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Opinión

El ‘Dieguenazo’: Griezmann es todo aquello que quiso ser Napoleón

El domingo por la mañana fui a ver Napoleón. Sé que es un momento extraño para ir a ver una superproducción al cine, pero es que mi sábado por la noche estaba reservado para ese fantástico cabezazo de Antoine Griezmann ante el Mallorca. Mientras veía la criticada obra del veterano Ridley Scott —no entraré a juzgar su trabajo—, entendí que todo encajaba. El rojiblanco es todo lo que quiso ser Napoleón. Y lo ha conseguido. Incluso, ha ido más allá y se ha granjeado la fama de tipo simpático. No es de extrañar que el Atlético de Madrid esté de enhorabuena: su mejor futbolista de siempre va de estreno en estreno.

👑​ Griezmann, el Napoleón del fútbol

Cuanto más me viene a la cabeza la comparación, más me gusta. Los dos son franceses, les tacharon de bajitos y tienen un talento irrepetible para ser eficaces en cualquier situación. Napoleón fue conquistador, emperador, estratega y militar; Griezmann es delantero, centrocampista, defensa y me atrevería a decir que sería bueno de portero. El gol que marca ante el Mallorca no es su Austerlitz particular, pero es una muestra más de su grandeza. Sin ser el más alto ni el más fuerte, gana por su tremenda inteligencia, así como le ocurría a su compatriota.

Lo bueno de Griezmann respecto a su contraparte (Bonaparte) es que él tiene algo distinto. A los españoles, culturalmente, nos cuesta todo aquello que recuerde mínimamente a Francia. Sin ser historiador ni sociólogo, me atrevo a decir que aquello de que Napoleón nos invadiera pudo complicar ligeramente nuestra relación de vecinos. Por Dios, si hasta puso a su hermano como rey. No nos pueden caer bien. Entonces, apareció el fútbol en nuestras vidas. Aderezados por los colores de un club, el francés que metía goles ya no caía tan mal. La cosa es que Griezmann ya ha trascendido las fobias futboleras y sociales. No conozco a nadie que le caiga genuinamente mal o no le respete. Es una leyenda viva. De Napoleón nunca podríamos decir algo así.

Antoine Griezmann frente al espejo: ¿es mejor ahora que en 2018?

El relato acerca del todocampista —llamarle delantero a estas alturas carece de sentido— se basa en la heroicidad de la figura de Bonaparte, pues deja de lado toda esa historia negra que tanta sangre derramó en Europa. Griezmann es tan bueno que consigue separar lo épico de lo patético cuando toca el balón. Hace que nos olvidemos de años y años de incómoda vecindad y que nos dejemos conquistar por muchos 2 de mayo que pasen en el calendario. Irónicamente, lo ha logrado desde Madrid, el lugar que sirvió para que Europa se cuestionase el dominio de Napoleón; el principio de su final. Más méritos para el rojiblanco.

‘Grizi’ volvió de su primer exilio y recuperó el trono que nunca debió dejar, subrayando que esta relación con el Atlético de Madrid no será para siempre. Eso sí, aún queda lejos el momento en el que hará las maletas rumbo a la remota Isla de Santa Elena para no volver. Sea como fuere, está claro que volverá con honores tras colgar las botas. Si los restos de Napoleón están exhibidos en París como los de un héroe, los recuerdos del Griezmann futbolista estarán en el feudo rojiblanco para siempre. Así como Luis Aragonés conquistó el Calderón, él hizo suyo el Metropolitano. La eternidad, pase lo que pase, espera al futbolista que consiguió quedarse con lo bueno de la controvertida figura de Napoleón Bonaparte.

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