Supercopa de España - Real Madrid - Barcelona
Supercopa de España

Vinícius tritura a un Barça decrépito y hace supercampeón al Real Madrid

Hay veces que la razón cae por su propio peso. Aunque la ilusión sea tremebunda o se invoque al espíritu del mismísimo Cruyff para evitar un desastre que, aunque no estaba certificado, se veía venir. El Real Madrid pasó por encima de un Barça que no gana para disgustos. Un año después de salir con júbilo de Riad, los azulgranas han vuelto al punto de partida. O peor, porque el equipo da la sensación de haber retrocedido varias casillas. En 39 minutos, Vinícius sentenció la final de la Supercopa de España mostrando las penurias tácticas de los de Xavi. El brasileño homenajeó a Cristiano Ronaldo en el estadio del Al-Nassr, actual casa del portugués. Incluso se animó a reproducir su celebración.

Ni Araújo, que parecía ser la kryptonita de ‘Vini’, pudo frenar al extremo brasileño, que mostró en todo momento una velocidad endiablada. Además, el uruguayo acabó expulsado. El Madrid, cierto es, fue efectivo en el primer tiempo, marcando tres tantos en sus cuatro disparos a portería. Solo un gran remate de Lewandowski pudo reducir las distancias. Aunque ya estaba todo sentenciado. Los blancos se dedicaron a seguir con su firme planteamiento en la segunda parte y Rodrygo encontró el cuarto. El Madrid se vengó a lo grande de la final perdida el año pasado y puso de manifiesto que la distancia con el Barça en estos momentos es kilométrica en juego y sensaciones.

😉 Vinícius recuerda a Cristiano en su casa

El público saudí pudo comprobar desde que empezó a rodar el balón las diferencias futbolísticas que existen entre el Real Madrid y el Barça. Los blancos son un equipo compacto y con orden, mientras que los azulgranas son una obra abstracta y que, más veces de las deseadas, carece de sentido. Aunque fiel a su estilo, el conjunto de Xavi salió a dominar el juego y a presionar al Madrid. Grave error cuando las cosas no marchan bien y los mecanismos se deshacen como el azúcar. El plantel de Ancelotti tuvo una salida en estampida y creó peligro con Vinícius y Rodrygo ganando una y otra vez la espalda de la zaga. La velocidad de los futbolistas brasileños y su deslocalización en el dibujo rompió los esquemas azulgranas.

 

Hasta en tres ocasiones llegaron los madridistas a plantarse ante Iñaki Peña en los primeros 10 minutos de partido. Dos fueron a la red por mediación de Vinícius, que celebró todas sus dianas imitando a Cristiano Ronaldo. En el primer tanto recibió un pase exquisito de Bellingham, que ve el fútbol como pocos, para correr, regatear a Iñaki y definir a placer. En el segundo rompió Rodrygo con una carrera desde su propio campo con un Christensen patidifuso para ceder altruistamente a su compatriota. El Barça había saltado por los aires y todavía Rodrygo pudo sumarse a la fiesta, pero se encontró, ahora sí, con el portero azulgrana. Todo esto con los de Ancelotti sin mostrar una superioridad técnica abismal.

La final cogió color blanco desde muy pronto y mostró las vergüenzas de un Barça que se empezó a secarse las lágrimas a través del balón y de los arranques toreros de Ferran Torres, que se encontró con el larguero, mientras que Lunin desvió el posterior intento de Lewandowski. El delantero polaco, pasada la media hora, soltó un buen derechazo para recortar distancias. Pero solo sirvió para generar unas esperanzas infantiles.

 

El gol no mejoró al Barça, que sobaba y sobaba la pelota, pero sin tener y dirección fija. Todo lo contrario que el Madrid, que no dejó de recurrir a lo que le estaba funcionando. Xavi volvió a poner a Araújo en la derecha para tapar a Vinícius, pero no cayó en que el brasileño ya no es aquel jugador pegado a la banda, sino que ahora transita más por los carriles interiores. Ni el uruguayo se salva de la decadencia. Cometió penalti absurdo sobre ‘Vini’ agarrándolo del cuello en un centro al que el extremo nunca hubiese llegado. El ‘7’ del Madrid cogió la responsabilidad y tras hacer una ese con paradinha incluida, batió por tercera vez en la noche a Iñaki Peña.

 

El habilidoso brasileño anotó un hat-trick ante los azulgranas en el primer tiempo, algo que no sucedía desde que Zamorano lo consiguiera en 1995. Una actuación que podría haber firmado el mismísimo Cristiano en su prime. Vinícius estuvo constantemente imitando los gestos del portugués y alentando al público, claramente a favor del Madrid. Aunque también cumplió en lo más importante: sacar de quicio a los defensores del Barça.

🙄 El Madrid perdonó la goleada

Xavi se vio venir la sangría e hizo algunas modificaciones en el segundo tiempo, como mover a Pedri a la izquierda y acercar a Sergi Roberto a la derecha. El Barça siguió con el control del balón y el Madrid se dedicó a esperar plantado y esperar su momento para dar otro golpe. Pasaban los minutos sin consecuencias y Xavi decidió sacudir el árbol con la entrada de Fermín, João Félix y Lamine. Pedri, todavía cogiendo el ritmo tras la lesión, Sergi Roberto y Ferran fueron los damnificados.

Madrid - Barcelona

Araújo fue expulsado en una mala noche ante Vinícius.

No cambió absolutamente nada y el Madrid volvió a encontrar los espacios para el 4-1. Valverde sacó ventaja con Christensen, cambió el juego a Vinícius y el brasileño la puso al área para forzar el mal despeje de Koundé, que le entregó en bandeja el gol a Rodrygo. Y cuando nadie se imaginaba un escenario más tenebroso para los catalanes, llegó la expulsión de Araújo, que puso la firma a su errático encuentro con una patada a destiempo sobre ‘Vini’. El Barça estaba sentenciado y solo esperó a que su muerte se hiciese oficial con el pitido final.

 

Por su parte, el Madrid buscó la manita. Brahim estuvo a punto de encontrarla tras un recorte de brujo ante Frenkie, pero no tuvo espacio para disparar en buenas condiciones. Ya con los últimos cambios de Ancelotti descendió el ritmo del juego y los culés se entregaron en cuerpo y alma a la superioridad madridista. En la misma ciudad donde el Barça pellizcó un pedazo de gloria el curso pasado, se encontró esta vez con un revés de manual que lo envía de nuevo a un laberinto de dudas que pone en entredicho todo el proyecto.

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