Da igual el torneo internacional que se avecine. Si juega Inglaterra, siempre suena la misma sintonía. La canción por antonomasia de la enfervorecida masa futbolera inglesa: «It’s coming home, it’s coming home,Three Lions‘. La pieza, única capaz de opacar el ‘God Save The King‘, ha moldeado el carácter del aficionado inglés desde 1996. Por muy mal que esté su selección, siempre despierta en ellos la ilusión de alzar otro título. Desde el Mundial de 1966 no lo consiguen, por más que estos últimos años se hayan quedado cerca. Este verano, como cada vez que hay ocasión, los ingleses sentirá que el fútbol volverá a casa.
It’s coming football’s coming home«, reza el estribillo de la mítica ‘Por desgracia para Inglaterra no solo vale con la ilusión; siempre hay obstáculos. En este caso, un bendito problema… que no deja de serlo. Si quieren ganar la Eurocopa 2024, Southgate debe resolver el rompecabezas que plantea su plantilla. La selección y alineación de los once elegidos se atisba como una problemática considerable, teniendo en cuenta la inacabable nómina de jugadores aptos que han ido convocados en la lista definitiva. Para dar con la tecla, Southgate tendrá que revisar sus decisiones del pasado, principalmente aquellas que no tomó, si quiere mejorar lo que sí consiguió. Todo dependerá de él y de su gestión. La pelota vuelve a estar en el tejado de Gareth.
Our fans. Our players. Our summer.
This is your #ThreeLions squad announcement video for #EURO2024! pic.twitter.com/q9UGNzGs3p
— England (@England) June 6, 2024
🧩 Pocas plazas para demasiados candidatos
El precio a pagar por disponer de una gran generación repleta de talento siempre es el mismo. Hay jugadores excepcionales que, a la fuerza, se tienen que quedar fuera. Por mucho que su talento invite a crear universos paralelos, siempre serán la segunda opción en nuestra realidad. Ya le pasó a España entre 2008 y 2012 con el rol secundario de jugadores sobresalientes como Santi Cazorla o David Silva. Inglaterra, en la actualidad, tiene un problema similar. Dentro del 1-4-2-3-1 que ha implementado Southgate, los números no salen en su línea de tres cuartos. Jude Bellingham, Cole Palmer, Phil Foden, Bukayo Saka… Nombre tras nombre se suceden hasta alcanzar una minilista de ocho hipotéticos candidatos para solo tres puestos. A Southgate le tocará sacrificar a alguien.
Teóricamente, Bellingham y Foden están blindados. Han sido, con permiso de Kane, los dos mejores jugadores ingleses de la temporada. Su concurso solo deja abierta la plaza a un último hueco, presumiblemente en la banda derecha. Cole Palmer o Bukayo Saka deberían disputarse el puesto, pero con Southgate nunca se sabe. Quizás, su conservadurismo impere a la hora de elegir y acabe ganando enteros Jarrod Bowen. Entre la defensa y Harry Kane, pocas certezas hay sobre el funcionamiento de Inglaterra en esta Eurocopa y tal vez por ahí habría que empezar a pensar para tratar de anticipar la decisión del técnico.
🏴 ¿Sorpresa en el doble pivote de Inglaterra?
Para sostener tal caudal ofensivo, Inglaterra necesitará algún ancla. Dentro del esquema de Southgate, serán dos los jugadores que compongan su doble pivote. Como no está de más alguna garantía, Declan Rice se erige como inamovible en la base. El gunner es quien tiene más capacidad para sujetar el ataque de Inglaterra, más tras comprobar su rendimiento en la élite, pues su primera temporada en el Arsenal se ha saldado con nota. Rice supo ser el contrapunto ideal en un equipo alegre y vertical. En clave de los ‘Three Lions’.
Ahora, su acompañante. Kobbie Mainoo era el favorito… en un principio. El jovencísimo red devil parecía la opción más lógica hasta que se ha colado un nuevo nombre en la quiniela: según apunta la prensa inglesa, Trent Alexander-Arnold jugará en el medio. El del Liverpool puede estar ante un evento canónico de su carrera. Siempre ha jugado como lateral y, sobre su fútbol, se ha definido la figura del lateral moderno.
El futuro de Alexander-Arnold centrocampista: la reconversión del orfebre del pase
De las botas de ‘TAA’ nacía el juego de su equipo, lo que invitaba a colocarle en el medio. Klopp, en su último año en Anfield, ya se atrevió a cambiar el sistema y acercarle más a la base. Salió bien, lo que invita a pensar que Southgate podría repetir experimento. Esta idea no suena mal, ya que Trent ayudará a que el balón llegue con más claridad a sus delanteros. Además, estará más adelantado y con Rice cerca, podrá esconder sus problemas de lectura atrás. Se le premiará por defender hacia adelante, su verdadera fortaleza cuando no tiene el balón. Podrá ser como aquel Kalvin Phillips del 2021 tan enfocado en la presión, pero con más peso en la circulación de balón.
Únicamente hay una pega: en el fútbol, no es lo mismo aparecer que estar. Trent Alexander-Arnold está acostumbrado a lo primero, no a lo segundo. Por mucho que su excepcional entendimiento del juego invite a pensar en una transición dulce, no está del todo claro. No sería extraño que esta reconversión se torciese en un escenario tan exigente como una Eurocopa. Más aún, claro está, con la presión que maneja Inglaterra. Los experimentos solo se valoran si salen bien, porque todo lo demás sería un fracaso. Al menos, su posición está más definida que la de muchos de sus compañeros.
🔄 Hacer del problema una virtud
Si se mira en retrospectiva, nadie puede decir que a Southgate le haya ido mal desde su llegada al banquillo de Inglaterra. Al menos, mejor que a sus antecesores. Supo sacar resultados con un grupo mucho más limitado en el Mundial de 2018 y se quedó cerca de ganar la última Eurocopa. Tampoco sabemos hasta dónde habrían llegado si Kane no hubiese fallado aquel penalti ante Francia en el Mundial de Qatar 2022. El problema que arrastró, el que le ha mantenido en el punto de mira, fue su conservadurismo. Aquello que le engrandeció al inicio de su ciclo es lo mismo que no le ha permitido crecer. Por ejemplo, en 2021 se le criticó por no aprovechar el talento de futbolistas como Jadon Sancho. Este año, en Alemania, no podrá desprenderse de la sombra de esos errores a la ligera. Ahora tiene más opciones; y, por lo tanto, también más opciones de fallar.
No tiene pinta de que este contexto —precedentes, cultura, expectativas— vaya a ayudar a Inglaterra a lo largo de esta Eurocopa, de la misma forma que tampoco lo hizo en los anteriores torneos. Si Southgate quiere resolver el enigma del equipo inglés, debe fijarse en el ejemplo de Harry Kane. Cuando Harry estaba en el Tottenham, supo transformar los problemas de los suyos en virtudes. Pocos delanteros personificaron mejor aquello de hacer limonada cuando la vida da limones. Como su capitán, Southgate tendrá que hacerse su bebida de verano, solo que tendrá un huerto entero a su disposición. Sus futbolistas son tan buenos que tiene un lienzo en blanco, una partitura vacía, sobre el que reinventar la melodía del «It’s coming home«. En cuanto sepa ver su problema como una virtud, el fútbol podrá volver a casa.