M3, la academia donde entrenan ‘Ale’ Galán, Fede Chingotto, Bea González o Delfi Brea, entre otros, es un proyecto que suma 20 años de vida, con la cara visible del entrenador Jorge Martínez. David Morales, la tercera ‘M’ que dio nombre a este centro junto a las de Martínez y Matía, ha sido clave en su desarrollo y crecimiento. Desde hace tres años ha tomado las riendas del día a día y la gestión. Antes fundó Playtomic, la start-up de mayor éxito del mundo del pádel.
Hablamos con David sobre su trayectoria profesional, los jugadores de la academia y los planes de futuro de la empresa.
Entrevista a David Morales en Legal Sport
Pregunta. Como jugador de pádel, ¿hasta dónde llegaste?
Respuesta. Yo era un jugador voluntarioso, pero limitado. Soy el peor de la historia que más alto ha llegado en el ranking. El otro día vi una clasificación antigua donde llegué a ser pareja 6, hoy eso sería una locura. Jugué unos ocho años Pádel Pro Tour en cuadro y manteniéndome entre las 16 mejores parejas. Mi mejor resultado fueron unos cuartos y gané a grandes jugadores como Dani Gutiérrez, Pitu Losada, Tito Allemandi, Nicoletti y Fer Poggi.
P. A Fernando Poggi (también socio de M3) se lo recordarás cada día.
R. Correcto. Le digo que cómo es posible que alguien tan malo como yo, con esa derecha y esa volea, le haya podido ganar.
Logré todo a base de no salirme del guion y ser un buen compañero, lo que me permitió jugar con gente mejor que yo. No gané dinero. Al contrario, me costaba, pero puedo decir que competí con grandes jugadores como Juan y Bela o Reca y Nerone, aunque nunca les gané.
En Madrid fui muchos años número uno y gané entre 40 y 50 torneos de primera. Muchos chicos llegan a la academia y sólo piensan en jugar eventos por el mundo y yo les digo que primero ganen los de aquí.
P. ¿Cómo era combinar el pádel con el trabajo, David Morales?
R. Recuerdo una vez salir de la oficina a las 15:00 pidiendo permiso a mi jefe, subirnos Dani Gutiérrez y yo en mi 106 Max y llegar al Puerto de Santa María 10 minutos antes de la hora del partido. Nos metieron 2 y 2, tomamos un bocata y de vuelta a Madrid para trabajar a las 07:00 del día siguiente.
Las circunstancias han cambiado mucho, ahora todo está más profesionalizado, la gente entrena mucho y hay más competencia, no solo en España sino internacionalmente. El concepto de pádel ha cambiado. Antes podías tirar globos y zafarte, ahora todos van para adelante a diez mil, juegan a una velocidad increíble y falta ese concepto del pádel antiguo de trabajar la jugada con paciencia.
P. Es un buen mensaje para el jugador amateur: un no virtuoso puede suplir sus limitaciones entendiendo el juego.
R. Correcto, entender el juego es importantísimo, porque hoy en día casi todos tienen los tiros. El pádel es un deporte de equipo, del peor equipo del mundo que es el de dos, así que o haces que tu compañero juegue bien o no sirve de nada. Muchos jugadores piensan sólo en sí mismos y no entienden que cualquier cosa que le digas a tu compañero que no le sume es tirar piedras contra tu propio tejado. Debes intentar que juegue lo más seguro posible y lo mejor que pueda.
Las caritas y los «vamos» con tono de condescendencia sólo servirán para tensionarlo más. Es tu compañero en ese torneo y debes ir a muerte con él. Ya tendrás tiempo de ver si es el proyecto que tú quieres o no, aunque con el cortoplacismo de hoy en día es difícil que los proyectos se asienten.
P. Háblame de ese segundo nivel del pádel que tenéis en la academia, los que están en previas o en la madrileña. ¿Son tan diferentes de los de arriba?
R. Les falta volumen de juego. No hay mucha diferencia en los tiros entre los que están en previas y los que ganan torneos. La diferencia es cuántas bolas mete Galán a esa velocidad.
El nivel es tan alto que si los ves pelotear o jugar unos puntos y no los conoces, no sabes cuál es mejor. Galán tiene una constancia y un volumen de juego que marca la diferencia. Lo que tienes que conseguir es que tu pozo, tu mínimo de juego, sea lo más alto posible. Momentos altos tienen todos.
Suelen ser impacientes, cambian de pareja constantemente y creen que juegan mejor que su nivel real. Les falta volumen y consistencia.
P. ¿Cómo son los egos de los jugadores jóvenes y sus familias?
R. No estoy tan metido en la parte deportiva, aunque fui seleccionador de Madrid muchos años y he convivido y viajado con los chavales.
A veces escucho cosas como que un torneo en la comunidad de Madrid no lo juegan porque les pilla lejos cuando se han ido a jugar un FIP a El Cairo sin ganar un partido. Será mejor jugar cuatro partidos aquí a media hora, ganar ritmo, acostumbrarse a la pista de muro… El circuito ahora está difícil por los puntos. Hasta hace poco existía la posibilidad de pagar a un jugador de cuadro para saltarte algunas etapas, pero eso cada vez es más difícil y los jugadores tienen que hacer un esfuerzo enorme.
Nosotros tenemos el ejemplo de Pol (Hernández), que se ha recorrido el mundo compitiendo y lo está haciendo muy bien. Su objetivo es llegar a Premier y para eso necesita puntos. Ha ido ganando torneos de categoría menor, en uno de ellos ganó una wildcard para jugar en Argentina. Ahora está teniendo oportunidades de jugar en cuadro y lo va a conseguir.
Otros no juegan tan bien como él, pero tienen los puntos por diferentes circunstancias, y cuando estás ahí entre los mejores es difícil sacarte porque no juegas contra los mejores en las primeras rondas y casi siempre ganas algún partido.
P. Os desmarcáis de la mayoría de entrenadores profesionales por el concepto de academia. ¿En qué os diferencia?
R. Trabajamos de manera grupal. ‘Ale’ Galán, por ejemplo, entrena con jugadores de menor nivel que él porque no hay mejores, pero él se aprovecha de esos jugadores que le hacen de sparring y a ellos les permite entrenar a un ritmo que si no sólo verían en un partido de vez en cuando.
Dependiendo del momento de la temporada, tenemos entre 4 y 8 pistas y van rotando. Somos como una familia, se ve en los torneos, entrenan juntos, se van a cenar, hacen barbacoas, suben videos…
Cuando les toca enfrentarse no es un problema porque viajamos con 4 o 5 entrenadores y otros tantos se quedan para entrenar a los demás y a los que van volviendo tras ser eliminados.
Tenemos una metodología con la que, entre comillas, da igual quién te entrene. Puedes tener más afinidad o que te caiga más simpático uno que otro, pero más o menos el trabajo es igual. A la hora de sentarse en el banquillo es más delicado porque los jugadores necesitan ese feeling con el entrenador y no es fácil con jugadores de ese nivel.
P. El constante baile de parejas provoca que jugadores entren y salgan de la academia. ¿Cómo llevan la adaptación a vuestra metodología los que están acostumbrados a entrenar siempre con el mismo técnico?
R. Nosotros apostamos por la autonomía del jugador, no estar encima. En unos torneos está Jorge y sino está Alberto Ruiz, Fernando Poggi, Jorge de Benito, Miguel Gómez, Ángel Cobo… y cualquiera lo va a hacer bien. El planteamiento se hace de forma conjunta y el entrenador no hace milagros, los que ganan y pierden son los jugadores. Apostamos por el método más que por el nombre del entrenador.
Estamos totalmente en contra del incesante cambio de parejas y les recomendamos que no lo hagan, pero los jugadores son imparables. Cuando te preguntan qué te parece el cambio es que ya lo han cerrado. Normalmente va por ranking, el jugador de más ranking suele imponer su entrenador. Si es el nuestro, siguen en la academia y si no, se van.
P. ¿Qué tal se ha integrado Chingotto en la Academia, David Morales?
R. Increíble. Es un soldado. Hace todo lo que le piden los entrenadores. Es súper simpático, siempre con una sonrisa y buen rollo, y entrena con una intensidad brutal. Hace apuestas con los entrenadores, a veces se pasa y termina haciendo la croqueta debajo de la red sin camiseta. Un diez.
Le pides cualquier cosa y lo hace contento. Estamos encantados con el ambiente que ha generado y lo bien que se ha integrado. Además, los resultados están acompañando de manera extraordinaria. No se puede pedir más.
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P. ¿Qué ha cambiado para que Chingotto esté jugando tan increíblemente bien, incluso mostrando facetas de su juego que no se le conocían?
R. La cabeza es todo. El otro día nos contaba que tuvo momentos en los que tras su etapa de menores dudó sobre si podía ser jugador profesional y dijo que al Chingotto de entonces le diría que siguiese y se mantuviese porque al final el trabajo paga.
P. ¿Qué habéis hecho para encontrarle la vuelta a Tapia y Coello?
R. Esa pregunta es más para Jorge Martínez. Ale está en un momento increíble, física y mentalmente, sabe que Chingo siempre va a estar ahí barriendo la pista, le va a apoyar y no le va a poner una mala cara. El nivel defensivo de Chingo es extraordinario, la gente dice que es porque le tiran globos a Arturo pero es que tirarle un globo a Arturo y que no la reviente es dificilísimo, jugando en outdoor con viento aún más y él los tira a diez centímetros del cristal.
Han empastado a la perfección y por eso están plantando cara a estos dos bestias porque entre la magia de Tapia, lo grande que es Arturo y cómo la pega y se mete a volear desde cualquier lado, son una pareja complicadísima que en cuanto te descuidas te puede aplastar.
P. Pero esa sensación de que ellos no encuentran soluciones contra vosotros tiene que venir por un tema táctico, porque a tiros es difícil ganarles.
R. Jorge lleva 20 años sentándose con el 90% de los jugadores de cuadro y ha conseguido que ganen casi todos. Tiene muchas batallas. No te va a solucionar todo pero puede meter variantes que hagan que el partido cambie porque están tan igualados que los partidos cambian por una bola. Lo que hay que ser es una roca mentalmente para aprovechar cualquier oportunidad que haya y agarrarte al partido cuando estás abajo.
P. Tener dos pegadores debería ser una gran ventaja frente a tener sólo uno…
R. Al final, Chingo también le pega si el globo no es perfecto. Di Nenno no era pegador y mira cómo le pega ahora. Tirarle todas a uno es difícil, la pista es cada vez más pequeña. Ale ocupa mucha pista.
P. Habéis dicho no a jugadores importantes que querían venir a la academia.
R. Es difícil que coincidan varios jugadores de la parte alta del ranking. Cuando teníamos a las gemelas no había otras parejas femeninas y ahora se ha visto que pueden convivir sin problema. El año pasado tuvimos a Bea y Delfi y a Alejandra Salazar con Sofía Araújo y no hubo ningún problema. Al final, entrenas a la velocidad de bola a la que vas a jugar luego en el torneo, aunque cuando llegan las rondas finales la cosa se va poniendo más tensa…
Los jugadores tienen que darse cuenta de que a día de hoy un entrenador no se puede dedicar sólo a una pareja, no salen las cuentas.
P. Son un poco idealistas, piden y piden.
R. La palabra es egoístas. No ven que todo tiene su momento y que, aunque el entrenador vaya cambiando, es mucho mejor que no tenerlo porque desde dentro ves un partido y fuera se ve otro.
Y los partidos los plantean entre todos. Tenemos una persona dedicada sólo a las estadísticas para ayudar a los entrenadores. A veces nos coinciden los partidos. Galán y Chingotto están en una pista y Bea y Delfi en otra y Jorge no puede duplicarse.
P. ¿Por qué no te has animado a entrenar, David Morales?
R. Estuve mucho tiempo dedicado a lanzar Playtomic. Aunque soy uno de los fundadores de M3, hasta hace tres años no estaba aquí a diario. Se me da mejor el coaching psicológico que la interpretación táctica de partidos.
Yo entreno con las chicas y podría en un momento dado sentarme con alguna de ellas, pero no le veo sentido. La parte deportiva la he dejado en otras manos. Me dedico a una parte muy necesaria para la empresa, mucho más aburrida, aunque viajar también es agotador y yo tengo aquí a mi familia.
P. Estás dirigiendo la construcción de vuestra propia sede en Leganés.
R. Por fin. Llevábamos 20 años intentándolo. Hemos tenido siempre la academia en clubes de terceros en los que hemos estado muy a gusto, pero siempre habíamos querido tener nuestra propia sede, nuestro club, a ser posible con residencia, donde al entrar se respire pádel, historia y valores.
Hemos encontrado una oportunidad, una nave impresionante de 6.400 metros con 15 metros de altura. Intentas darle al techo con un globo y cuesta. Vamos a montar 18 pistas indoor y 2 al aire libre para preparar los torneos outdoor.
Se nos conoce por entrenar a los profesionales, pero tenemos gente de todos los niveles en la escuela, y vienen de todas partes del mundo a entrenar una semana con nosotros. Ahora la experiencia será mucho más personalizada.
P. ¿Qué cosas van a cambiar teniendo vuestro propio club?
R. Podremos crecer mucho en cuanto a hacer muchas cosas al mismo tiempo, y en la misma nave. Queremos que la gente venga, pero no juegue y se vaya, que pueda ver entrenar a los profesionales, quedarse a comer, traer a sus hijos y vivir la experiencia de club que nosotros hemos conocido desde niños en el Club Alameda.
P. ¿Tener a los top es una casualidad del momento o es trabajo?
R. Cuando llevas 20 años y has tenido a muchos como las gemelas, Lima y Mieres, Juan y ‘Ale’ y se repite en el tiempo es que, como dice Jorge, nuestro método está probado y hace que los jugadores lleguen arriba.
Pero es imposible garantizar que vas a tener a la pareja 1 o 2. No buscamos entrenar a los mejores, si no conseguir que nuestros jugadores se conviertan en los mejores del mundo. Eso lleva tiempo.
Nos gusta tener chicos y chicas jóvenes, que aprendan nuestros valores y nuestra metodología, moldearlos para que puedan llegar. Habrá épocas en que no tengas a los mejores, pero lo hemos conseguido muchas veces.
P. La métrica es más tener muchas parejas entre las 32 primeras que tener a las de arriba del todo
R. Justo, yo me quedo más con eso. Tener la 1 y la 2 nos abre puertas y nos da visibilidad. Llevamos una racha de dobletes semana tras semana muy de locos, en los que además los jugadores agradecen a la academia porque saben que el trabajo es de todos y nos hace ser más reconocidos.
De nosotros depende trabajar bien, luego que se queden o no en la academia puede depender de muchos factores que no podemos controlar.
P. ¿Qué hacéis para internacionalizaros?
R. Tenemos clubes certificados con nuestra metodología en diferentes partes del mundo, y formamos a entrenadores para que sigan nuestro método. Esto es esencial para el crecimiento del pádel a nivel internacional, ya que la falta de técnicos preparados puede ser el cuello de botella en el desarrollo del deporte porque la gente se estanca.
Nosotros conseguimos que personas que no son jugadores excepcionales se conviertan en buenos técnicos. Yo no sé si el profesor de matemáticas de mi hijo es el que mejor hace sumas y restas, sigue una metodología que funciona. Intentamos hacer lo mismo.
P. ¿Cuáles son tus apuestas de futuro entre los jugadores de la academia?
R. Manu Castaño. Tiene 15 años y se ha metido en semis del absoluto de Madrid, tiene mucho potencial. Igual que Lucía Dionisio, campeona Junior de Madrid. Más consolidados, apuesto por Fran Guerrero y en chicas Noa Cánovas, Jimena Velasco y Sofía Saiz. En unos años estarán arriba.
Fotos: M3 y Premier Padel