguste. Alguna vez ha venido Paquito a jugar y lo peor que podía pasar es que ganó.
P. Te lo está recordando todos los días.
R. Sí, sí, terrible.
P. ¿Quién duraría más en una competición, Stupa jugando al Fornite, Di Nenno viendo a Boca Juniors o Carlos Pozzoni comiendo asado?
R. Yo salgo último. Pero escucha, Martín tiene más vicio que Franco con los juegos. Al FIFA se te clava 8 horas, juega campeonatos…
P. ¿Alguna vez han aparecido medio dormidos al partido después de tirarse toda la noche jugando a la consola?
R. No, eso no. Algunas veces se me queda hasta tarde viendo a Boca.
Se me hace el loco la renga (Martín) pero bueno, está permitido, no pasa nada, lo dejo.
P. ¿Cómo conviven uno de River y otro de Boca en una pista de pádel?
R. Nada se llevan bien, se llevan bien. Cuando Boca perdió la final de la Libertadores le dije a Franco que no tocáramos el tema. Le perdonamos la vida. Se fue a verla a Brasil y venía golpeado tras 12 horas de vuelo, no quisimos hacer sangre.
P. Le diste permiso para irse a Brasil a ver el partido en plena competición.
R. Sí, le dije a Martin que la vida hay que vivirla. Ve. A los 5 minutos tenía el billete. Para mí que me lo dijo por quedar bien, pero ya lo tenía comprado.
P. ¿Qué huella quiere dejar Carlos Pozzoni en el pádel?
R. Yo no quiero dejar nada. Si queda algo quedará y si no, no pasa nada. Yo soy feliz con lo que hago. A mí me gusta el vínculo. Este año celebré mi cumpleaños e invité a Pablito Lima. Lo conozco desde que tenía 10 años, vivía en frente de la casa de mi hermano iba a entrenar ahí y tuve la suerte de conocerlo. Igual que Cristian Gutiérrez, un amigo de toda la vida y Maxi Grabriel. Lo que me gustaría es que el día de mañana la gente que hoy tengo al lado siga estando.