¿Cuántas cosas pueden pasar en 10 minutos? La respuesta depende de cada persona. Unos dirán mucho, y otros poco. Entre ellos, surge una figura: Cristian Portugués, o Portu, para los futboleros. Él tiene claro que 10 minutos son un mundo, un lienzo en blanco en el que cabe una clasificación histórica, un título de liga y un tropiezo. Y es que no necesitó más que eso para darle la vuelta a toda la temporada. Con sus dos goles y su asistencia, el murciano lideró la remontada del Girona ante el Barça (4-2), dándole la liga al Real Madrid y cerrando la presencia de su equipo en la próxima Champions League.
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— Girona FC (@GironaFC) May 4, 2024
💪 El Barça dominó la primera mitad
Había muchos frentes abiertos en Montilivi. Que si la Supercopa del Barça, que si la clasificación a Champions del Girona… hasta el Real Madrid podía ser campeón de liga sin jugar el encuentro. Media España miraba al mismo punto. Era de esperar que, con tanto entre juego, fuese un partido cerrado. O, al menos, que ambos conjuntos tuviesen algo más de vértigo al inicio del partido. El Barça no tardó en demostrar que lo establecido les daba igual, que ellos querían ir a Arabia. Ni tres minutos tardó Christensen en batir a Gazzaniga con un remate tremendamente plástico. El Girona, ni corto ni perezoso, tampoco se quedó quieto. Tras sacar de centro, empató Artem Dovbyk. La guerra acababa de comenzar.
Debido al espíritu ofensivo y mandón de ambos conjuntos, el intercambio de golpes continuó. Con menor acierto, eso sí, aunque tampoco era complicado. Dentro de este toma y daca, el Barça se sentía más cómodo que los locales. Míchel estaba desesperado desde la banda, como si viese venir el gol culé antes de que llegase. No es que el vallecano fuese adivino (que podría), sino que no era buen negocio ni para el Girona. Lo bueno es que, a fin de cuentas, todo seguía empatado. No había nada que temer. Entonces, apareció el que faltaba: el VAR. Al borde del descanso, llamaron a Hernández Hernández para revisar un posible penalti sobre Lamine Yamal. Lo pitó, y no tardó en aparecer Robert Lewandowski. Desde los 11 metros, rompió el empate. El Barça estaba a 45 minutos de sellar sus billetes a la Supercopa y aguarle la fiesta al Real Madrid. Tenía todo para ser una tarde redonda para el culé.
🇪🇺 Portu puso la música de la Champions en Montilivi
El gran problema de los de Xavi es que, en los últimos tiempos, las victorias son la antesala de los sinsabores. No hay alegría del Barça que dure lo suficiente como para saborearla. Míchel, que seguía rebotado en la banda, lo sabía. Podían darle la vuelta y cerrar su clasificación a la Champions League. Miró al banquillo en busca de una solución. No tardó en encontrar a Portu y mandarle a calentar. Comenzaron a sonar los tambores de guerra en Montilivi. Pasada la hora de juego, entró junto a Yan Couto. Haciendo un homenaje al efervescente inicio del encuentro, marcó nada más pisar el verde. Dos minutos después, asistió a Miguel Gutiérrez para marcar el 3-2. Remontada exprés, desde Murcia con amor. La resignación pasó del área técnica local a la de los visitantes. A diferencia del madrileño en la primera parte, Xavi no vio venir el chaparrón.
La fiesta no tardó en llegar a la grada de Montilivi. Incluso alguna réplica del trofeo de la Champions League se vio en uno de los fondos. Todos estaban satisfechos. O casi todos, porque Portu seguía cruzado. Lo de darle la vuelta al partido en dos minutos no era suficiente para él. Quería más. Entonces, en medio de su cruzada personal, Sávio le vio. El balón le llegó bombeado, con sutileza, como si pidiese más una caricia que un trallazo. Al de Beniel le dio igual. En cuanto cayó, fusiló a Ter Stegen. El gol fue tremendo. A falta de un cuarto de hora para el final, el partido del Barça lo había terminado Portu. Rompió todo en menos de 10 minutos, nada más y nada menos. Lo que podía haber sido una gran tarde para el Barça, terminó con la música de la Champions en Montilivi y el «We Are The Champions» en Cibeles. Cristian Portugués ya es patrimonio de la liga española.