Hace poco más de un lustro irrumpió en el circuito un tal Nicola Kuhn, de padre alemán —su ciudad natal— y madre rusa, que desde los tres años residió en Torrevieja. Un diamante en bruto que España adoptó y después dejó marchar. Un talento que prometía erigirse en el sucesor de Rafael Nadal, pero que a sus 24 años recién cumplidos no está ni tan siquiera entre los 500 mejores del mundo. Una historia, como tantas otras, que en esta ocasión empezó a narrarse en una Copa Davis Junior en 2015.
La emersión de Nicola Kuhn como promesa
Con solo 12 años, y sabedor de su potencial, Nicola Kuhn se trasladó a la academia de Juan Carlos Ferrero, en una asociación que ahora recuerda a la que mantiene el exnúmero uno del mundo con Carlos Alcaraz. En 2015, con solo 15 años, logró su primer punto ATP y se destapó en La Caja Mágica (Madrid), en la final de una Davis Junior en la que sus oponentes eran Aliassime y Shapovalov, hoy instaurados en la élite de este deporte.
El camino de Nicola Kuhn se antojaba similar. Prosiguió su escalada en los torneos Future, saltó a los Challenger —dos en su palmarés— y hasta se convirtió en 2018 en el segundo español más joven de la historia —tras Rafael Nadal— en ganar un partido de un Masters 1000. Entonces, su sueño de vivir del tenis era una realidad. Este triunfo gracias a una wild card en Miami le permitió inmiscuirse entre los 200 mejores del mundo.
Con un desparpajo impropio para su edad y un tenis sólido, avalado por una derecha potente y un revés sin fisuras, contaba con todos los requisitos para proseguir su avance. Sin embargo, ese mismo curso, las lesiones le impidieron tener continuidad y lastraron su confianza. Nicola Kuhn decidió entrenar con el exjugador profesional Iván Navarro en Alicante.
El tenis de Nicola Kuhn se marchita
Pese a que en 2019 gana su primer partido en un Grand Slam —en la fase previa del Abierto de Australia— y cosecha una victoria en el Conde de Godó frente a Delbonis, 76 del mundo, solo disputa tres partidos ATP, con un balance de 1-2, debido a que no termina de imponer su nivel en los torneos de menor categoría. En 2020 la situación se agrava: no recibe ninguna invitación para un torneo grande, no gana ningún Challenger y sale del top 200.
Desde entonces, Nicola Kuhn ha sido la sombra de lo que apuntó en su día. No ha sido regular, ni ha dejado atisbos de ese tenis completo llamado a incomodar a más de uno. En 2021 volvió a cambiar de bandera, para defender de nuevo los colores de Alemania, aunque no ha estado presente en ninguna eliminatoria de Copa Davis.
En 2022, por primera vez en su trayectoria, alcanzó el cuadro final de un major. Fue en Wimbledon, donde dio la cara en primera ronda ante Nakashima —56 del mundo—. No cambió nada. El germano siguió su descenso en el ranking con derrotas prematuras en torneos Challenger y concluyó el año fuera del top 500.
¿Un futuro alejado del tenis?
Su futuro, con solo 24 años, puede estar lejos del tenis si no es capaz de reconducir su situación en las pistas. Nicola Kuhn, tras un 2023 alejado de las pistas, trata de reconducir su situación en escenarios menosres como los Challengers. Hasta la fecha, su proyección le ha servido para contar con el apoyo de importantes sponsors como Nike, pero los patrocinios no son eternos.
El tenista se encuentra en una situación delicada, con la que lidian muchos tenistas, en la cual es difícil vivir de este deporte. Viajes, alojamientos, fisioterapeuta, entrenador… Demasiados gastos para tan pocas victorias. En estos tres primeros meses apenas ha sido capaz de generar 4.000 euros. Aquel joven nacionalizado español, llamado a ser alguien relevante, debe todavía encontrar su camino tras un bache demasiado prolongado. Y necesita hacerlo cuanto antes.
¿Puedes acordarte de todos ellos? Revisa la lista completa de Qué fue de.