MALDINI DIA DEL PADRE
⚽ Fútbol internacional

Daniel Maldini y una lucha contra la pesada losa del apellido

El Día del Padre es una de esas fechas marcadas en el calendario. Es el momento en el que los padres están en un primer plano como premio a sus sacrificios continuos por sus hijos. Para muchos, este día no tendría que existir, porque el agradecimiento a los padres debería estar presente los 365 días del año. En cambio, el mayor deseo de unos pocos es que el Día del Padre se quede como está. Con un rato al año es más que suficiente. Daniel Maldini, hijo de Paolo Maldini, es uno de los que piensa así. Ya que la alargada sombra de su progenitor siempre aparece para hablar de sus méritos futbolísticos, no le vendría mal algo de descanso. Al menos, para su fortuna, ya comienza a ver la luz al final del túnel. En el Monza, poco a poco, puede deshacerse de la losa de su apellido.

La Serie A, tierra prometida de los viejos rockeros del gol

​⚽​ Una carrera marcada por el apellido Maldini

Lo que para muchos debería ser una ventaja, para Daniel Maldini es un hándicap. Desde que debutó con el primer equipo rossoneri, ha sobrevolado la duda en torno del nepotismo que sugiere su apellido. Los Maldini son una familia que siempre estará ligada a la gloriosa historia del Milan. Cesare ganó la primera Champions League del club, y su hijo Paolo ganó otras 5. Tan grandes fueron que hasta tienen el dorsal ‘3’ reservado a su linaje. El último de la lista también tenía un pedigrí glorioso, pero no quería soportar la agónica carga del legado. Si su abuelo y su padre fueron defensores, Daniel eligió ser delantero. Entre triunfar por él mismo o por su apellido, siempre lo tuvo claro.

El problema es que nunca le han dejado de ver como el hijo de uno de los futbolistas más grandes de la historia del fútbol italiano. Allá por donde ha pasado, se esperaba que esa aura que solo tienen los mejores. Spezia y Empoli llamaron a la puerta del Milan para conseguir la cesión del último de la dinastía Maldini, pero no cuajó en ninguno de los dos destinos. A la tercera, así como el número de su familia, llegaría la vencida para Daniel. El Monza, que necesitaba un jugador en ataque tras la sanción al ‘Papu’ Gómez, le rescató del ostracismo. Ahora, en sus últimos 5 partidos, ha participado en 4 goles gracias a una racha que comenzó ante el mismísimo Milan. Fue toda una declaración de intenciones. Si se tiene en cuenta que ha salido de suplente en la mayoría, promedia una contribución cada 33 minutos. Ha nacido una estrella.

MALDINI DIA DEL PADRE MONZA

Daniel Maldini fue clave en la victoria del Monza ante el Milan del pasado mes de febrero.

La gran duda es si realmente podrá mantener ese nivel. Es un futbolista joven que acaba de tener sus primeros minutos de un impacto notable en la élite. Hay muchos que se han quedado por el camino pese a tener una posición inicial. Lo que quizás no tenían ellos y sí Daniel sí es la presión añadida de su apellido. Cuando te llamas Maldini, en Italia te van a mirar con lupa. El pasado familiar manda, y no se acepta un presente diferente. Siempre queda el que dirán, el creer que ha llegado ahí por un enchufe familiar. Hasta que lo de su excelso último mes no se mantenga en el tiempo, las malas lenguas seguirán hablando. Solo le queda seguir por ese camino tortuoso que eligió desde el principio, aquel en el que no reniega de su apellido pero sí apuesta por crear algo propio. Si anda corto de referentes, la solución la tiene en su sangre: su padre también tuvo que crear su propio legado.

​🔙​ Antes de Daniel ya estuvo Paolo

En 1985, más de dos décadas después de que su padre inaugurase las vitrinas europeas del Milan, Paolo Maldini llegó al primer equipo. Al principio, y aunque con la perspectiva del presente suene extraño, solamente era el hijo de aquel gran capitán rossonero. El paso del tiempo y su excepcional rendimiento le convirtieron en uno de los mejores defensores de la historia. Su impacto fue tal que consiguió que hablase de Cesare como el progenitor de Paolo, y no al revés. Consiguió convivir con la presión de las expectativas familiares. El peso de la historia le hizo coger carrerilla para ser mejor. Acabó su carrera como el jugador de la historia del Milan, con 902 apariciones y 4 Copas de Europa más que su padre. Hizo que el legado de su sangre alcanzase nuevas cotas.

Parece prácticamente imposible que Daniel Maldini alcance semejante palmarés, pero sí es un punto de partida interesante para fabricar ese camino propio que tanto ansía. En su linaje, además de títulos, también está ese punto de rebeldía que hizo más grande a su progenitor respecto a su abuelo. Y esto, seguramente, era la mayor fuente de orgullo de Cesare. Su hijo le superó; hizo realidad el mayor sueño de todos los padres del mundo. Paolo, consciente de que puso el listón muy alto, solo puede sonreír ante el camino que ha tomado su hijo. Ha elegido ser fiel a lo que es que preso de las expectativas. Él, que pasó por algo similar, sabe lo difícil que es. Si logra convivir con la losa, provocará en su padre un orgullo similar al que sintió su abuelo. Monza solo es el primer paso de algo distinto en el grandísimo legado de los Maldini.

Ir al contenido