Eli Amatriain
🎾 Pádel

Entrevista a Eli Amatriaín: «Tuve pánico, sentí que engañaba a los aficionados»

Hace poco más de un mes anunció su despedida. Lo hizo con discreción y una sonrisa, sus señas de identidad. Elisabeth Amatriaín Armas (1984, Logroño), ‘Eli Amatriaín’ para los padeleros, puso fin a una exitosa carrera en la que alcanzó fugazmente el número 1 del mundo y deja un legado todavía más profundo fuera de la pista. No se le conoció una mala cara y casi nunca perdió ese atisbo de alegría.

Seguramente una de las claves fue su control emocional, algo en lo que decidió profundizar tras embarcarse en los estudios de psicología, ahora su nueva profesión. Es su vocación, o su otra vocación, más bien. Lo lleva en las venas. Se nota, porque aunque es una excelente oradora y conversadora, su tendencia natural es a preguntar y escuchar. La jugadora atiende en exclusiva a Legal Sport.

Eli Amatriaín se sincera en Legal Sport

Pregunta. ‘Amatri’, ‘Lilibeth’ o ‘Pachorrín’. ¿Cómo prefieres que te llame?

Respuesta. [Risas] Esos ya son antiguos, ¿eh?

P. ¿Quién te puso lo de ‘Pachorrín’?

R. Fueron Vanessa Martínez y Carolina Navarro, porque decían que era muy tranquila, muy pachorra. ‘Amatri’ se lo decían a mi hermano, al que poca gente llama David. Yo era la hermana de Amatri.

P. Ahora él será el hermano de ‘Eli’.

R. No creas, dejó huella. Era muy pillo y volvía locos a los profesores. Yo me portaba bien y eso se recuerda menos. ‘Lilibeth’ me lo puso un amigo de Logroño, diminutivo de mi nombre, Elisabeth.

P. ¿Cómo va la transición hacia tu nueva vida laboral?

R. La verdad es que tengo mucho trabajo. No me quejo, soy afortunada, casi no ha habido ni transición. Estoy trabajando con bastantes pacientes. Sí que hay un punto de incertidumbre cuando te levantas por las mañanas y no vas a hacer deporte. Eso se echa de menos. A veces tengo un hueco de una hora entre dos sesiones, me calzo las zapatillas y me voy a correr, que no lo había hecho en la vida.  Pero el cuerpo ahora me lo pide, necesita sudar. Pero en general, estoy bien.

P. Jugaste tu último partido un miércoles y el lunes ya tenías trabajo.

R. Eso es, fíjate, el jueves lo pasé en Menorca con mi familia. Y el viernes Darío —Darío Magro, locutor de World Pádel Tourme preguntó si podía ir a comentar los partidos en la televisión. El lunes empecé con las prácticas de un máster que estoy haciendo. No he tenido ni vacaciones. Ya las tendré.

Darío Magro, la voz del pádel: «Ninguna disciplina hace 15 o 20 horas de retransmisión»

P. ¿Tus sesiones son a jugadores profesionales de pádel o tienes deportistas de otras disciplinas?

R. Tengo otras disciplinas deportivas y no todas las sesiones son deportivas, también hago terapia personal. Eso me da un abanico más amplio de pacientes, que para mí es muy enriquecedor.

P. ¿Se extrapolan problemas y soluciones de un lado a otro, entre distintos deportes o del deporte a la vida personal?

R. Al final hay bloques comunes. Si una persona tiene ansiedad, un tema bastante recurrente, se ve reflejado en su rendimiento deportivo o en su trabajo. Además, el deportista también es persona y si tiene ansiedad no sólo hay que trabajar lo que afecta a su rendimiento deportivo, también en lo que afecta a su día a día.

P. El deportista cree que la ansiedad viene de los resultados deportivos, pero a lo mejor viene de un problema que tuvo 2 o 3 años antes.

R. Claro. Fíjate que está la ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Hay personas que tienen tendencia a la ansiedad por su forma de ser. Otras veces se manifiesta de forma puntual por un hecho o momento concreto.

P. ¿Qué es el síndrome del impostor? 

R. El síndrome del impostor es esa sensación que puede tener la persona de estar engañando a otros. Se suele relacionar a veces con estados de confianza bajitos, en los que la persona cree que no tiene los recursos para estar en esa situación. Esto le produce una ansiedad tan alta que al final cree que está engañando a otros.

P. ¿Cómo puede ser que tú lo tuvieras siendo una de las mejores jugadoras del mundo?

R. La gente piensa que porque alguien tenga experiencia tiene que tener los recursos para afrontar esas situaciones. Pero tú te cuentas las situaciones con un filtro que puede ser negativo y fue lo que me pasó en 2018, probablemente porque no estaba teniendo los resultados que quería. Eso me llevó a tener una especie de pánico a los grandes estadios, porque sentía que engañaba a los que pagaban su entrada.

P. ¿Cómo trabajaste este aspecto Eli Amatriaín?

R. Las dos patitas que maneja la ansiedad de un deportista son los recursos que cree que puede tener para afrontar esa situación y cómo la interpreta, si como un reto o como una amenaza. En aquella época yo consideraba que no tenía los recursos porque jugaba muy lento y no conseguía adaptar mi juego a lo que el pádel de ese momento demandaba. Mi nivel de confianza bajó e interpreté esa situación como una amenaza.

P. Afectaron comentarios externos de personas o de las redes sociales.

R. Imagino que siempre tienen cierto peso, al final estamos muy expuestos, ya no sólo a las redes sociales, que pueden ser opiniones ajenas de personas que no conocemos, también a las palabras de tu entorno cercano.

Porque al final era una realidad: Patty —Patty Llaguno, su compañera durante 9 temporadas— y yo teníamos un estilo de juego que no era agresivo y quizá lo que se premiaba o está mejor visto es tener la iniciativa y hacer que las cosas dependan de ti porque tú propones en la pista.

«Nunca he necesitado que nadie maneje mis redes sociales»

 

Pero entonces yo decía si ellas en ese estilo agresivo son mejores que yo, ¿por qué voy a competir contra sus fortalezas? Voy a llevarlas a las mías que son agarrarse atrás, hacer que el punto dure mucho y obligarles a que me ganen el punto muchas veces. Así fue como resolví esa situación.

P. Casualmente era la época de dominio de Mapi y Majo Sánchez Alayeto, con su pádel súper agresivo. Vosotras erais las rivales que más se le atragantaban. Al pádel no gana quien más le pega, sino quien mete más bolas.

R. Yo desde mi fortaleza, que es la resistencia, voy a tratar de atacar la debilidad de mi rival, que es que se le agote la paciencia. Eso durante un tiempo dio sus frutos. Yo sabía que no era bonito vernos jugar, pero es que a mí no me interesaba que fuese bonito. Me interesaba ganar.

P. ¿Has tenido gente manejando tus redes sociales, Eli Amatriaín?

R. Nunca fue necesario porque yo las he querido hacer muy mías. Hay jugadores que sienten que les distrae mucho, que les quita mucha energía y tiempo. Entonces, si alguien te ayuda a gestionarlo, mejor.

P. Llegaste tarde al pádel, con 17 años viniendo del tenis. Y aún así llegaste a lo más alto del pádel mundial.

R. En realidad, con 17 dejé el tenis, pero al pádel llegué con 21 y empecé a competir con 24. Ahora veo a chavalitas de 12, 13 o 14 años que la parten. Las veo hacer cosas y digo, ¿eso cómo se hace?

Eli Amatriaín.

Eli Amatriaín.

P. Me encanta la frase de Nerone: «Juguemos con golpes que tengamos todos».

R. Antes había menos jugadoras, por eso pude llegar en sólo tres años a la élite. Ahora vienen preparadas desde muy jovencitas. Es la evolución natural de un deporte en crecimiento. Me ha tocado jugar contra niñas con las que yo decía «no sé dónde va a venir la pelota».  Y la capacidad de anticiparme y ver el juego era uno de mis puntos fuertes. Pero ahora todo va a otra velocidad.

P. Me apasiona el pádel como partida de ajedrez. Jugar diferente en función de la compañera, los rivales, el día que tiene cada uno…  ¿Crees que esa parte tan táctica se puede ir perdiendo con tanta potencia?

R. Yo creo que la parte táctica va a estar ahí siempre. Al final evolucionan los golpeos pero las parejas que están arriba son las que toman mejores decisiones durante mayor cantidad de tiempo. Para mí la diferencia es especialmente mental. Si yo tengo dos opciones, tengo que elegir entre A y B. Cuando manejas cinco opciones porque tienes esa calidad técnica, lo que hay que enseñarle al deportista es a elegir bien. Lo que diferencia a los que están arriba de los que están un poco más abajo es la toma de decisiones en los momentos importantes.

P. Fuisteis número 1 ganando 4 títulos.

R. Ahora hay 28 torneos. Hubo temporadas que nosotras teníamos un calendario de 8. Eso mentalmente es muy difícil de gestionar porque hoy en día te sale un mal torneo y tienes la oportunidad muy rápido de recuperarte, aunque también puede ser peligroso si enlazas varios malos resultados.

Entrevista a Paquito Navarro: «Nunca debería permitirse un insulto»

P. ¿Es siempre necesario un psicólogo en el equipo?

R. Lo que cada persona necesite. Si te gestionas bien mentalmente no necesitas ningún psicólogo. A gestionarse mentalmente también se aprende. Yo tuve que pasar una época difícil para decidir ir a un psicólogo y me di cuenta de la cantidad de información que me faltaba y me hubiese ayudado en momentos de dificultad.

P. ¿Qué pasa si uno necesita un psicólogo y su pareja no?

R. No tiene que ser un problema. Muchas veces se trabaja a nivel individual con el deportista. Patty y yo fuimos al psicólogo en 2018 juntas, pero había sesiones que hacía yo individualmente. Obviamente es un trabajo mucho más enriquecedor como equipo, pero no es una obligación ni mucho menos.

P. ¿Vuestra entrenadora Neki Berwig hacía también la labor de psicóloga?

R. Sí, sí. Ella cubría la parte emocional porque nos conocía mucho. Llegábamos al banquillo y la mayor parte de las veces no había que decirle nada.

P. Cuéntame aquella anécdota de Valladolid.

R. En un partido, creo que era contra Marta Ortega, estábamos en el tercer set 5-2 arriba. No conseguimos cerrar y fuimos al banquillo con 5-4. Entonces Neki le dijo a Patty: “Quiero que dejes de mirarme a mí. Quiero que te metas dentro y me ganes este partido». Nos metimos y ganamos 6-4. Al acabar me dice Patty: “¿Has visto a Neki en el último juego?”. Yo le dije que no, y me contó que estaba de espaldas mientras jugábamos. No miraba porque no quería que Patty la mirara.

P. Así que Patty sí miró [risas].

R. Sí [risas]. Pero le dijeron que había que cerrar y cerró. Imagínate la gente en la grada, viendo a la entrenadora de espaldas.

P. ¿Qué es lo más diferencial en la psicología del pádel respecto a otros deportes?

R. Precisamente la parte de la comunicación, porque hay una interacción muy constante. Igual que un buen entrenador no es aquel que tiene un método si no el que sabe adaptarlo a lo que necesita el jugador, en la comunicación con la pareja pasa igual. Tú puedes comunicarte muy bien, pero tienes que saber qué es lo que necesita tu compañero. Hay jugadores que cuando las cosas van mal necesitan que su compañero les apoye y hay otros jugadores que necesitan que su compañero les deje en paz.

P. ¿Es un deporte individual?

R. A nivel mental es un deporte que tiene una parte muy individual de gestión de uno mismo, pero luego tiene otra parte de interacción directa con otro. Si tienes un mal día, no se puede disimular. No es colectivo pero tampoco es individual. Es de pareja.

P. Eli Amatriaín, ¿te especializarás en psicología deportiva?

R. Me encantaría compaginarla con la terapia personal porque me ayuda mucho a tomar conciencia de la realidad. Una de las cosas que hablo con los deportistas es que tienen una vida privilegiada.

Ellos mismos crean problemas de situaciones que viéndolas desde fuera dices: no es un problema, perder un partido no es un problema. Y la clínica me pone en contacto con la realidad, me hace tener los pies en el suelo. Una persona con una enfermedad, eso sí es un problema, una dificultad real.

Los deportistas profesionales tienen mucho miedo a perder lo que han conseguido, que al final es un status en muchos sentidos. Yo intento que recuerden cuándo y por qué empezaron en esto y todo lo que ha cambiado a mejor. Has ido consiguiendo deseos y los estás convirtiendo en necesidades.

P. ¿Tú crees que son conscientes de que son privilegiados?

R. Yo creo que lo son, pero a veces el micro mundo en el que viven les lleva un poco a perder el contacto con la realidad.

P. En tu paletero nunca faltaba un libro De hecho tu ritual era leer antes de saltar a la pista. ¿Qué libro me recomiendas?

R. El último libro que he leído, que me gustó mucho y recomiendo, se titula Dignos de ser humanos de Rutger Bregman.

P. ¿Vas a seguir el pádel en primera fila o tomarás un poco de distancia?

R. De momento no me retires porque jugaré la liga de Estados Unidos, en el equipo de Los Ángeles. Son 4 semanas, 4 ‘findes’ seguidos. Cuando fiché parecía que íbamos a jugar las jubiladas, pero han ido anunciando nombres y veo que no me voy a librar de estas petardas ni allí. Me van a hacer entrenar otra vez como si estuviese compitiendo [risas].

Creo que seguiré el pádel de cerca porque también trabajaré con jugadores y ver sus partidos me da mucha información, además de que disfruto claro.

P. ¿Y la experiencia como comentarista? Eli Amatriaín, ¿te ves compaginando esa labor con la de psicóloga?

R. Es algo que me gusta y si tuviera alguna oferta tendría que pensarlo, porque puede tener ciertas incompatibilidades. Saber cómo funciona la mente de un jugador y luego tener que comentar un partido suyo es complicado.

P. Esperabas el homenaje de World Pádel Tour en Menorca.

R. El día anterior Nacho (Palencia) me dijo que había algo preparado para mí, para el último partido. Me dijo: “Avisa a tus compañeras para que estén las que tú quieras”. Y la verdad yo no avisé a nadie. Me parecía un acto de egocentrismo. Sólo se lo comenté a Patty. Mi sorpresa fue cuando llegué al partido y estaban ahí todas. Eso para mí fue mi mejor premio.

Ir al contenido