Xavi Construcción Barça.
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Las prisas, malas consejeras en la «construcción» del Barça

La victoria del Barça ante Las Palmas llegó a última hora y de penalti. Hace un año, este triunfo se hubiese celebrado como un paso más hacia el título. En cambio, su presente es menos festivo. Ganar por la mínima en un partido trabado es otra muestra más de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y, de cara al futuro, no se atisba una mejoría. Es más, va a peor. Su apuesta por las palancas económicas les permitió competir en el corto plazo a cambio de hipotecar su futuro. Ahora, sin estar establecidos en el presente, se han dado cuenta de que las prisas fueron las peores consejeras de una reconstrucción que se puede hacer muy larga.

📜 El contrato de Lewandowski, el ejemplo que explica todo

En el verano de 2022, el Barça se veía en la necesidad de volver a sentirse competitivo. Querían pagar la factura de sus pecados económicos sin salir de la rueda. Preferían el pan para el presente y hambre para el mañana por su propia convicción. Aun así, vieron una fisura por la que escapar. Si ganaban y se establecían como una fuerza dominante, el dinero volvería. Para conseguirlo, tenían que atraer a los mejores jugadores posibles, por lo que necesitaban liquidez. No tardaron en activar las famosas palancas económicas, mediante las cuales vendían parte del club a terceros. Esos ingresos extraordinarios eran la clave de todo.

De la ristra de nombres que sonaron, había uno que brillaba por encima del resto. Robert Lewandowski era el jugador que debía liderar el proyecto a base de goles. Su rendimiento dejaba pocas dudas, aunque su edad (cumplió 34 años aquel verano) invitaba a pensar en un contrato corto. El gran problema del Barça es que, si quería pagarle, tenía que espaciar su sueldo lo máximo posible. Por ello, acordaron el hacerle un contrato de cuatro años que iría escalando año a año y tendría incluida la prima de fichaje. Así, esquivaban las restricciones de Fair Play Financiero ligueras y tenían al futbolista. Esta fórmula se repitió en todas las incorporaciones de aquel verano. La salida, si bien era ingeniosa, condenaba al Barça en los años venideros. Tenían que ganar sin margen de error.

Lewandowski y un problema de juego, goles y dinero para el Barça

📉​ ¿La plantilla del Barça es peor de lo que creíamos?

Al término de aquel mercado de fichajes, se hacían debates sobre cuál era la mejor plantilla de la Primera División. El Barça solía salir como vencedor. No era para menos, pues tenían nombres de sobra como para apuntar alto. Esa promesa de competir y ganar de nuevo estaba más vigente que nunca. Solo había un problema: las consecuencias aún no se habían manifestado. La consecución del título de liga en 2023 ayudó a tapar ese miedo al futuro, pues estaban ganando. El problema está en que el fútbol no es una ciencia exacta. Lo que les funcionaba por aquel entonces, podía no hacerlo en el futuro. Y, por el momento, la realidad futbolística de este curso lo demuestra. Ahora ha llegado el choque de realidad.

Lewandowski, el encargado de marcar los goles, afronta un declive complicado. El colectivo se ha resentido a raíz de esto, pues sus tantos maquillaban muchos de los problemas que adolecen hoy. Todas las costuras han salido a la luz y muestran que la plantilla quizás no era tan buena como para conseguir el imposible de ganar siempre. Esto ha provocado la devaluación de sus mejores futbolistas, desdibujados en un sistema que hace aguas y vive de chispazos de talento. Y, por mucho que se pida la cabeza de Xavi Hernández, no parece que la solución secreta la tenga un nuevo entrenador. Ni el riesgo de hacerlo a mitad de temporada ni el dinero (que no sobra) merecen la pena.

Lewandowski Barça

El Barça ha sufrido mucho en este inicio de temporada.

​⌛​ Las prisas pueden retrasarlo todo

El Barça, para cuando llegó Xavi al banquillo, tenía una buena base sobre la que crecer. Además, había una generación de canteranos de mucho valor por detrás. Cierto es que les tocaba transitar un camino por el desierto impropio de la entidad, pero partían de una posición mucho mejor de lo que se podía creer. Las culpables fueron las prisas de querer saltarse ese proceso de construcción. Quisieron llegar a la cima de la que se cayeron con menos medios y más rápido. Lo cierto es que, por ironías del destino, están condenados a hacerlo si no levantan el vuelo.

Si siguen en medio de esta espiral autodestructiva, el riesgo de que el club pase a ser una Sociedad Anónima Deportiva es enorme. A final de cuentas, es lo que se jugaron cuando aceptaron tirar de las palancas. Vendieron su futuro a cambio de triunfar en el presente, sin importar lo efímera que puede ser una victoria. Ahora, el clima social alrededor del Barça, no quiere ganar más. O, al menos, no hacerlo como ante Las Palmas. Quieren volver a hacerlo, pero como antes. Y para ello, solo pueden hacerlo aceptando su condición. Las prisas son las que les auparon, y ahora son las que les ejecutan. En el bando contrario, el famoso «esto es lo que hay» de Koeman surge como un inesperado lema de resistencia en tiempos difíciles.

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