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🎾 Tenis

Paula Badosa y Madrid, una historia de amor y odio

Paula Badosa es la referencia española en el tenis femenino. Transita lejos de ese segundo escalón del ranking que ocupó hace exactamente un año, pero es consciente de que ese talento no se ha marchitado. «He demostrado ser de las mejores del mundo y para mí eso no ha cambiado», desveló en la antesala del Mutua Madrid Open. La española quiere retomar ese nivel sobre la arcilla de la capital, un escenario en el que ha vivido historias de amor y odio.

Paula Badosa despegó en Madrid

Madrid y España conocieron a Paula Badosa en 2015, cuando la tenista aún era menor de edad. Para los más aficionados, la española era un diamante en bruto —meses después conquistó Roland Garros Junior— al que comparaban con María Sharapova. Era la irrupción más sonada, la esperanza que aunada a Garbiñe Muguruza prometía colocar a nuestro país de nuevo en la élite de este deporte, huérfano desde Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez.

Condiciones no le faltaban. Alta, guerrera, con una derecha capaz de desarbolar a las mejores. Por aquel entonces rondaba el top 300, pero aprovechó una wild card y superó la previa, entre el griterío y la admiración del público. En primera ronda tuvo que retirarse frente a Sara Errani, a lágrima viva, bajo una sonora ovación. Solo un año después recibió una invitación para el cuadro final. La catalana se marchó de nuevo lesionada, cuando disputaba la tercera manga frente a Alice Cornet, 48 del mundo. Ese día la española se prometió hacer algo grande en el futuro, pero el camino ha sido largo y duro.

Fuera del mapa… hasta 2021

Los dos siguientes años, en lugar de convertirse en realidad y ser una potencial campeona del Mutua Madrid Open, Paula Badosa se vio obligada a disputar la fase previa, sin ganar ni un solo partido. Las expectativas, las comparaciones, lastraron a una tenista inmersa por aquel entonces en una espiral negativa, víctima de la ansiedad.

En 2019 ni siquiera pudo acudir a la capital. Fuera del top 100, la española, por esas fechas, disputó dos ITF en nuestro país. En 2020, una lesión la mantuvo lejos de las pistas de febrero a agosto, prolongando la agonía. Aquel territorio que la vio nacer como tenista, no había disfrutado de una sola victoria suya en el cuadro final. Hasta que por fortuna Paula Badosa cambio el chip. Superó esa barrera mental, ganó confianza, su tenis fluyó… y Madrid volvió a gozar de su presencia.

Y de qué manera. La catalana, en plena progresión, logró alcanzar las semifinales del Mutua Madrid Open tras dejar en el camino, entre otras, a Belinda Bencic —octava cabeza de serie—. Solo Ashleigh Barty, número uno del mundo, fue capaz de frenarla. Tras una de arena, en 2022 llegó la de cal. Paula Badosa se presentó en la capital como número dos de la clasificación, pero un tempranero choque —segunda ronda— frente a Simona Halep le obligó a hacer las maletas.

¿Puede ser 2023 su año?

Badosa aterrizó este curso a Madrid en un momento extraño. Empezó el año como un cohete, con un nivel supremo en Adelaida. Se lesionó en semifinales, se perdió el Abierto de Australia, y desde entonces no ha superado los cuartos de final en ningún torneo. Ahora deambula fuera del top 40.

Sin embargo, más allá de los números, es importante entender el contexto de sus fracasos. Sus seis últimas derrotas han llegado frente a jugadoras inmersas en el top 15. Y, en muchas ocasiones, Paula Badosa ha rozado el triunfo. De ahí que su caída no refleje realmente las verdaderas sensaciones. La española no está tan lejos de la que fue. Ella es consciente, que es lo fundamental. A partir de ahí, la confianza, la fortuna y su tenis pueden separar esa estrecha línea entre el triunfo y la derrota.

Madrid, de recuerdos tanto dulces como amargos, vuelve a mirar con ilusión a la catalana. De momento, en su debut ha pasado por encima de Cocciaretto. El próximo escollo, en tercera ronda, será Coco Gauff, sexta cabeza de serie. Palabras mayores. Con la pista Manolo Santana de testigo, Paula Badosa tratará de vivir una tarde mágica, para guardar con cariño un nuevo recuerdo de Madrid, donde se dio a conocer hace ocho años.

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