⚽ Champions League

Sergio Ramos en su piscina de bolas

A todos nos han hecho escoger alguna vez, en la típica pregunta de seguridad para recuperar nuestras cuentas, cuál era nuestro lugar favorito. La de cosas raras que ha debido incluir esa casilla. Sergio Ramos, «en ese sentido», como él mismo diría, tiene un problema, y es que todos sabemos cómo hackearle el Twitter. Y no precisamente como a Casillas. ¿Hay algún escéptico en la sala que no piense que ahí escribió «la UEFA Champions League»?.

🤸 Sergio Ramos en clase de Educación Física

Otra de las preguntas que a todos nos han hecho alguna vez en la vida es la de elegir nuestra asignatura favorita en el colegio. Yo no sé en Camas, pero en mi pueblo puedo asegurar que nueve de cada diez pibes respondían que Educación Física. Muchos de ellos ahora ocupan puestos de trabajo envidiables, tras sacarse una carrera u oposición complicada. Pero en Historia, Filosofía, Química y Latín, desconectaban. Como Sergio Ramos en los partidos rutinarios. Ese fue siempre su problema. Desatenciones a su espalda, exceso de confianza, ímpetu mal canalizado… Solo que, claro, a ver quién era el listo que le decía eso de «con esta actitud no vas a llegar a nada en la vida», si cuando volaban los balones medicinales, Sergio era el rey del patio.

La teoría del «central pesimista» de Ancelotti, refiriéndose a Nacho Fernández, a Ramos le viene al pelo. Porque el ‘4’, un jueves lluvioso en Levante, es la persona más optimista que existe, en el mal sentido de la acepción. Ahora bien, sácale a bailar un martes a las 21:00, cuarto de hora más tarde de lo que nos gustaría, justo después de que los operarios agiten la lona de estrellas en el círculo central mientras suena el himno que Sergio seguramente use como despertador, que ahí va a ser más pesimista que los periodistas que enfadaron a Van Gaal en Barcelona.

🤒 Suspenso en Marsella y Mónaco

Por primera vez esta temporada, el PSG ha perdido tres partidos seguidos. En una semana, de hecho, algo que parecía impensable cuando terminó 2022 invicto. Sergio Ramos no había convencido en los precedentes más recientes del PSG, fue más villano que héroe en esos encuentros, por mucho que en un conato de noventaitresismo estuviese a punto de completar un doblete que forzase la prórroga contra el Olympique Marseille, en los octavos de Coupe de France. Y no defendió, precisamente, a campo abierto, que podría ser su peor escenario a estas alturas de la película. Ambos equipos encerraron durante muchos tramos al PSG en su propio campo. Aun así, el camero erró en jugadas de cálculo, la mayoría interpretativas.

⚽ Sobresaliente en Champions

En la máxima competición continental, con un gigante de las dimensiones del Bayern enfrente, Sergio Ramos se erigió como el baluarte defensivo del PSG. Rebosante de confianza en los anticipos, sobrio en el área, activo y rápido para cruzarse o corregir… Por no hablar de su personalidad para salir en conducción ante la presión alta y ordenada bávara, cuando al resto les quemaba la pelota y no eran capaces de girar al rival, una vez más. Ni rastro de lo visto a lo largo de la última semana, y eso que el contexto táctico era muy similar para el antiguo capitán del Real Madrid. Hasta las faltas las hizo cuando tocaba amedrentar a Musiala y compañía.

¿Cómo regresa cada equipo a la Champions? Claves y porcentajes

Podemos hablar de que Sergio Ramos ha vuelto, aunque, realmente, no hay pruebas de que se hubiera marchado. Solo que no le miramos con los ojos que demanda un central tan especial, que lleva más de una década convirtiendo la Champions en el jardín de su casa, en su piscina de bolas. Esa competición que a muchos centrales de élite les queda grande, Marquinhos como ejemplo, y que, sin embargo, en el caso del español, saca lo mejor de sí mismo. De golpe y porrazo, porque él lo vale, volvió para ser el jerarca de antaño. O el de ahora. Porque, tal vez, nunca se fue, solo que no le vimos jugar en su particular isla desierta, en una ronda europea del KO que llevaba 22 meses y medio sin pisar. 

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