Barça Granada liga
⚽ Barcelona

El Granada anula la profecía de Lamine Yamal en el Barça

Solamente Lamine Yamal evitó un desastre mayor en Montjuïc, y eso que el resultante tampoco es pequeño. El Barça empató ante el Granada (3-3) en Montjuïc durante un partido frenético que tuvo al joven extremo como gran protagonista con su doblete. Con estas tablas, los culés se quedan a 10 puntos del liderato a mediados de febrero y los nazarís consiguen puntuar por segundo partido consecutivo.

👊 El Granada supo aprovechar la relajación de los locales

Pese a que el objetivo de defender con éxito el título de liga queda lejos en febrero, el Barça sabía de la necesidad de ganar en Montjuïc. El Girona había pinchado ante el Real Madrid, por lo que una victoria de los culés les acercaba al segundo puesto. A sabiendas de ese futuro incierto que espera tras el próximo verano, conseguir esos millones por participar en la Supercopa es una obligación. Su víctima debía ser un Granada que también se jugaba la vida, pero de otra manera. Era su momento para dar un golpe sobre la mesa dentro de su gris temporada.

Los primeros minutos tuvieron un dominio tenso de los locales. Por mucho que fuese su obligación, se sentía extraño. Esta historia de tener el balón y conseguir poco resultado ya se había transformado en una constante, pues había cambiado el signo de su pasado glorioso. Si lo seguían haciendo, solamente era por su fe ciega en el estilo que les hizo ser los mejores. Al menos, esta vez sí que obtendrían beneficio. Una genialidad de Cancelo fue el paso previo a la asistencia ante Lamine Yamal. Aquel 1-0 tenía hasta algo de simbolismo, pues cerraba un círculo: el joven talento marcó su primer gol como profesional ante el Granada. Tenía que ser el día en el que se cambiaba el signo de la temporada del Barça. Estaba escrito.

Xavi y un discurso con grietas: «Hay poco liderazgo en sus palabras»

Mientras en Montjuïc trataban de descifrar la profecía del gol en su totalidad, el Granada comenzó a oler sangre. Ese dominio tenso fue el preludio de ese estallido de felicidad culé, y ahora había provocado una relajación excesiva. El control del juego estaba desdibujado. Aun así, no parecía importarle al Barça. Tuvieron el 2-0 en las botas de Lewandowski tras una jugada espectacular, pero Hongla despejó el esférico bajo palos. Con ese susto para los visitantes, los azulgranas pensaron que ya no se atreverían a molestarles más. Ellos querían seguir enfrascados en ese misticismo de su cambio de signo. Lo que no sabían es que, a final de cuentas, iban a repetir la historia. Un día más, serían tan ilusos como para no entender la naturaleza de su maldición. Al filo del descanso, Ricard Sánchez marcó el empate para el Granada. El Barça volvía a ser víctima de su profecía autocumplida.

🔝 Lamine Yamal, el salvador de un Barça gris

El paso por vestuarios ayudó a rebajar el shock inicial y coger aire. Por enésima vez en la temporada, se habían perdido en sus virtudes y sus rivales les habían castigado. Seguían sin aprender la lección, pero podían estar peor. Así como en el primer acto, volvieron a tener el dominio territorial. Si les sirvió para adelantarse, tenía que volver a funcionar. De nuevo, estaba escrito, pues debía ser así. Y, otra vez, los escritos estaban interpretados de mala manera. El Barça no supo defender un balón llovido al área de Ter Stegen, pues acabó en las botas de Pellistri sin ningún tipo de oposición. A placer, el uruguayo marcó el 1-2 y desmontó toda la literatura culé que podía haber en torno al encuentro. Sin su imaginario, ¿qué le quedaba al Barça?

BARÇA GRANADA LIGA

El Granada llegó a ponerse dos veces por delante, firmando una actuación tremenda.

Un minuto después del gol nazarí, llegó la primera respuesta en firme a la pregunta. Cuando no hay nada en firme, solo queda la calidad de sus futbolistas. Gündogan arrastró a los defensores y asistió a Lewandowski para marcar el gol del empate. La esperanza había vuelto a Montjuïc con el 2-2. Sin embargo, su regreso iba a tener un regusto cruel. Prácticamente en la siguiente jugada, Ignasi Miquel se erigió en el área para marcar el 2-3 y dar una nueva solución a la dichosa cuestión. Lo que le quedaba al Barça no era la calidad de sus mejores futbolistas, sino el sufrir hasta el final. Nadie les promete un cielo dorado al acabar la tormenta que atraviesan desde hace un tiempo, pero ese sufrimiento era lo único que les mantenía en pie. Era su hilo conductor desde que comenzó su crisis hasta la actualidad, y el que promete poner los cimientos de su futuro más cercano.

Si lo pasaban mal, era la prueba de que aún tenían una oportunidad. Por mucho que agonizase el partido, debían intentarlo. Y ahí, en ese punto en el que es más fácil bajar los brazos que seguir, apareció una vez más Lamine Yamal. Su inconsciencia juvenil iba a provocar el asedio del Barça. Gracias a ese ímpetu, robó el balón en la frontal y superó a Batalla por segunda vez en el partido. Ese golpeo seco con la izquierda fue un chispazo de felicidad en medio de la oscuridad. No solo era el tanto del empate, sino un chute de nostalgia que dejaba entrever el pasado glorioso de los culés. Por desgracia para ellos, se quedaría en eso. La remontada se perdió entre las prisas de sus compañeros, y se confirmó una profecía distinta a la que les hubiese gustado. Con el empate, el Granada consiguió su quinto partido seguido puntuando contra un Barça que queda a 10 puntos del liderato. Estaba tan escrito como aquellos de que a los azulgranas solo les queda sufrir.

Ir al contenido