Ontiveros Villarreal B
Segunda división

Ontiveros regatea a la indiferencia en el Villarreal B

Javier Ontiveros, desde el inicio de su carrera profesional, se destapó como uno de los mayores talentos del fútbol español. Por eso mismo le fichó el Villarreal, confiando en haber atado a la joya que liderase su ataque en los años venideros. De esto ha pasado casi un lustro, y el extremo ha desaparecido de la primera plana. Ahora, en la temporada que estaba destinada a ser la de su final en el fútbol profesional, el de Marbella se ha rebelado. Con su regate como el centro de todo, Ontiveros lidera al Villarreal B para conseguir otra permanencia en Segunda división.

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⚙️​ Ontiveros, el motor del Villarreal B

No es sencillo hacer lo que está consiguiendo Ontiveros en esta temporada. A sus 26 años, afronta la última temporada de su contrato en el filial del club que apostó por él. Y esta situación tras varias cesiones consecutivas. Lo sencillo hubiese sido resignarse y abrazar la indiferencia futbolística a la que parecía destinado. Para Ontiveros no podía ser así. Con un talento que le ha acostumbrado a salir airoso con el balón en los pies, él quiso intentarlo una vez más. Si este era su último tren, tenía que cogerlo. Ya el año pasado comenzó a asomarse esta nueva versión, y este año ha terminado de explotar. De toda la Segunda división, es el que más duelos disputa, más regatea y más dispara. Quiere tirar del carro y darle un cambio radical a su carrera.

 

La salvación del año pasado es el objetivo que se mantiene este año. Su experiencia tiene que volver a ser un factor fundamental para lograrla. Por mucho que aún sea joven, es uno de los veteranos en un equipo repleto de canteranos. Y, dentro de la Segunda, conocer la crueldad de la categoría es un grado. Por eso mismo, Ontiveros es el líder del equipo sobre el césped y fuera de este. Sabe como guiar a un grupo de jóvenes que, como él, pueden acabar abandonando el camino. Mientras pelea por volver a Primera, no va a permitir que se repita la historia.

​⏱️​ A tiempo de volver a la élite

Ontiveros, cuando salió del Málaga, fue preso de sus expectativas. No logró entrar en la dinámica del Villarreal, y la pandemia tampoco ayudó a que consiguiese un mayor ritmo de competición. Le tocó salir cedido. Apareció el Huesca, para poder seguir jugando en Primera. El destino fue cruel con él ese año, pues perdió a su abuela y no volvió a ser el mismo. Al final, volvió a Castellón para marcharse cedido a Osasuna y reencontrarse, pero no tuvo la confianza suficiente. Su talento era tan obvio como su incapacidad para lucirlo en la élite. Le tocó dar un paso atrás, con otra temporada en el Fuenlabrada. Ni con esas se reencontró con lo que marcaba su potencial. El Villarreal, a su vuelta, tenía que darle la noticia: iba a formar parte del filial.

Javier Ontiveros

Ontiveros no logró triunfar en ninguna de sus cesiones.

Pese al shock, encontró a una figura clave para coger el último tren. Miguel Álvarez no quería ver como el talento de Ontiveros se diluía definitivamente, y le dio toda su confianza. Por mucho que fuese el filial, él era el mejor jugador de un equipo de Segunda división. Nadie le había dado tanto en el último lustro. "Es un pepino de jugador", dijo su entrenador en una rueda de prensa. Con él al frente, lograron una permanencia histórica en Segunda División. En ese momento, la cabeza del futbolista hizo el clic definitivo. Si quería volver a ser el de sus inicios, tenía que seguir guiando al Villarreal B en el infierno.

Así ha llegado a esta temporada. Más entonado y tranquilo, ha sabido conjugar el talento que le acompañó siempre con el mono de trabajo. Ontiveros se ha caído muchas veces y en todas pudo hacer más, pero todas fueron encauzando su camino. Su potencial no ha pasado, sino que solamente empleó su tiempo en convertirse en su mejor versión. Ahora, con el final de su contrato cerca, solo debe preocuparle ese tren que le llevará de vuelta a Primera División y salvará un año más al Villarreal B. Lejos de su habilidad con el balón, se lo ha ganado con su esfuerzo.

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