Toda una carrera futbolística para un momento. Joselu Mato ya es historia del Real Madrid. Un delantero nacido en Alemania, canterano del club blanco y, posteriormente, saltarín por varios equipos hasta caer cedido por el Espanyol en el Santiago Bernabéu, decidió el pase del Madrid a una nueva final de la Champions League, la sexta en 11 años. El atacante ha esperado su momento. La paciencia, a veces, se convierte en una virtud recompensada. Ancelotti apostó por él como salida de emergencia y encontró el cielo. El Madrid estaba cayendo en su propia trampa ante el Bayern Múnich. El conjunto alemán, bastante más tímido que en la ida, sobrevivió a la furia blanca gracias a un gran Neuer. Vinícius, que volvió loca a la defensa bávara, y Rodrygo tuvieron el gol en sus botas. Sin embargo, los alemanes se avanzaron con un golazo de Davies por toda la escuadra, demostrando que el Bayern dispara primero y pregunta después. El Madrid, esta vez sí, parecía muerto. Pero volvió a revivir. Cuando nadie se esperaba que el equipo de Ancelotti pudiese replicar las noches de delirio de la Champions de 2022, apareció la figura inevitable de Joselu. Como si estuviese predestinado. El delantero cazó dos remates impecables dentro del área en tres minutos para remontar lo que parecía imposible. Los merengues jugarán su 18ª final de Copa de Europa. Espera el Borussia Dortmund el 1 de junio en Wembley.
😬 Neuer sostuvo a un Bayern más tímido
El público del Santiago Bernabéu acometió el primer ataque del partido. El espectacular techado del nuevo estadio madridista reverberó el sonido de las más de 70.000 gargantas blancas. Sobre el campo, Nacho, especialmente acertado en el último partido liguero frente al Cádiz, fue titular junto a Rüdiger, mientras que De Light, Gnabry y el joven Pavlović entraron el Bayern por Min-jae Kim, Müller y Goretzka. Los de Ancelotti salieron como miuras impulsados por el atronador ambiente en busca del Bayern, que guardó cable respecto al encuentro de la ida. Se estructuró ordenadamente en un 1-4-4-3 y 1-4-4-2, sobre todo a nivel defensivo, para no permitir las carreras de Rodrygo, otra vez caído en el lado zurdo, y sobre todo de un agitador Vinícius.
El Madrid se encontró una encerrona por el centro y decidió abrir el campo. Carvajal fue el jugador que mejor interpretó el posicionamiento muniqués, asomándose siempre con peligro por el costado derecho. En uno de sus primeros regalos de la noche, Rodrygo estuvo a punto de marcar. La respuesta del Bayern estuvo entre líneas con Musiala y Kimmich sabiendo encontrar los pocos espacios interiores que dejaban los blancos. Gnabry estuvo cerca de beneficiarse de un pase al hueco de Musiala, pero cruzó en exceso su remate.
De nuevo Carvajal, impecable en los dos campos, accionó el engranaje ofensivo del Madrid. Encontró a Vinícius dentro del área con un pase entre las piernas de Mazraoui y el brasileño disparó al palo. En el rechace, Neuer hizo un paradón monumental a Rodrygo, que se confió al ver al portero bávaro casi vendido. Poco frecuente, pero perdonó el Madrid, que no estaba sufriendo en exceso en defensa. Desconectando a Musiala, el Bayern es mucho más predecible. Aunque también cuenta con Kane, que demostró sus dotes de rematador puro cazando una volea que desvió con la punta de los dedos Lunin, que tocó por si las moscas para no llevarse un susto.
Kroos, sin ser tan determinante como en la ida, volvió a dirigir el ritmo de juego del Madrid, que intentó hacerle pagar al Bayern su planteamiento reservón con una presión alta de sus hombres ofensivos. A la media hora se retiró Gnabry lesionado y su lugar en la banda izquierda entró Alphonso Davies, un bólido. Vinícius, inspirado en el regate, desafió una y otra vez a la gelatinosa defensa alemana por el costado izquierdo y Neuer tuvo que sacar de nuevo un balón que se colaba tras un centro con tensión del brasileño que no pudo rematar nadie, pero que iba dirigido a puerta. Los blancos se merecieron más en el primer tiempo, pero esto no va de merecimientos y sí de goles.
🤩 Joselu, héroe inesperado para llegar a Wembley
El segundo tiempo empezó con Vinícius abierto en la izquierda y con Rodrygo más centrado buscando el remate dentro del área. Ancelotti vio la debilidad por el costado de Kimmich y De Light y el extremo blanco empezó a colapsar esa banda con carreras endiabladas hasta la línea de fondo para buscar el centro y un rematador dentro del área. Valverde no llegó al primer intento, Rodrygo perdonó en el segundo con un remate que no entró por milímetros y Neuer tuvo que meter la mano en otra arrancada frenética que quiso acabar el ‘7’ madridista. Sobre todo dejó por los suelos una y otra vez a un Kimmich que pareció un juvenil ante las cabriolas del brasileño. Los primeros 15 minutos de segunda parte fueron para ‘Vini’.
El balón se resistía a entrar mientras Tüchel fruncía el ceño en la banda viendo a su equipo llegar a chispazos sueltos y sin claras posiciones de remate, aunque lo suficiente para avisar que el Bayern estaba en el partido y en la eliminatoria. Y eso ya es mucho para un conjunto, que como el Madrid, ha demostrado en muchas ocasiones que no necesita mandar para sorprender. Lo hizo Davies, que suena para cabalgar la banda izquierda del Santiago Bernabéu la próxima temporada, con un disparo majestuoso ante Rüdiger que besó la escuadra de la portería de Lunin. Los de Ancelotti estuvieron siempre más cerca del gol, pero el fútbol es así.
Momento del gol de la remontada de Joselu.
El Madrid recibió el golpe con incredulidad, aunque no se descompuso, pese a que Kane tuvo la sentencia, tras un tanto bien anulado a los merengues por falta previa de Nacho sobre Kimmich. El Bayern entró al tramo final reforzando su línea defensiva con Min-jae Kim, mientras que Ancelotti buscó la reacción con Joselu y Brahim, que fueron la llave para entrar en el momento remontada. El Bernabéu siguió creyendo, confiado en pasadas experiencias como las de 2022, y Joselu fue el héroe inesperado. El canterano empató tras cazar el único balón de todo el encuentro que no pudo blocar Neuer y, tres minutos después, remató a la red un centro lateral de Rüdiger. El Madrid estaba totalmente volcado al ataque. De nuevo el Bernabéu estalló de júbilo ante la incredulidad de los alemanes y de más de medio mundo. Ya no puede ser coincidencia. La agonía se alargó casi 15 minutos. Los que añadió Marciniak. Pero el Madrid pudo resistir hasta el pitido final y estará en Wembley junto al Dortmund para intentar levantar su decimoquinta Champions League.
