La revolución en el fútbol del resto de continentes ya ha comenzado. En Arabia Saudí, principalmente, con la llegada de Karim Benzema, N’Golo Kanté, Kalidou Koulibaly, Rúben Neves y los que están al caer. Pero, también, en la MLS, a raíz de la firma de Leo Messi con el Inter Miami. La diferencia está en que el control financiero en Estados Unidos, limita mucho más a los equipos en términos de fichajes y sueldos, por la norma de los jugadores franquicia: Designated Player Rule. De ahí las dificultades del nuevo club del argentino y de Sergio Busquets para incorporar también a Jordi Alba.
📝 La regla del Designated Player
Es una norma que impide que cada uno de los 29 equipos de la liga estadounidense tengan más de tres jugadores estrellas. La pregunta entonces sería, ¿qué diferencia a una estrella de un futbolista común? La respuesta, básicamente, va ligada a su sueldo. . El tope salarial está fijado en 651.250 dólares anuales, mientras que la retribución mínima es de 84.000 al año. Según un estudio de la MLS Player’s Assotiation, en 2022 el salario medio en la liga de fútbol estadounidense era de 438.728 dólares anuales.
Esta regla existe desde 2007, a raíz de la llegada de David Beckham a Los Angeles Galaxy. El exjugador inglés del Real Madrid o Manchester United ahora es uno de los máximo accionistas del Inter Miami.
Las plantillas deben estar configuradas por entre 18 y 30 futbolistas. El hecho de tener Designated Player es opcional y, evidentemente, no todos pueden hacerse cargo de su manutención, pese a que la MLS abona 335.000 dólares a cada club por cada una de sus estrellas. Un win-win, entendiendo que, cuantos más tengan, mejor producto ofrecerán y más reflectores acapararán. En total, sin contar a los jugadores franquicia, cada equipo puede gastar 5,2 millones de dólares anuales.
⛓️ El reglamento limita al Inter Miami
El problema para el equipo de Florida reside en que la temporada pasada ya contaba con Josef Martínez y Rodolfo Pizarro como Designated Player. Con el desembarco de Leo Messi y Sergio Busquets, por tanto, ya tiene una dificultad añadida, porque salvo que uno de los cuatro haga un esfuerzo económico, será imposible que puedan ser inscritos todos ellos. Algo que, para Jordi Alba, supone una traba más en su hipotético fichaje por el Inter Miami.
La Ley Beckham, al igual que vino, podría marcharse más pronto que tarde. O, mejor dicho, modificarse para adaptarse así a la nueva realidad que marca la llegada de estrellas mundiales sin precedentes, como son Messi y Busquets. En todo caso, eso es un mero rumor que no parece que vaya a modificar nada a corto plazo. Y, si lo hiciera, correría el peligro de marcar más diferencias entre las franquicias con mayor capital y las que cuentan con un presupuesto más limitado.
La MLS tiene una gran oportunidad, pero también un dilema importante para salvaguardar el equilibrio entre impacto mediático, competitividad y desarrollo del producto nacional. En un momento en el que, precisamente, este último factor también atraviesa un momento dulce si atendemos a los resultados de Estados Unidos en el ámbito de selecciones de CONCACAF.
