Tal día como hoy, 16 años atrás, la selección de Argentina se proclamaba campeona del mundo en categoría sub-23. O dicho de otro modo mucho más glamuroso, se colgaba su segunda medalla de oro en el apartado futbolístico masculino de unos Juegos Olímpicos, los de Pekín 2008. Cuatro años después de que hiciesen lo propio en Atenas 2004, no era un hito sin precedentes. Aunque, evidentemente, casi todos los vigentes campeones vieron el segundo campeonato desde sus casas. Dos camadas de jugadores, especialmente la segunda, llegadas para ilusionar a un combinado en crisis desde la retirada de Diego Armando Maradona.
🖼️ Una generación para enmarcar
Los nombres seleccionados por Sergio Batista en 2008, el actual Secretario General de la Selección de Venezuela, ya hacían presagiar un torneo exitoso para la ‘Albiceleste’, que partía como una de las mayores favoritas a colgarse la medalla de oro. Por todos es sabido que el líder era un tal Leo Messi, lo que muchos no saben es que estaba rodeado por la hornada que más tarde estaría a punto de coronarse como campeona del Mundial de 2014.
Sergio Agüero, Éver Banega, Ezequiel Lavezzi, Pablo Zabaleta, Fernando Gago, Sergio Romero, Ezequiel Garay, Nico Pareja o un Javier Mascherano que también festejó los Juegos Olímpicos de 2004. No podía faltar tampoco Ángel Di María, el eterno escudero de Lionel. Y, como guinda del pastel, Juan Román Riquelme, la excepción que acudió en condición de veterano, pese a no ser sub-23.
🛣️ El camino de Argentina
Nadie fue capaz de toser a Argentina en Pekín. Los sudamericanos sumaron los 9 puntos en la fase de grupos, tras ganar a Australia, a la Serbia de Aleksandar Kolarov o Dušan Tadić; y a la Costa de Marfil de Gervinho o Salomón Kalou, que se clasificó como segunda. En las eliminatorias, como cabría esperar, los rivales que se encontraron fueron más duros. En cuartos fue la selección de Países Bajos en la que coincidieron Royston Drenthe o Ryan Babel la que mordió el polvo, ante la a la postre campeona del torneo. Messi abrió la lata al cuarto de hora de encuentro y ‘El Fideo’, en la prórroga, rubricó el pase a semifinales.
En las ansiadas semifinales esperaba Brasil, palabras mayores. Rivalidad donde las haya. Y el varapalo que se llevaron los hombres de Dunga fue uno de los que perduran en el tiempo. Esta vez iba a ser el ‘Kun’ quien se encargara de ajusticiar a la ‘Canarinha‘, con un doblete exprés al comienzo del segundo acto, antes de que Juan Román Riquelme cerrase la goleada (3-0) desde los once metros. El gran escollo por el título ya estaba en la cuneta, pero aún aguardaba en la final la sorprendente Nigeria. Otra rivalidad con cuentas pendientes, después de que en Atlanta 1996, un tanto de Emmanuel Amunike (3-2) le diera el oro a la única africana que ha pisado una última instancia de los JJ. OO. Casualmente, ante la Argentina de Hernán Crespo, Matías Almeyda, Roberto Ayala o Javier Zanetti, entre otros viejos rockeros. Había ansias de revancha.
Esta vez, Nigeria se presentaba después de eliminar (0-2) a la propia Costa de Marfil en cuartos de final y a la Bélgica de Vertonghen, Mirallas o Mousa Dembélé en semifinales (4-1). Los goles se hicieron de rogar en la finalísima, pero, al final, apareció el de casi siempre. Di María se vistió de héroe por primera vez en su carrera con su país y le dio la ventaja a Argentina a media hora para la conclusión. Nada pudo hacer Nigeria, que se topó con la solidez de un combinado que apenas había encajado dos goles en cinco partidos hasta aquel momento y que no estaba dispuesto a aumentar esa cifra.
🌟 La consagración de Leo Messi
Pekín presenció en 2008 la consagración de ‘La Pulga’, que, a sus 21 años recién cumplidos, utilizó los Juegos Olímpicos para quitarse la espinita que tenía clavada por no haber podido levantar el Sudamericano sub-20 de 2005, certamen en el que acabó como máximo goleador a los 17 años. Leo siempre fue un adelantado a su tiempo. Esta vez, sus números no fueron tan llamativos. Solo marcó dos goles, por lo que tuvo que compartir el premio de máximo anotador con Di María y Agüero. El trío calavera, que vio como Giuseppe Rossi se llevaba el pichichi, con cuatro dianas en cuatro encuentros.
En cualquier caso, no se puede hablar de que el mundo presenciase la irrupción de Messi en 2008. El astro argentino ya venía de disputar con la absoluta el Mundial de 2006 y la Copa América de 2007. Era ya una estrella mundial. Sin ir más lejos, su primer Balón de Oro llegó en 2009, 16 meses después de los Juegos Olímpicos. Así se forjó la leyenda. O las leyendas, mejor dicho. Juntos desde la cuna.