Rafael Nadal
🎾 Tenis

Nadal juega al escondite para ganar Roland Garros

Rafael Nadal, cerca de cumplir 37 años, no mira el ranking. Cada vez es víctima de más lesiones, algo que imposibilita un nuevo ascenso al trono. Por eso no le importó caerse del top ten por primera vez desde hace 18 años cuando anunció su renuncia a Indian Wells y Miami, los primeros Masters 1000 de la temporada —y más relevantes—. El español solo piensa en ganar el pulso a Novak Djokovic, un reto complicado que pasa por alzar el Grand Slam número 23 en Roland Garros. Para ello, el manacorí ha escogido jugar al escondite.

No es la primera vez que lo hace. Ningún tenista ha lidiado con tantas lesiones de una forma tan exitosa. Desde el inicio de su carrera ha atravesado contratiempos. En total, más de una veintena. En muchas ocasiones ha regresado con una versión mejorada, pese a que la inactividad debería haberlo castigado. El hecho más reciente lo ejemplificó en 2022, cuando reapareció con 22 triunfos consecutivos después de acabar la temporada anterior en el mes de agosto.

Su dinámica ahora no es tan positiva. Tras cerrar el curso pasado de forma descafeinada, inició el 2023 con dos derrotas consecutivas por tercera vez en su dilatada trayectoria. El Abierto de Australia era un reto mayúsculo, pero real si en las primeras rondas Rafa adquiría confianza. No tuvo tiempo. Una nueva lesión en segunda ronda le obligó a parar. Otra vez el físico, ese que amenaza con retirarle antes de tiempo.

Desde entonces han surgido innumerables fechas para su regreso. La gira americana, con Indian Wells y Miami era una tentación, pero Nadal no contempló esa posibilidad. Lo hizo oficial esta semana, pero lo sabía desde mucho antes. De ahí que ignorase el cemento para entrenar directamente sobre la arcilla; su oasis, donde siempre, por muy mal que esté, resulta casi imbatible.

El año pasado, sin ir más lejos, Nadal solo pudo preparar Rolan Garros en Montecarlo y Roma. Su bagaje fue pésimo, con tres triunfos y dos derrotas —ante Alcaraz y Shapovalov—. Pese a todo, Nadal llegó a París y tumbó a todo el que se presentó en su camino para alzar su 14º título en Francia. De ahí que su plan pase por esconderse, entrenarse en la sombra y aparecer con el trofeo bajo el brazo. Porque cuando sus rivales quieran cazarle será demasiado tarde.

No se conoce su hoja de ruta, pero, si el físico lo permite, Nadal estará presente en todos los torneos. En Montecarlo, donde ha ganado 11 veces —no lo hace desde 2018—, Barcelona (12), Madrid (5) y Roma (10). El manacorense va camino de las 500 victorias sobre arcilla, donde no ha perdido ni 50 partidos —un porcentaje de éxito superior al 90%—. Las cifras hablan por sí solas: nadie domina una superficie como Rafa la tierra batida.

Nadal y ‘Nole’: continúa el pulso

Novak Djokovic es otro distinto al del pasado año. La polémica de la covid-19 por su negativa a vacunarse le ha hecho volver más voraz que nunca. El serbio ha recuperado el trono, ha igualado a Nadal y sueña con superarle en campo rival. Lo tiene todo a favor, pero también en contra. Porque el factor psicológico juega sus cartas, y en París el español le tiene minada la moral (8-2 en el cara a cara). Precisamente, la última vez que se vieron las caras fue en la Phillipe Chatrier.

Muchas incógnitas sobrevuelan ahora sobre un circuito repleto de ausencias o con sus hasta ahora máximos exponentes en horas bajas. Ese escenario pinta bien para Novak, pero la temporada es larga. Nadal, escondido, lejos de los focos, prepara su regreso. Otro de muchos. Y con la tierra como aliada, su amenaza se hace grande. Porque París solo le ha visto hincar la rodilla en tres ocasiones. Y Nadal, cada vez más cerca de su retirada, no quiere que haya una cuarta.

Ir al contenido