Al final, Qatar 2022 ni marcó el récord de penaltis pitados en un Mundial, como parecía más que probable tras los primeros 16 partidos del torneo, ni el ritmo terminó por moderarse tanto como para acercarse a la media histórica, como parecían sugerir los 44 siguientes.
Las tres penas máximas pitadas en la final —no incluimos en este recuento los lanzamientos de las tandas para dirimir desempates— llevaron el número final a 23, es decir, 0,36 por partido. Un nivel que está muy por encima de la media de los 21 Mundiales precedentes, que es de 0,25, esto, es un penal cada cuatro partidos. Pero que está también claramente por debajo de los 0,45 por partido de Rusia 2018 y es ligeramente menor que el 0,37 de Argentina 1978. O sea, que el Mundial qatarí se adjudicó, en el “ranking” de penaltis pitados, la medalla de bronce.
Eso sí, la comparación entre la época pre-VAR y la VAR es terminante. Verdad es que solo dos Mundiales componen esta segunda etapa histórica, con lo cual el contraste cojea un poco, pero lo cierto es que en ellos se pitaron conjuntamente 0,41 penaltis por partido; es decir, casi el doble de los 0,24 penaltis por partido de media registrados en los 20 Mundiales anteriores.
¿Se fallan más penaltis?
En cambio, sí ha estado muy cerca de la media histórica el número de penaltis no transformados en Catar. Sin embargo, a pesar de que se ha comentado mucho que parece que cada vez se fallan más penaltis en los Mundiales, en este último se fue al limbo “solo” un 26% de los decretados, un porcentaje clara, pero no escandalosamente lejos de la media histórica, que es del 20%. Una media en la que “tiran” bastante a la baja los Mundiales de Estados Unidos 1994 —en el que fueron gol todos los penaltis– y de Brasil 2014 —en el que solo uno no lo fue—, si contamos solo aquellos en los que se pitaron más de diez, por el aquel de la representatividad estadística.
Bien es verdad, hay que insistir en ello, que en este nivel de acierto o fallo (sea del portero o del jugador de campo, elija el lector) no se contabilizan los lanzamientos no transformados en las tandas de desempate. En ellas, en efecto, la impresión es que en Qatar se han fallado más de la cuenta… y no es una indirecta al caso de España.
¿Quiere el lector un dato curioso? En la final se enfrentaron el equipo al que le pitaron más penaltis a favor (Argentina, con cinco, muy por encima de los dos con los que fueron “agraciadas” las cuatro selecciones siguientes) y al que le pitaron más penas máximas en contra (Francia, con cuatro, seguida por tres selecciones con dos: Uruguay, Polonia y Argentina).
Y, para los amantes de las sospechas, añadamos que Argentina fue la selección con mejor balance de penaltis a favor y en contra, con +3. En cambio, las que tuvieron un saldo más perjudicial fueron Francia y Uruguay, con -2. Al menos, a los galos le pitaron alguno a favor. A los de la República Oriental, ni eso…
