Todos conocemos ciudades y pueblos del mundo famosos por sus coloridos como Jodhpur, Copenhague, La Habana… pero, si lo que quieres es descubrir uno de esos sitios sin salir de España, te diremos que puedes hacerlo en Girona.
Sí, es verdad que en Asturias, como Cudillero, o Tolosa, en el País Vasco, existen también pueblitos que son conocidos por sus casas de colores. Pero Girona cuenta con uno realmente precioso que no es tan conocido. Es por eso que el portal de viajes Time Out ha escogido el de Onyar como el más bello de todos.
Onyar, en Girona, el pueblo de casas de colores que debes conocer
Si aún podemos permitirnos un último viaje antes de que acabe el verano o nos apetece hacer una escapada cercana, este pueblo de colores te encantará. Un lugar en Girona que, sin ser tan conocido como otros de su alrededor, es un lugar estupendo para descubrir por su gran encanto. Se trata de Onyar (o Vilobí de Onyar), situado a apenas 2 kilómetros de la ciudad de Girona, una población de la comarca de la Selva, muy próximo al aeropuerto de la Costa Brava.
Aquí es donde se hallan las Casas del Onyar, un conjunto de fachadas colgantes que cautivan a todo aquel que las visita. De hecho, las mismas son una de las imágenes más poderosas y tradicionales de la ciudad. No por nada estas viviendas, que miran al río Onyar, se han convertido en un emblema junto a su famosa catedral y su escalinata. La mayoría de estas casas, construidas durante el siglo XIX, exhiben una arquitectura con carpinterías de madera y singulares persianas enrollables.
Su templo barroco o el castillo de Vilobí, imperdibles
En esa zona junto al río, y cerca de la muralla (construida sobre arenal del río en el siglo XIV), las primeras edificaciones que se empezaron a levantar fueron las casitas de los pescadores. Posteriormente, en el siglo XVI, se empezaron a construir sobre la misma muralla las primeras casas, quedando aquel muro integrado poco a poco en las mismas.
Junto a estas casas de colores de este lugar de Girona, otro de sus principales protagonistas es un antiguo volcán, la Crosa, cuyo cráter es el de mayor diámetro de la península Ibérica. Se encuentra en una zona llana salpicada de campos agrícolas, una zona tranquila y muy agradable, donde el tiempo se sosiega, a pesar de la proximidad de la ciudad de Girona y del aeropuerto.
Es aquí donde los humedales que antiguamente se extendían por este territorio han dado paso a un espacio natural protegido, ocupado por cultivos y plantaciones de árboles. Además, este pequeño pueblo de la comarca de La Selva esconde, además de múltiples tesoros turísticos de extramuros como la Ermita de la Mare de Déu de les Fonts, dos importantes joyas arquitectónicas.
Uno es su templo de estilo barroco, cuyos principales parches deben su existencia al trend de quemar edificios religiosos durante la Guerra Civil. Otro es el castillo de Vilobí, construido con bloques de origen volcánico procedentes del mencionado volcán de la Crosa.
Deporte y gastronomía
Al igual que en la propia ciudad de Girona, este lugar de Onyar es un gran campo de entrenamiento para triatletas. Hay pocos lugares en el mundo tan privilegiados para entrenar y desarrollar todo el potencial en la natación, el ciclismo y el running, las tres actividades propicias para practicar en esta zona de la comarca catalana. Y el secreto no es otro que una combinación perfecta de clima mediterráneo, orografía diversa e instalaciones de alto nivel que lo convierten en un destino de referencia para el triatlón.
En cuanto a su gastronomía, lo que sabemos es que podemos disfrutar de la auténtica del recetario catalán. Porque sí; mucho se habla de la cocina vasca, pero la catalana, y la gerundense en este caso, no le van a la zaga. Lo mejor de ella es que, por lo general, es el resultado de una sabia combinación de ingredientes procedentes de sus huertas y el mar. Aquí está el suquet de rape y gamba, la escudella (en invierno, sopa con rodajas de butifarra), la tortilla payesa, y embutidos como la butifarra, el salchichón o los fuets de Girona. Y no hay que pasar por alto la afición a las anchoas de L’Escala.