⚽ Champions League

Provedel traumatiza a un Atlético que cantó victoria antes de tiempo contra la Lazio

El Atlético de Madrid regresó a la Champions de la misma manera de la que se fue eliminado hace diez meses, con una jugada rocambolesca en la que Ivan Provedel, portero de la Lazio, empató (1-1) el encuentro cuando ya se había cumplido el cuarto minuto de añadido. Pudo haberlo sentenciado antes el equipo madrileño, que se adelantó por medio de Pablo Barrios a la media hora, con la colaboración involuntaria de un Daichi Kamada que desvió su disparo de larga distancia. Las sensaciones, mejores que el resultado, tras el duro varapalo sufrido el sábado frente al Valencia.

🧱 Simeone propuso un Atlético de mínimos

El plan de salida de los rojiblancos fue bastante precavido. Conscientes de que a Maurizio Sarri y a su Lazio les vienen como anillo al dedo los rivales que se estiran y agrandan el espacio entre líneas, Simeone antepuso que pasase lo contrario, aun a riesgo de tener menos tiempo la posesión y de que los locales la tuviesen más cerca de Oblak que de Provedel. Pero, a veces, cantidad no es sinónimo de calidad, y en este caso los romanos fueron bastante planos. El que más se salió del guion fue Mattia Zaccagni, uno de los más dotados en lo técnico, que no dudó en encarar e hizo sufrir a Nahuel Molina. Mucho más desapercibido pasó Felipe Anderson en el primer periodo, que es otra pieza angular para elevar el techo de los celesti y que hoy, con Samuel Lino como carrilero izquierdo, sacó poco partido a su fantasía intermitente.

La más clara para la Lazio antes del descanso la tuvo Luis Alberto, uno de los futbolistas más inspirados de la Serie A, que a punto estuvo de sorprender al meta esloveno con una volea desde la frontal que solo se le ocurre a quien irradia confianza. Pesó menos que de costumbre en el juego, eso sí, en parte, por lo compacto que estuvo el bloque colchonero. A Morata y Griezmann, en la primera mitad, les tocó picar piedra. Correr detrás de la pelota, cerrar líneas de pase por dentro y, además, bregar en las salidas en largo de un Atlético que no quiso rizar el rizo para no perder balones comprometidos en campo propio. En una de ellas, Nahuel Molina temporizó y asistió a Barrios, que marcó su primer gol en la Champions.

🦩 Y Griezmann, uno más disfrutón

El canterano, que vive un momento dulce en el Atlético de Madrid como mediocentro del 1-3-5-2 sin Koke, lesionado, dejó una de las peores noticas posibles, en el momento que también tuvo que abandonar el terreno de juego con molestias. La solución de emergencia, en la posición de ‘5 que tantos quebraderos de cabeza le da al ‘Cholo’ desde hace años, fue Witsel. Cumplidor como central en el primer acto y, tras la entrada de Giménez, como ancla por detrás de Saúl Níguez y de un Marcos Llorente muy profundo en el segundo.

Pero, realmente, el que le cambió la cara al partido fue Antoine. Cuándo no. Fue pausa y aceleración para amenazar a campo abierto, con salidas mucho más fluidas en corto. Juntó al equipo a su alrededor y rompió líneas laziales cómo y cuándo quiso. Por no hablar de sus intangibles defensivos, innegociables como siempre. Terminó, incluso, como interior cerebral, mientras Simeone buscaba amenaza con Correa en el frente de ataque y frescura con Riquelme en el carril izquierdo que tan huérfano ha dejado Carrasco.

Oblak tuvo poco trabajo hasta los minutos finales. Ni Isaksen, ni Guendouzi, ni Pedro Rodríguez agitaron lo suficiente el partido. En la que más exigido se vio fue en un zapatazo de Cataldi que llevaba olor a red en el minuto 93. Demasiado cruel como para no dejar una de las paradas de la noche, pensaría. La otra, fue una imprecisión suya con balón, que después solventó para negarle el tanto a Ciro Immobile. El encuentro parecía muerto hasta que, de nuevo, con los visitantes muy hundidos en su propio área, la última acción del partido dejó otra estampa surrealista que los rojiblancos añaden a su cuantiosa colección de traumas. Desde luego que los descuentos en la Champions no son lo suyo.

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