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Fútbol internacional

La última locura de Nicolas Anelka: rumbo a la segunda división turca

Pocos futbolistas pueden presumir de haber jugado en mejores plazas que Nicolas Anelka. Una figura bastante polémica, cuya biografía empequeñece su talento salvaje: Pero figura, al fin y al cabo. Fueron 20 años de carrera deportiva, casi todos en la élite, de la mano de 12 clubes diferentes de 7 países distintos. Nómada por naturaleza, de carácter volcánico, con un hambre voraz por encontrar nuevos retos que no siempre completó. El tiempo pasa, aunque hay cosas que no cambian. Y por mucho que el exdelantero galo colgase las botas en 2016, sigue vivito y coleando en el mundo del fútbol, afronta retos que no dejan indiferente a nadie. El último, en la segunda división turca, con traje y corbata.

🎭 Calidad por encima de su carrera

«Anelka era más talentoso que yo», dijo Thierry Henry. Buena carta de presentación para un futbolista con aires de grandeza, al que había que tratar como el jugador especial que era. Para lo bueno y para lo malo. Su carácter complicado hizo que no trascendiera todo lo que cabría esperar al ver sus highlights a principios de siglo. No obstante, Anelka vistió la camiseta de PSG, Arsenal, Real Madrid, Liverpool, Manchester City, Chelsea o Juventus. Le faltó la Bundesliga para completar la nómina de equipos emblemáticos en su trayectoria. Y seguramente le jugó en contra no echar raíces en ningún sitio, algo que alimentó a sus detractores, dado su temperamento.

Debutó muy joven, a los 16 años, que en 1996 no era ni mucho menos lógico, por mucho que ahora estemos acostumbrados a irrupciones tan precoces. Lo hizo en el PSG que lideraba George Weah, con el que no ganó ningún título en un equipo que era vigente campeón de la Recopa en Europa. En todo caso, la oferta que tenía sobre la mesa en 1997 era cuanto menos tentadora. El Arsenal llamaba a su puerta en el momento del desembarco de Arsène Wenger, que fue uno de sus mentores, así como Anelka se convirtió en una de las primeras apuestas de su extenso ciclo al frente del club londinense, ciudad en la que conquistaría su primera Premier League.

Allí explotó y eso le llevo a fichar dos años más tarde, en 1999, por el Real Madrid de John Toshack, al que sucedería Vicente Del Bosque. Los blancos desembolsaron 35 millones de euros, que en aquella época le convirtieron en el fichaje más caro de la historia del fútbol. En el Santiago Bernabéu solo estuvo una temporada, en la que marcó 7 goles y dio 6 asistencias en 33 partidos, antes de salir por la puerta de atrás, fruto de las altas expectativas que generó semejante inversión. Su forma de ser tampoco encajó con el cuadro merengue, que le apartó durante más de un mes por indisciplina. La relación terminó bien dentro de lo que cabe, con el Real Madrid recuperando la inversión tras su retorno al PSG y con Anelka como campeón de la ‘La Octava’, la única Champions League que iba a ganar en su carrera, con un doblete para la posteridad en semifinales contra el Bayern.

En el PSG, Liverpool, Fenerbahçe y Bolton Wanderers relanzó su carrera en un lapso de siete años y medio. Ya advertíamos de que el arraigo no estaba entre sus mayores atributos. Y, pese a su pasado gunner, donde más cerca estuvo de establecerse como leyenda fue en el Chelsea, entre 2008 y 2012. De largo, el club en el que más tiempo pasó y con el único que superó con creces la centena de encuentros, en los que conformó una carismática dupla con Didier Drogba, que todavía se recuerda con dulzura en Stamford Bridge. Anelka ganó otra Premier League y fue el máximo goleador en una edición más, aunque le quedó la espina clavada de la Champions 2007/2008, nada más llegar, en la que falló el decisivo penalti de la tanda de la final. El mismo que le dio su primera Champions a Cristiano Ronaldo.

Tras salir del Chelsea, los últimos pasos en su carrera los dio en el SH Shenhua chino, una liga en auge económico en ese momento, así como en la Juventus o el West Bromwich Albion. Finalmente, Anelka regresó a Asia para retirarse en el Mumbai City, otro de los destinos exóticos que ha escogido. El último vestido de corto, pero no en el fútbol en general.

🇫🇷 Francia fue su asignatura pendiente

El final de su proceso formativo lo completó en el PSG, aunque no fue un canterano demasiado longevo allí. Apenas de un año. Realmente, se curtió en Clairefontaine, la escuela de fútbol base especializada de la Federación Francesa de Fútbol, que vio en él un talento especial que pretendían explotar de adulto. En este centro coincidió con otras promesas que más tarde se convertirían en compañeros, caso de Thierry Henry, William Gallas o Hatem Ben Arfa. Su vinculación con Francia comenzó a sus 13 años y, dos décadas después, terminó tras 69 internacionalidades con la absoluta, en los que anotó 14 goles. Cifras por debajo de su promedio en el ámbito de clubes.

¿Qué fue de… Hatem Ben Arfa, el genio que malgastó sus deseos?

Anelka apuntaba a titular en la Eurocopa del año 2000, su primer gran evento, a sus 21 primaveras. Sin embargo, David Trezeguet y Sylvain Wiltord se asentarían como la pareja de atacantes titular de una Francia que ganó el título dos años después de alzar el Mundial de 1998. De nuevo, Nicolas era poco protagonista en el otro gran logro de su carrera, algo que no terminó de llenarle. Ahí comenzó el debate nacional sobre si merecía vestir la camiseta de les bleus.

Pasó bastante tiempo, de hecho, hasta que volvió a lucirla en un gran evento. Se perdió la Copa del Mundo de 2002 y 2006, así como de la Eurocopa de 2004. Su regreso se produjo en 2008, en su prime como deportista, que coincidió con una Francia que no superó aquella fase de grupos. Por ‘A’ o por ‘B’, el país y su jugador nunca se entendieron, aunque cuando la relación voló por los aires fue en 2010. Anelka era uno de los líderes de una selección en horas bajas, que tampoco alcanzaría los octavos. Esta vez, además, con un incendio de puertas para dentro, que trascendió a raíz de una portada de L’Equipe, con Anelka como protagonista.

Portada LEquipe Nicolas Anelka

Portada del L’Équipe, con fecha del 19 de junio de 2010.

Según el diario francés, Raymond Domenech, seleccionador que no había contado con él desde su llegada en 2004, le recriminó la crisis del combinado nacional. Y Nicolas explotó: «Vete a tomar por culo, sucio hijo de puta», fueron sus palabras, de acuerdo a la información que recoge el periódico deportivo más leído de Francia. Anelka fue trending topic nuevamente, hasta que la Federación Francesa de Fútbol tomó la decisión de apartarle tras el segundo partido. Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa en ese momento, también fue muy crítico públicamente con él, pese a que los rumores indicaban que una parte importante del vestuario estaba de su lado. Esa fue su despedida como internacional.

🗿 La última pedrada de Anelka

Antes de retirarse del fútbol, Nicolas Anelka se probó como director deportivo del Hussein Dey argelino. Y en sus últimos años como profesional ya hizo sus primeros pinitos como entrenador también. Fue el ayudante de Sergio Batista, el actual Secretario General de la Selección de Venezuela, en el SH Shenhua chino. En su aventura en la India, desempeñó el cargo de entrenador-jugador del Mumbai City. Tocó muchos palos, porque además tuvo tiempo para iniciarse como agente de jugadores en el Roda neerlandés y de entrenador de juveniles en el Lille. A insaciable y aventurero, pocos le empatan.

En 2021 se decantó definitivamente, aunque con Nicolás eso es mucho decir, por los despachos y no por los banquillos. Su siguiente cargo, el de director general del Hyères, en la cuarta división francesa, donde solo duró tres meses. La noticia ahora está en que tras casi tres años en barbecho, Anelka vuelve a afrontar un reto que no deja indiferente a nadie, el de CEO del Ümraniyespor, proyecto ambicioso que hace un año alcanzó por primera vez la segunda categoría de Turquía. En su primera rueda de prensa hizo especial énfasis en crecer de la mano de los jugadores más jóvenes, para luego poder captar a las promesas del balompié nacional. La teoría suena bien; la práctica, veremos qué tal.

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