Para los que querían ver el vaso medio vacío tras los dos primeros partidos, así como para los optimistas empedernidos, el encuentro ante Japón era la prueba de fuego definitiva para España. Las asiáticas siempre son una selección complicada, una de esas que miden el ímpetu de un equipo aspirante a todo. Por desgracia para las de Jorge Vilda, el correctivo fue tremendo: las japonesas ganaron el partido con una primera mitad excelsa en la que se fueron al descanso con un 3-0. Y, para más inri, marcaron el cuarto en los últimos 10 minutos. Al menos, los octavos estaban asegurados y es mejor darse el golpe de realidad cuando hay red de seguridad. No hay forma de matar el optimismo de un equipo con tanto talento.
👎 Las defensas cerradas, un dolor de cabeza para España
Así como ya le pasó a la selección masculina, Japón se presentó en el encuentro con dos premisas claras. Para ganar a España y su juego tan reconocible, todo debería girar en torno al orden en defensa y la velocidad en ataque. El plan era tan sencillo que parecía difícil. Jorge Vilda, desde la banda, era consciente de lo que tramaban sus rivales. Por ello, los primeros 10 minutos fueron ilusionantes. España podía llevarse un partido que, tradicionalmente, le cuesta. Quizás, en ese mismo momento, fue donde se empezó a ir el partido. Japón, con muy poco, hace mucho. Más aún si hay un exceso de confianza.
Las jugadoras de Japón celebran uno de los goles que metieron ante España.
Hinata Miyazawa abrió el marcador, metiendo el primer gol en contra de la Roja en el Mundial. A partir de ahí, vino el desastre. Ueki y la ya mencionada delantera fueron un dolor de cabeza, copando entre ellas un electrónico demasiado doloroso para lo visto en el campo. El 3-0 era un castigo tremendo, llegando todos los goles por la velocidad de las asiáticas a la contra. De nada servía el control si los cimientos atrás temblaban cada vez que se acercaban las dos atacantes niponas. Ni Irene Paredes, que estaba cuajando un Mundial excelso a la hora de corregir al espacio, podía salvar a España. Tocaba pensar largo y tendido en el descanso.
🔜 A octavos con mal sabor de boca
España salió con el mismo espíritu que en la primera mitad, pero con un corte más conservador. Esto limitó la velocidad de circulación, buscando quitar de la ecuación las pérdidas que estaban cogiendo al equipo descolocado. Funcionó esa forma de defenderse con el balón, todo hay que decirlo. Eso sí, aún era más difícil hacerle daño a la ordenada zaga japonesa. No había manera de pasar. La teoría del vaso medio lleno estaba empezando a ser la del vaso medio vacío. El último clavo en el ataúd lo puso Mina Tanaka, aprovechándose del desorden de una selección que ya había bajado los brazos. Este 4-0 ya es la derrota más abultada que ha sufrido la Selección Española Femenina en un Mundial. No es la mejor forma de pasar a octavos, desde luego.
Alexia Putellas regresa a la titularidad con una España de octavos
Al menos, el tiempo juega a favor de Jorge Vilda. El partido eliminatorio será ante Suiza el próximo 5 de agosto. Hay días para calmar la mente, así como tener la certeza de que solamente es un baño de humildad. Doloroso, pero solamente es eso. Es, al menos, una forma de ver más agua en el famoso vaso medio vacío. Tal y como trató de avisar ayer la naturaleza en el hotel de concentración en Nueva Zelanda, se acercaba un terremoto. Solamente fue un susto. Lo importante ahora es sacar conclusiones. Toca remar, pues un Mundial nunca es un camino de rosas.
