Novak Djokovic ha afianzado su candidatura en Melbourne. Nadal, Fritz, Ruud, Medveded, Aliassime… la nómina de candidatos se ha reducido drásticamente en solo ocho días. Las molestias y la presión no afectan al serbio, que suma 38 victorias consecutivas en Melbourne, donde va camino de alzar su 22º Grand Slam.
El tenista de Belgrado despejó cualquier duda —si es que había alguna— ante Álex de Miñaur. El australiano apenas pudo sumar cinco juegos ante un ‘Nole’ soberbio, que se desplazó por la Rod Laver Arena como si fuera un chaval, a sus 35 años y con un vendaje en el muslo.
El siguiente escollo de Novak Djokovic será Andrey Rublev, a priori, uno de los obstáculos más rebuscados en el camino hacia la consecución de su objetivo. El ruso está entonado, con un tenis más maduro, exento de los errores del pasado. Y con la confianza de haber sobrevivido a una batalla extenuante con Rune —cinco sets y casi cuatro horas de partido—.
El último firme candidato a ganar en Australia es Stéfanos Tsitsipas. El griego, junto a Djokovic, es el único que sabe lo que es disputar la final de un major. En su currículum todavía no presume de ningún Grand Slam, su asignatura pendiente. Hace tiempo que dejó de ser promesa y se convirtió en realidad. Necesita asestar un golpe en el circuito y ocasiones como la que se le presenta esta semana se dan pocas veces.
Por el camino se ha quedado fuera casi toda una generación —sobreviven Borda y Sheltton—. Sinner, Aliassime, Rune… No es su momento, pero llegará. Por fechas parece inviable que Novak Djokovic o Rafa Nadal puedan enterrarles. Y porque las sensaciones difieren mucho de las que en su día exhibieron los Dimitrov o Goffin.
Tampoco estarán otros favoritos como Nadal, Fritz, Ruud o Medveded. Cuatro miembros del top ten que ni siquiera llegaron vivos al domingo. Sorprendente lo del ruso, que en sus dos primeros envites mostró su mejor versión. También se quedó fuera Roberto Bautista, el último español presente en el cuadro, tras perder ante Paul.
Con la ausencia de Alcaraz y la baja de hombres que no atraviesan por su mejor momento, como Zverev o Thiem, en el cuadro figuran nombres que el aficionado menos acérrimo ni siquiera conoce: Ben Shelton, Lehecka…
Famosos o no, nadie presenta una amenaza real a Novak Djokovic si muestra la endereza de su último envite. Centrado y sin molestias físicas ningún jugador del cuadro puede interponerse entre él y su décimo Abierto de Australia. El serbio está cerca de igualar a Rafael Nadal —con opciones de superarle pronto— y reescribir la historia del tenis.
