⚽ Copa del Rey

Koundé y Balde se redimen para rescatar al Barça ante Unionistas

Quienes pensaron que sería un trámite, se equivocaron. Los que solo vieron el resultado del Unionistas-Barcelona (1-3) ni se imaginan el trámite. Y aquellos que pensaron que el fútbol se esfumó Salamanca con la desaparición de la UDS, metieron la pata hasta el fondo. El milagro durante muchos minutos no pareció utópico y Unionistas llegó hasta a adelantarse a los 31 minutos de juego, por medio de un Álvaro Gómez que no olvidará este 18 de enero ni aunque se dé el mayor de sus golpes en la cabeza. Una volea zidanesca que si no pasa a la historia de la Copa del Rey, será porque Ferran Torres al filo del descanso, y Koundé y Balde mediado el segundo tiempo, dieron la vuelta a un choque trampa en el que el Barça de Xavi estuvo cerca de colapsar.

😱 Unionistas dominó el primer tiempo

El Barcelona no se fue al túnel de vestuarios por detrás en el marcador, pero sí se marchó con la sensación de que los locales jugaron el partido que les interesaba a los de Dani Ponz y no a los dirigidos por Xavi Hernández. Uno con poco control más allá de que los azulgranas tuvieran el 81% de la posesión, con demasiado ida y vuelta, y con más y mejores ocasiones para el cuadro salmantino. Suya fue la primera, en el primer minuto de partido, como si se tratase de una prolongación de la película de terror que los culés le ofrecieron a sus aficionados en la final de la Supercopa de España del pasado domingo frente al Real Madrid (1-4), con la profundidad defensiva como talón de Aquiles.

Pau Cubarsí Barcelona Barça

Pau Cubarsí debutó con el primer equipo del Barça ante Unionistas, a cuatro días de cumplir sus 17 años.

Christensen, tal vez tocado por la sospechosa entrada de Pau Cubarsí al descanso, o quizá decisión táctica dado que Koundé pasó al lado izquierdo, estuvo muy exigido durante todo el primer periodo. Y en esa acción, Jorge Rastrojo habilitó a su espalda a un Mario Losada que perdonó el mano a mano. Ambos, pujantes al espacio, dejaron un primer periodo que difícilmente olvidarán en el sur de Castilla y León. Y tampoco en Cataluña, por motivos muy diferentes. El partido fue unidireccional, pero la circulación del Barça volvió a resultar deficiente a lo largo del primer acto, un día más, con derecho a réplica por no acabar jugadas, para colmo. De lado a lado, sin demasiada velocidad en los pases, con muy poca mala intención y presencia en los carriles interiores, y un exceso de centros laterales ineficaces pese a cierta amenaza de Marc Guiu como ‘9’, la principal sorpresa de inicio por parte de Xavi junto a Oriol Romeu como ancla.

La fórmula, la misma que hace un año exacto parecía llegar para quedarse. La ejecución, con distintos intérpretes, negligente. Sergi Roberto de lateral derecho bajo, Frenkie demasiado anclado en la base de la jugada, lateralizado a la izquierda, y Ferran Torres y Balde en amplitud, mientras João Félix completaba otro encuentro testimonial. El que avisa no es traidor y después de media hora en la que el Barça solo tuvo una clara con un remate de Guiu que repelió Iván Martínez, Unionistas marcó el gol de la semana, o eso parecía, con un centro pasado al segundo palo más propio del FIFA que de la Copa del Rey.

Tocaba remar pero, lejos de generar peligro, por mucho que los de Salamanca defendiesen en bloque bajo (1-5-3-2) con una concentración militar y con Ramiro Mayor y Erik Ruiz rechazando todo centro que sobrevolara sus dominios, Serrano Llabrés tuvo el 2-1 en otra transición. Y Rastrojo, de nuevo asistido por Losada en una acción muy similar a la del 1-0, estuvo a punto de hacer que el encuentro saltase por los aires con otro mano a mano que sacó Iñaki Peña.

Tras el chetocentro, vino el hándicap, esa la ley no escrita del icónico videojuego. El que perdona lo paga y la cuenta no corrió a cargo del Barça al descanso gracias a Ferran Torres, que aprovechó uno de los pocos errores de concentración de Unionistas para quedarse solo contra el portero en la línea del centro del campo y no titubear con mucho tiempo para pensar. El desborde se le puede discutir, más si juega en banda a pie natural como hoy. Pero, el liderazgo esta temporada en mitad de la tempestad, nadie se lo puede negar.

🤐 El segundo tiempo de las reivindicaciones en el Barça

Tras la reanudación, el Barça asumió que debía madurar el partido a fuego lento y que, incluso, ganarlo por la mínima, como de costumbre, igual no era tan mala idea, visto lo visto. No tardó mucho Xavi en mover el banquillo y, además de Cubarsí, introdujo a Pedri, Gündoğan y Lewandowski en el minuto 61, en detrimento de Fermín López, João Félix y Marc Guiu. Toda la carne en el asador tras un cuarto de hora en el que pasaron pocas cosas.

Más control culé, pero menos presencia en ambas áreas. El reloj cada vez corría menos a su favor, porque un detalle o una jugada aislada podía marcar la diferencia. Y eso fue lo que sucedió, pero a su favor, con el gol más inverosímil que cabría esperar, del que más necesitaba liberar su rabia interna: Jules Koundé. O de uno de los dos que más lo necesitaban, porque si Alejandro Balde también está completando un curso más que decepcionante, hoy fue otro de los que más tiraron del carro. Y en la jugada que mejor le describe, mediante una conducción osada hacia dentro en la que llega al área, el lateral izquierdo que hoy fue más bien carrilero, puso el tanto de la tranquilidad con un zapatazo inapelable.

Ahí murió el partido, no sin ver antes como Iñaki Peña realizaba otra doble intervención de mérito ante los disparos de Asier Teijeira y Álvaro Gómez. Con el pitido final termina la gran gesta de la presente edición de esta Copa del Rey. Una que no tendrá más outsiders de divisiones inferiores a partir de los cuartos de final, pero que ha servido para reubicar a Salamanca en la geografía futbolística española.

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