El fin del verano no marca necesariamente un punto y final para los amantes de los viajes. De hecho, meses como octubre son temporadas excelentes para realizar escapadas cortas o de fin de semana para visitar ciudades y pueblos. Por ejemplo, a Navarra. Los precios más económicos, las temperaturas templadas y una menor afluencia de gente convierten a la temporada otoñal en la preferida para muchos.
Claro que merece la pena escoger bien el destino, pues existen entornos más interesantes para una rápida escapada. Para eso, y según National Geographic, en Navarra se encuentra un bonito pueblo ideal para hacer un viaje este octubre. Se llama Ochagavía.
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Ochagavía, en Navarra, un encantador pueblo para visitar este octubre
Es así que meses como finales de septiembre y octubre se suelen ver como el mejor momento para hacer una escapada sin el calor ni las aglomeraciones de gente más propias del verano. En España hay pueblos que destacan a nivel internacional, como lo han hecho desde National Geographic.
Este es Ochagavía, en Navarra, a unos 85 kilómetros de la ciudad de Pamplona. Se encuentra situado dentro del Valle de Salazar, justo en la confluencia de los ríos Zatoia y Anduña. Un hermoso valle que alberga 15 pequeñas poblaciones. Ochagavía es el pueblo más famoso de la zona.
Un pueblo con aire nobiliario existente desde tiempos inmemoriales, protegido por palacios medievales y casas blasonadas como la de Fortiño, que representa a una época punto de inflexión. Aquí, en 1794, cuando los franceses volvían de la Guerra de Convención contra los españoles, quemaron todo el pueblo. Casas, bordas, palacios y ermitas desaparecieron. Sin embargo, algunas resistieron, como Fortiño.
Como veremos por cada rincón de este bonito pueblo de Navarra, su arquitectura destaca por sus inclinados tejados, en los que sus tradicionales techumbres de madera fueron sustituidas por otras de teja plana cuando se reconstruyó el lugar.
Ochagavía convivió con el temor de la presencia de lobos
Al visitar Ochagavía no podemos dejar de acercarnos a la iglesia parroquial de San Juan Evangelista, la cual conserva restos medievales del siglo XI y también de los siglos XVI y XVII. Otro de los lugares que ver en Ochagavía está en el monte Muskilda, a cuatro kilómetros del pueblo, allí se encuentra la ermita santuario de Nuestra Señora de Muskilda, románica del siglo XII y reformada a mediados del siglo XVII, está rodeada de una muralla.
Cuenta con la Iglesia de San Juan Evangelista, cuya antigua torre destaca sobre los tejados de las casas. Este edificio alberga varios retablos renacentistas y barrocos. Los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, así como los caseríos blasonados, son otros de los lugares clave de Ochagavía.
De fondo, el verde frondoso y tupido de un bosque que muta de tonalidad según la época del año, siendo una de las puertas de entrada a la Selva de Irati y estando rodeado de montañas, Y es que Ochagavía convivió, durante siglos, con el temor de la presencia de los lobos que habitaban el valle, de ahí el significado de su nombre, ‘nido de lobos’.
Deporte y gastronomía
Ochagavía es el destino ideal en Navarra para los amantes de la naturaleza y la montaña. Da igual cuando la visites. Sea invierno, verano, otoño o primavera encontrarás unos paísajes únicos. Por eso, para hacer deporte, el entorno de Ochagavía brinda la oportunidad de numerosas actividades como bonitas rutas de senderismo, montañismo, esquí de fondo, paseos a caballo o en bicicletas todo terreno, las BTT, que hacen las delicias de lugareños y visitantes.
Para su gastronomía, es conocido que la commida local conquista a quienes la visitan. Su cocina representa a la perfección la cocina típica de las tierras pirenaicas de Navarra. Degusta la carne del lugar, especialmente la de ternera y de cordero.
Estos son pilares fundamentales de sus fogones. Aquí se preparan deliciosos chuletones de buey y otras piezas de vacuno como solomillos y entrecots a la brasa muy populares a la hora de comer en Ochagavía. También el cordero lechal, que se cocina al horno o guisado al chilindrón, con pimiento, tomate y otras hortalizas de las huertas locales.