BARCELONA 2-0 OSASUNA SUPERCOPA
⚽ Barcelona

El Barcelona cura sus males ante Osasuna en la Supercopa

Tras mucho tiempo hablando sobre el mal nivel del Barcelona y su incapacidad para ganar por más de un gol, el primer brote verde azulgrana se vio en Riyadh. Sin firmar un partido extraordinario, los de Xavi Hernández cuajaron una actuación muy completa para vencer a Osasuna (2-0) en la semifinal de la Supercopa. Para el domingo, en la final, espera el Real Madrid.

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El Barcelona usa a la Supercopa como su remedio. Desde que llegó Xavi Hernández al banquillo, el torneo es el analgésico que soluciona los males culés. Lo ganaron el año pasado cuando necesitaban títulos, y se revelaron en el anterior. Pese a perder ante el Real Madrid en esa segunda ocasión, los azulgranas mostraron el poso necesario como para creer en el proyecto que hoy se tambalea. Si querían alcanzar su cura anual ante los blancos, tenían que superar a Osasuna. Por mucho que el malestar de su fútbol les lastrase, llegar a esa final era una obligación. El problema estaba en que los de Arrasate, por su parte, también iban buscando el ibuprofeno. Como el Barça, la victoria tenía que ser el remedio.

Aun con el mismo objetivo, ambos equipos querían recorrer un camino distinto. Los azulgranas querían lograrlo a través del balón, y los rojillos lo buscaban parapetados en las cercanías de su área. Si bien unos lo hacían por su convicción en la posesión, los otros sabían que era el método más efectivo para dar caza a sus rivales. Esto dio lugar a una primera parte marcada por el miedo al error. Cada pase, cada entrada y cada paso podían ser el momento previo a la caída. No era recomendable jugársela con el único analgésico de Riyadh. Al menos, para el Barcelona surgía un halo de esperanza en el medio. Pese a que la lesión de Rafinha enrareció el ambiente, Gündogan y de Jong dieron un paso adelante. Ellos eran el alfa y omega culé. La victoria sería por ellos o no sería de ninguna manera.

BARCELONA 2-0 OSASUNA SUPERCOPA

Gündogan y de Jong fueron los motores del Barça ante Osasuna.

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El paso por el vestuario solamente ayudó a reforzar esa idea. En medio de una primera parte extraña, el signo estaba cambiando por el tesón de sus centrocampistas. Hacía tiempo que el Barcelona no vivía algo así. Ese déjà vu se transmitió hasta al joven Lamine Yamal, que volvía a encarar como en sus primeros partidos en la élite. Con ello, el campo se volcaba hacia la portería de Sergio Herrera. Era cuestión de tiempo que encontrasen a Robert Lewandowski. Así como hizo tantas veces en Múnich, recibió un pase entre líneas y definió. El pase fue de Gündogan, pues no podía ser de otro. Tras tanto buscar una cura en su presente, el Barcelona lo entendió todo con el 1-0. La solución siempre la han tenido ellos y por medio de su pasado.

Lewandowski y un problema de juego, goles y dinero para el Barça

La entrada de Pedri González contribuyó a destapar el tarro de las esencias definitivamente. Por arte de magia —la de las botas de los del medio, claro está—, Osasuna dejó de salir con tanta claridad. El balonazo largo era un canto a la esperanza. Cada vez que estaba la pelota en el aire, los rojillos rezaban por la aparición de un error milagroso cuando tocase suelo. Por desgracia para ellos, Araújo aparecía para cuestionar su fe. Si querían recuperarse, no les iba a dejar hacerlo ni por la gracia divina. El uruguayo fue clave para establecer ese dominio de sus centrocampistas, funcionando como el cimiento sobre el que crecía el Barcelona.

Lo único que podía nublar la redonda actuación de los de Xavi Hernández era su gestión del partido. Siempre fue su asignatura pendiente, y el resultado ante Osasuna invitaba a ahuyentar a sus fantasmas. Pese a que los nervios se podían palpar, la calma de sus centrocampistas hizo el resto. De ellos nació el gol, el control del campo y debía salir la tranquilidad. Así como en el tanto de Lewandowski, era cuestión de tiempo que floreciese el talento de sus atacantes desde el medio. Joao Félix fue el que brilló esta vez para asistir a Lamine Yamal. Con ese tanto, la final estaba asegurada. Sin haber firmado un partido brillante, el deseado 2-0 del Barcelona dio lugar a los primeros brotes verdes en meses. Habían conseguido el analgésico que quitaba su dolor de cabeza. El domingo, ante el Real Madrid, buscarán la cura completa.

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