⚽ Barcelona

Ansu Fati despide como es debido al Camp Nou, a Busquets y Jordi Alba

Jordi Alba, Sergio Busquets y el Camp Nou. Es difícil definir el barcelonismo en menos palabras. Hoy era el último día de todos ellos en un tiempo, y el Barça quería hacer una despedida a la altura. Por ello, ni cortos ni perezosos, golearon al RCD Mallorca (3-0). Ansu Fati lideró el ataque de los suyos con dos goles, demostrando que el relevo generacional está asegurado. La única nota negativa de una tarde redonda fue la lesión de Balde, que estará fuera de seis a siete semanas por una lesión en el tobillo provocada por una entrada de Ndiaye.

⏱️  El Barça no quería perder el tiempo

El partido debía de ser una de esas fiestas marcadas por la melancolía de una despedida complicada. No era ni un adiós ni dos, sino tres. Sergio Busquets, Jordi Alba y el Camp Nou decían hasta luego al Barça, pues no pueden despedirse por mucho tiempo semejantes símbolos del barcelonismo. El Mallorca, con sus ansías europeas mediante, quería aguar la fiesta. No tardaron mucho los campeones de liga en borrar esa idea de la cabeza de sus rivales, pues Ansu Fati marcó en el primer minuto del partido. Como si fuese la cristalización de ese relevo generacional obligado por la marcha de dos insignias del Barça, Gavi y el delantero fueron los que fabricaron el gol. La fiesta ya había arrancado, dejando a los baleares como espectadores de lujo.

Parece que esa frustración de ver cómo se escapaba una hipotética clasificación a competiciones europeas era demasiado para Amath Ndiaye. El delantero entró con excesiva violencia sobre Alejandro Balde, lesionándole y acabando expulsado. Ese sería el único nubarrón de la tarde, pues Ansu Fati seguía empeñado en que nadie fastidiase la celebración del barcelonismo. Robert Lewandowski, el delantero que solo empuja balones para sus detractores, se vistió de Iniesta para dibujar una asistencia de muchos quilates. Era el segundo tanto de Fati, celebrándolo con rabia. Él heredó el dorsal de Messi en el Barça, y la mala fortuna le persigue desde entonces. Ni el Camp Nou ni el futbolista se merecían una despedida agria.

Jordi Alba se abraza con sus compañeros durante su último partido con el Barça.

Jordi Alba se abraza con sus compañeros durante su último partido con el Barça.

😢  La despedida de dos mitos y un hogar

Solo el travesaño evitó que la renta fuese mayor en los primeros compases de la primera mitad. El Mallorca intentaba estirarse, pero no podían hacer nada. Como dijo Pablo Ortells, director deportivo de los baleares, su éxito era permanecer en Primera división. Había sido bonito lo de poder llegar a Europa mientras duró. Solo les quedaba capear el temporal ante el Barça, que no fuese una goleada bochornosa. Con esas, Gavi soltó un latigazo desde la frontal para anotar el tercer tanto de la tarde, el que permitía que el resultado contase como una goleada. El Camp Nou, Busquets y Alba no merecían menos que algo así.

Fueron pasando los minutos, apoderándose la melancolía del Barça. Jordi Alba soltó las primeras lágrimas de la tarde cuando Xavi decidió cambiarle, despidiéndose uno a uno de sus compañeros. El público soltó la primera gran ovación de la tarde, expectante por lo que estaba a punto de suceder. No es que el lateral haya sido mal jugador, pero tampoco ha sido Sergio Busquets. El capitán no estaba tan emocionado como su compañero, sino que una sonrisa era la que le acompañaba mientras le devolvía al público el aplauso. Hasta los jugadores del Mallorca le rodearon cuando salió del campo, conscientes de que es uno de esos jugadores irrepetibles. Ya dijo Riquelme que había engañado al mundo del fútbol siendo un ’10’ que jugaba de ‘5’, algo inimaginable. Quizás, de todas las mentiras, Busquets fue la más agradable. Así, fundiéndose en un abrazo con su insuperable Jordi, se terminó una era.

Quedaba la despedida más dura. El Camp Nou siempre ha estado ahí, siendo el escenario de momentos que son irrepetibles en el imaginario culé. No será para siempre, pues inicia un proceso necesario de remodelación para el templo del Barça. Es un hasta luego, algo menos dramático que despedirse de dos ídolos como Busquets y Alba. Sea como fuere, no deja de ser traumático irse de casa en medio de unos tiempos tan extraños. Al menos, si este adiós dura un poco más de lo esperado, la despedida habrá sido celebrando un título de liga. Entonces, el colegiado pitó el final, dando paso a una nueva era para los tres protagonistas principales de hoy. Habitualmente secundarios, tocaba darles el reconocimiento que merecen en su último día. Todos volverán, pero es mejor aprovechar esta noche antes de que sea tarde. Empieza un nuevo capítulo para el Barça.

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