Dieguenazo VAR
Opinión

El ‘Dieguenazo’: las molestias que provocan el arbitraje y el VAR

Todas las mañanas me prometo que no volveré a hablar de arbitraje, pero aquí estamos otra vez. Siempre que me pongo a seleccionar temas futuribles para esta columna aparece algo relacionado. Y, realmente, más que la labor de los colegiados y el VAR, me veo empujado a escribir por el revuelo que se monta. El Real Madrid 3-2 Almería fue un claro ejemplo. Pese a ser un partido tremendo, con una segunda parte memorable, nos vamos a quedar con las tres revisiones del videoarbitraje y su artificial polémica. El ruido que se genera alrededor es asquerosamente ensordecedor, y de eso no tienen la culpa los árbitros; la tenemos nosotros como aficionados.

Muy a mi pesar, esto se merece otro (¡otro!) ‘Dieguenazo’.

🔊​ El ruido que se genera alrededor del arbitraje y el VAR es ridículo

Soy una persona a la que no le gusta la polémica arbitral. O al menos me desagrada en la actualidad. Es una excusa barata cuando no salen las cosas bien; una que usa a un actor ajeno como cabeza de turco. Lo que el VAR te da, el VAR te lo quita. Es un elemento más del juego que hay que tener en cuenta y del que asumo que tengo mucho menos conocimiento que un colegiado de Primera división. Ni mucho menos es algo perfecto, aunque genera un equilibrio extraño e incomprensible para la mayoría de aficionados: provoca frustración en ellos, pues sienten que les están estafando y surge así una polémica interminable, cansina, tras cada partido, que da forma a ese ruido insoportable. Hay veces que, aunque vaya en contra de mi equipo, quiero que el árbitro acierte con tal de no tener que oír lo que viene después.

No quiero escuchar más veces esa estupidez del «espíritu de la norma» (¿acaso van a yoga para desarrollar su espiritualidad?) ni el «no querían que ganásemos aquí». Por Dios, que es fútbol. Los árbitros no son médicos que operan a corazón abierto ni militares de alto rango que mandan a gente al frente. Este deporte es nuestra válvula de escape en un mundo gris, y con ese ruido que se genera alrededor del VAR lo estamos contaminando. Si el debate fuese en pos de mejorar el arbitraje, genial, pero solo surge cuando las decisiones van en contra de lo que pensamos. Es destructivo, egoísta y pesadísimo. Hablar de estos temas es el equivalente a chocarte una y otra vez contra una pared para derribarla. Lo único que vas a provocar es que te duela la cabeza.

El CTA revela los audios del VAR del Real Madrid-Almería

Por descontado, claro que durante el Real Madrid-Almería hubo intervenciones del VAR que dejaron dudas. Aun así, creo que distan mucho del escándalo que se ha establecido a su alrededor. De hecho, la única jugada que me genera sospechas un día después es la primera. Es una acción de mano —que es lo que se castiga— y tiene la aparición de la pugna con Rüdiger. Si bien Hernández Maeso pudo pitar falta, no lo consideró para tanto. El resto creo que están bien arbitradas y subrayan lo que aporta la tecnología al fútbol. Sin esta herramienta, hace unos años, hubiésemos visto esta polémica a la inversa. Cosa que, por cierto, generaría la misma fatiga que la actual. El gran problema, una vez más, es que las decisiones gustan en función de si favorecen o no a nuestro equipo. Como dice Iñaki Aguirregabiria, «estamos en un punto en el que se discuten hasta los aciertos».

Mi propósito para este 2024 era no hablar de arbitraje y ya lo he incumplido. Empezamos bien. Por ello quiero pedir tres deseos. El mundo me lo debe por obligarme a hacer algo que no quería hacer. Lo primero es obvio: no quiero volver a tocar este tema en lo que resta de año. O al menos no hacerlo en este espacio. Como segundo deseo quisiera ser inmune al ruido que hay en torno al arbitraje y al VAR. Es algo que me da igual y me aburre soberanamente. Prefiero discutir por el rendimiento de un delantero o por un gesto en una celebración que por esto. Para terminar esta lista pido lo más improbable. Ni Tom Cruise en Misión Imposible podría lograr que el mundo entendiese que el arbitraje forma parte del fútbol, es algo con lo que hay que convivir. Si sucede, toda esa polémica desaparecería y seríamos más felices. El fútbol sería mejor. Ojalá suceda. Pero como no va a ser así, me conformo con los dos primeros.

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