Vítor Machado Ferreira, alias Vitinha, siempre tuvo algo especial. Es uno de esos peloteros vistosos que entran rápidamente por los ojos, pero que ha necesitado un par de años de maduración para asentarse como director de orquesta de todo un PSG. Lo llamativo está en que en apenas unos meses, Luis Enrique le ha cambiado su rol sobre el campo y al centrocampista portugués le ha sentado de cine. Analizamos cómo explotó con Portugal sub-21, como se asentó en el Oporto y la manera en que se ha producido su consagración durante la presente edición de la Champions League. Con la Eurocopa a la vista, no hay que descartar tampoco que vaya a ejercer como faro de su selección, a los 24 años recién cumplidos.
🐣 Una irrupción prometedora… pero diferente
El boom de Vitinha se produjo en la primavera de 2021, tras la pandemia que aplazó el Europeo sub-21. Ese fue su primer gran torneo. Y eso que el centrocampista apenas contaba con protagonismo en el ámbito de clubes, cedido por el Oporto al Wolverhampton y dirigido por un Nuno Espírito Santo que estableció sus bases a través de una propuesta rígida y rocosa en la que un jugón como el luso no tuvo casi oportunidades. En aquel certamen, Portugal venció a España en semifinales, maravilló a Europa en su camino a la final y cayó en la última instancia ante la Alemania de Florian Wirtz, Nico Schlotterbeck, David Raum o Karim Adeyemi, entre otros.
El canterano del Oporto estuvo muy bien rodeado en el Europeo sub-21, por Pedro Gonçalves o Fabio Vieira en la mediapunta, y por Florentino Luis o Daniel Bragança como mediocentros más posicionales. Todos apuntaban maneras y, a su ritmo, con sus diferencias, todos han llegado a la élite. Aunque ninguno a la velocidad de Vitinha, ni con una proyección como la suya. Él era el nexo entre la primera y la tercera altura, un todocampista invasivo, hiperactivo y creativo, que recorría muchos metros para acercarse a la base de la jugada, iniciarla y acompañarla hasta la frontal del área, en donde también podía frotar la lámpara. Algo anárquico, tal vez, por ponerle algún pero, más por desordenado en sus intenciones que por ahorrarse esfuerzos defensivos, que no era el caso.
Fue una irrupción a lo Pedri y todo parecía apuntar a que se asentaría como interior o, incluso, mediapunta. Así explotó y así se consagró en el Oporto de Sérgio Conceição, otro técnico meticuloso en lo táctico, que anteponía el rigor defensivo al fútbol alegre que abanderaba Vitinha. Sin embargo, el técnico de los dragões no se atrevió a ponerle un cerco a sus superdotados de la redonda en la 2021/2022. Puede decirse que el estratega renunció a su abecé y consiguió que brillaran tanto el propio Fabio Vieira como nuestro protagonista. Al primero le echó el ojo Arteta en el Arsenal y, al segundo, Luis Campos en el PSG. Fue una de sus primeras apuestas como director deportivo del club. Y acertó de pleno.
🧑✈️ Con Vitinha ya nadie piensa en Verratti
El PSG desembolsó 40 millones de euros por el centrocampista portugués, cuando este acababa de cumplir los 22 años. Después de que el Oporto rechazase otra de la Bundesliga por 20, el año anterior. La idea del cuadro parisino estaba bien tirada, aunque en clave Vitinha, su destino volvía a parecer demasiado arriesgado. Y con otro estratega bastante cuadriculado como Christophe Galtier, desde su 1-4-4-2 inamovible en Lille y su prioridad por mantener el orden defensivo. Como en el Wolverhampton y, en menor medida, como en el Oporto. La historia de nunca acabar, si añadimos que en la selección portuguesa debutó de la mano de Fernando Santos. Sin embargo, en la capital de Francia ha vuelto a pesar más su talento que la competencia que se ha encontrado por el camino y que las premisas de la mayoría de sus entrenadores, unidos por el conservadurismo.
En su primer curso coincidió con Marco Verratti, Leandro Paredes, Fabián Ruiz, Renato Sanches, Ander Herrera, Danilo Pereira, Georginio Wijnaldum, Idrissa Gueye y Carlos Soler, más dos jóvenes apuestos como Warren Zaïre-Emery y Xavi Simons que pedían paso desde las inferiores. Estos pusieron en riesgo su continuidad a lo largo de la temporada, pero Vitinha acabó con 48 partidos jugados. Aún sin los galones de esta 2023/2024, pero protagonista, al fin y al cabo. Se convirtió en el que más encuentros disputó junto a Donnarumma; por delante, incluso, de Messi, Neymar y Mbappé. Galtier, al final, cambió bastante su libro de estilo y con una defensa de tres centrales por detrás, confió en Vitinha para ocupar una de las dos posiciones del mediocampo, con mucho ida y vuelta.
Marco Verratti, a Catar por obligación tras el portazo europeo
Lo que no vimos venir es lo que iba a suceder esta campaña de la mano de Luis Enrique, un entrenador de escuela antagónica a la de todos los anteriores. El español venía con la idea de dominar desde la tenencia de la pelota, aunque en sus primeros meses en Francia, dejó claro que su PSG se iba a parecer más al Barça de la ‘MSN’, que a su España. En los encuentros pasaban muchas cosas y Vitinha pronto se asentó en uno de los dos interiores del 1-4-3-3. En el izquierdo, especialmente, para compensar con su energía y su inteligencia las diagonales hacia dentro de Kylian Mbappé, resguardado por un pivote como Manuel Ugarte, fichado por 40 millones de euros también procedente de la Primeira Liga. Del Sporting CP, en este caso, para relevar a Marco Verratti, el centrocampista encargado de juntar al PSG desde la pelota a lo lago de la última década. Pero ‘Lucho’ cambió ligeramente su propuesta y Vitinha su rol sobre el campo. Una cosa llevó a la otra.
El 1-4-3-3, bastante flexible, y cada vez más, se convirtió muchos días en 1-4-2-3-1 o similares. Fabián y Zaïre-Emery ganaron protagonismo, mientras que Ugarte lo perdió hasta desaparecer del mapa. En un equipo desordenado, Luis Enrique prescindió del pivote más recuperador, para apostar por tres jugadores más dinámicos e híbridos, con mucha presencia en campo contrario. Vitinha dejó de ser un acelerador y clarificador de posesiones para convertirse en el metrónomo del PSG. Uno cada vez más riguroso y ordenado, sin tampoco ser un plantel que priorice no dejar jugar al rival. Luis Enrique sabe que tiene más pegada, más velocidad, más preponderancia física y más calidad en su sala de máquinas que casi todos sus rivales en la Ligue 1. Podía permitírselo, por ende.
La duda estaba en si con Vitinha como cerebro más posicional, junto a los apoyos de Fabián desde la segunda altura del centro del campo, el PSG podría no partirse y competir en la Champions sin caer en el mero intercambio de golpes. Entonces, Vitinha dio el paso al frente definitivo, y ya le grita al mundo que ya es una de las mejores brújulas de la máxima competición continental. El imprescindible de Luis Enrique, con más impacto en el juego que Kylian Mbappé, incluso. De la cabeza y los pies de Vítor Machado Ferreira depende la calidad en las circulaciones del equipo; sobresaliente desde sus primeros pases y los cambios de orientación cada vez más precisos y con mayor intención. En Champions promedia 3,8 envíos largos exitosos, solo superado por centrocampistas como Rodri Hernández, Toni Kroos, Joshua Kimmich (reconvertido a lateral), Ivan Rakitić y Koke Resurrección.
Vitinha se mueve menos, pero el balón le corre más. Y no por doctorarse como un centrocampista de base de la jugada, que va de atrás hacia delante, en vez de bajar para apoyar al mediocentro y volver arriba, ha dejado de tener impacto en la frontal, tal y como demostró con su gol al Barcelona o con varios (pen)últimos pases en el último tercio del campo. Eso, por no hablar de que completa el 67% de los regates intentados, prueba de que ya es uno de los centrocampistas más completos y dominantes del mundo. Por si su evolución fuera poca, ha ganado mucha interpretación de juego para interceptar balones, sin tampoco tratarse de un especialista defensivo (gana el 43% de los duelos). Luis Enrique habla de él como «un jugador perfecto para un entrenador de este estilo de posesión. Tiene todas las cualidades que uno puede desear en un centrocampista», sostiene el exseleccionador de ‘La Roja’.
Por su parte, Vitinha se deshace en elogios al técnico español: «Lo que él me empuja a hacer es increíble para mí personalmente, estoy realizando labores que no sabía que podía hacer y que creo que se me dan muy bien. Es magnífico para mí y para todos los jugadores evolucionar así. Somos mejores individual y colectivamente». Su nuevo rol le ha sentado a la perfección y así lo corrobora. «Para un jugador que se desempeña en esta posición es fundamental controlar el ritmo. Decidir si acelerar, si disminuir la velocidad, si ir hacia la izquierda, hacia la derecha, adelante o atrás. Eso es lo que me gusta. Eso es lo que tiene que hacer un mediocentro y así trato de transmitirlo con palabras y también con mis acciones».
🇵🇹 Roberto Martínez se frota las manos
Vitinha debutó con la absoluta de Portugal en marzo de 2022, a sus 22 años recién cumplidos, bajo la tutela de Fernando Santos. Este le incluyó en la convocatoria para el Mundial de Catar, aunque solo participó en tres de los cinco partidos y apenas fue titular frente a Corea del Sur, cuando los lusos ya habían certificado su pase a octavos de final. Con Roberto Martínez ha ido convocado a 11 encuentros de 12 posibles, ha jugado siete y ha partido de inicio en dos de ellos. Por ahora no es un fijo en el once, pero sí en la convocatoria.
Bajo el radar: João Neves, la referencia de la nueva estirpe de centrocampistas
Sin embargo, su reconversión a mediocentro puede ser la llave definitiva a la titularidad, para cubrir ese hueco tan complicado de llenar desde hace años en Portugal. Los principales rivales para hacerse con ese puesto son Palhinha, mucho menos creativo que Vitinha, pero más imponente en los duelos; así como un João Neves que es el más completo de todos y que ha explotado esta 2023/2024 en el Benfica, aunque es el que más tarde se ha sumado a los planes del seleccionador de origen español. La competencia vuelve a ser notoria, pero quién dijo miedo. Vitinha ya ha demostrado carácter y los mandos necesarios para comandar a una de las favoritas a la Eurocopa, en el que probablemente sea el último gran torneo de Cristiano Ronaldo como internacional.